CAPITULO III


De la obrada, acto y leyes acerca de los ganados; cuántas vezes y en qué tiempos haya havido el mayor barato pan de todos los géneros, y qué gentes han sido los más señalados en la lavor de los campos

Llamávase yugero u obrada1 lo que se podía arar en un día con una iunta de bueyes, y acto lo que de un apretón. Era éste de 120 pies; duplicado en largura hazía un yugero. Eran los dones más magníficos que se podían dar entonces a los generales y más balientes soldados lo que uno pudiese arar por espacio de un día. Llamávanse otros quartarios o hérninas, de la medida de trigo que les dava el pueblo romano.

De ahí se tomaron apellidos principales y ansí se dezían Pilumnos los que hallaron el pilo o maza con que se molían en las atahonas las mieses, y Pisones los que lo majavan. Iten Fabios, Lentulos, Cicerones, según que alguno sembrava mejor alguna cosa. La familia de los Juniosa halló nombre en los bueyes de que usava muy bien.

Y aun en los sacrificios no havía cosa más religiosa que el vínculo de la confarración, porque las recién casadas llevavan delante de sí un farro2 u ofrenda de trigo. Teníase por maldad digna de castigo labrar mal la tierra y (como dize Catón) parecíales haver loado bastantemente un hombre cuando le llamavan buen labrador. De aquí vino dezirse locupletesb los ricos, como quien dize llenos de lugares o tierras; y la pecunia o moneda, de pecus, que significa oveja. Y aún en nuestro tiempo se nombra en las tablas censorias pasto todo aquello de que el pueblo romano tiene renta, porque por mucho tiempo no tuvo otra alcavala. Y no se llamava multa o pena otra que la que se hazía de ovejas y bueyes. No se deva dexar de hazer mención de la venevolencia de las leyes antiguas en que se proveyó que ningún denunciador de pena nombrase primero el buey que la oveja.

Llamavan bubeyos ciertos juegos que celebravan por razón de los bueyes. El rey Servio fue el primero que acuñó en metal semejanzas de bueyes y de ovejas. Estava mandado en las “Doze Tablas” que, so pena de la vida, ningún hombre de barbas en rostro fuese osado apascentar de noche escondidamente ganados o segar la mies de las hazas, so pena de ser ahorcado en sacrificio de la diosa Ceres, con castigo más grave que el que se hazía al que era convencido de homicidio, y al desbarbado le diesen muchos azotes, al arbitrio del juez, o pagase al doble de lo hurtado.

También la honra y distinctión de la ciudad {de Roma} no se tomava de otra cosa, y ansí los linages o colaciones de los rústicos que tenían labranzas eran las más estimadas de todas, y aún eran transferidos a las urvanas por nota de haraganería y floxedad. Y ansí havía cuatro solas de ellas, nombradas de cuatro partes de la ciudad en que habitavan: Suburrana, Palatina, Collina y Exquilina. Tenían ferias, o días de holgar, de nueve en nueve días, en que visitavan la ciudad y no era lízito hazer en ellas electión de dignidades y oficios por no estorvar a la plebe rusticana. Reposavan y dormían sobre paja, y finalmente llamavan a la gloria adorea,c en honor de las mieses.

Y verdaderamente ponen admiración las palabras de la significación antigua, porque se lee en los comentarios de los pontífices: “Señálense días para hazer el agüero canario antes que salgan los panes o granos de su zurrón, y antes que formen sus vainas.” En las cuales costumbres no sólo bastavan sus mieses a Italia sin que se ayudase de las otras provincias, pero tenían innumerables provechos de ellas.

Manió Marcio, edil, dio la primera vez al pueblo romano cada modio de trigo3 por un ase. Minutio Augurino, undécimo tribuno de la plebe, el que redargüyó y convenciód a Espurio Melino, redujo en tres ferias {a} un ase el precio del pan. Y por razón desa buena obra que hizo le consagró el pueblo romano una estatua fuera de la puerta Trigémina, contribuyendo para ella todos. Trebio dio, siendo edil, al pueblo romano, trigo {a precio} de un ase, por lo cual se le dedicaron también estatuas en el Capitolio y Palacio, y él fue llevado el día de su sepultura luego en hombro por el mismo pueblo romano. Pero en el año que metieron a la Madre de los dioses en Roma, dizen haver havido mayor abundancia por aquel estío que en los años pasados. Al tiempo que Metello llevó grande número de elephantes en su triumpho, dizen haverse vendido cada modio por un ase, y también cada congio de vino, cada 30 libras de higos secos, diez libras de azeite y 12 libras de carne.

Acaescía esto por las grandes posesiones de los que no sufrían vezinos; antes estava provehído por ley de Lycinio Stolón que ninguno pudiese tener más que cinco yugeros u obradas, por la cual él mismo fue condenado porque, con sombra del nombre del hijo, havía excedido aquel número, y aun corría esta medida en tiempo que ya usava de demasías la República. Notoria es la plática que hizo Manió Curio, ya después de sus triumphos y de haver subiectado al pueblo romano inmensidad de tierras, en que dixo “haverse de tener por ciudadano pestilente aquel a quien siete hanegadas de tierra no abastecen”. Y esta medida se señaló a la plebe al tiempo que los reyes se acabaron. ¿Qué era, pues, la causa de tanta fertilidad, sino que entonces eran labrados los campos por las manos de los mismos generales, gozándose (según se puede creer) la tierra con la rexa laureada y con el labrador triumphal, ora tractasen ellos las simientes con el mismo cuidado que las guerras, y dispusiesen con la misma diligencia los campos que los reales, ora sucediese todo mejor a las manos virtuosas por hazerse con más curiosidad? Sembrando le hallaron4 las honras concedidas a Serano,e de donde se llamó por este nombre, estando en el Vaticano arando sus cuatro hanegadas de tierra que llaman prados Quintios. Cuando truxo a Cincinato el viator o mensajero la dictadura, le halló desnudo y lleno de polvo, no sólo el cuerpo, mas también la cara. Al cual dixo el viator: “Cubre el cuerpo; darte he un recaudo de parte del Senado y pueblo romano.” Tales eran entonces los viatores y este nombre les fue dado porque ivan muchas vezes a llamar y traher de los campos labradores para que fuesen senadores y capitanes. Pero agora se ocupan en aquel exercicio pies aherrojados, manos atadas con cadenas y rostros herrados y escriptosf no siendo sorda la tierra que es llamada madre y se dize labrarse honrándola desta manera porque se crea no hazerse esto contra su voluntad y recibiendo dello enojo. Mas nosotros maravillámonos de no suceder los mismos provechos y cosechas por mano de los esclavos que {los que} sucedían en tiempos de los capitanes victoriosos.

Túvose pues grande cuenta con dar preceptos de Agricultura también entre los estrangeros, porque lo hizieron aun los mismos reyes. Hiero, Philométor Attalo, Archelao, y los capitanes Xenophón y Magón Africano, al cual dio nuestro Senado tanta honra después de haver conquistado su ciudad que, dexadas las librerías a los grandes de Africa, le pareció que se devían traduzir en lengua latina 28 libros de él solo. Y dio M. Catón por parecer se cometiese aquesta empresa a aquellos que fuesen exercitados en la lengua carthaginense, entre los cuales fue el principal Decio Syllano, hombre de gran linage.

Ya havemos nombrado a los que pensamos seguir juntando con ellos, no ingratamente, a M. Varrón, el cual, siendo de edad de 81 años,5 pareció escrivir aquesta doctrina y arte.



a. Junix, novilla.

b. Locus, finca, y pletus, lleno. Locuples, rico.

c. Cosecha de cereales.

d. Por condenó.

e. De sero, sembrar.

f. Rostros marcados.



EL INTERPRETE


1(Obrada). Ansí llaman en algunas partes de Hespaña lo que se puede en un día cómodamente arar con una yunta de bueyes y, porque según su cualidad podría haver en ésta muy grande diferencia, le limitaron los antiguos dando a cada acto 120 pies, según lo afirma este mismo autor, y a cada yugero u obrada el doble de aquesta medida. Estos 120 pies se deven entender por lado o frente, pues cuadrados serían muy poca cosa. Y aún ansí no hazen más que 92 estadales, poco más o menos, y éstos, doblados, un yugero, como are en nuestra tierra una yunta de bueyes medianos al pie de 800. De donde se puede entender la ventaja de nuestros bueyes a los de Italia o de nuestra diligencia a la antigua, si no causara esta diversidad la diferencia de las tierras o la forma y tamaño de los arados. En otras partes de Hespaña no cuentan las tierras por obradas, antes las dividen en yugadas y éstas en hanegadas, llamando hanegada lo que cave una hanega de sembradura y au{n} de éstas hazen dos diferencias, porque la de trigo hazen de 600 estadales nuestros, de los cuales cada uno tiene cuatro varas y una ochava, y la de cevada de 400, a causa de sembrarse en una hanegada de trigo tres medias de cevada, y ansí parece ser nuestra hanegada muy mayor que el yugero de los antiguos. En Andaluzía las hazen de 450 estadales. En el reino de Murcia usan de nombre de tahúllas, que son cuarta parte de hanegada. No falta donde no miden por estadales, sino por marcos reales y aun aquéllos son en diversas partes, pero yugada llaman 50 hanegadas de tierra. La cual diversidad no deve causar admiración pues Varrón dize haver medido, en el Andaluzía y Portugal, por trigos; en Campania, por versos, y en tierra de Roma, por yugeros. Esto pasa ansí en lo que toca a las tierras de pan. Mas las viñas dividen en algunas partes por el número de las vides y en otras por aranzadas, dando a cada una 400 estadales. En éstos se planta diverso número de vides, según su fertilidad. Y ansí, en el Andaluzía, ponen en una aranzada dos mil vides y en el reino de Toledo solas 400. Mídense las hanegadas dividida la tierra en triángulos hasta no quedar parte alguna de ella, y multiplicando sus dos lados de los sobredichos triángulos el uno por el otro, porque la mitad de lo que resulta es la quantidad de aquella porción de tierra. 2(Un farro). Derívase esta palabra de far. No se toma aquí en su más particular y propria significación, antes por cualquier género de pan y ansí lo declaro en el texto. 3(Cada modio de trigo). Qué sea modio, libra, as y congio, de nuestra medida y moneda vulgar, havemos dicho en otras partes destos comentarios donde podrá hallarlo el lector. Mas porque ninguno se espante de tan grande barato, les ruego se acuerden hallarse en las historias de los reyes de Castilla, de no muchos años atrás, que un rey della echó 20 mil maravedís de pecho en toda su tierra para hazer guerra al rey de Granada, y fue tenido por tan grande que estuvo a punto de se le alzar el reino. El mismo, tractando pleito contra él una hermana suya sobre el reino de León, le dio por concierto 30 mil maravedís cada un año porque de aquesta manera se desistiese de la acción que a él tenía y el pleito se acabase. No es razón se dexe a este propósito de dezir que se halló en el sagrario de Toledo, no muchos años atrás, un testamento de un clérigo en que disponía de 20 manuscriptos hazienda en que havía muía, una panera de trigo y otras cosas de que aunque le hay no tengo memoria. Dígolo porque unas vezes vale mucho el dinero y poco las cosas de que tiene necesidad la vida, y otras, por el contrario, las cosas mucho y el dinero vale poco, y ansí se sospesa todo con este equilibrio sin que sea más de admirar lo uno que lo otro, ora sea en diversas regiones por un mismo tiempo, ora en una misma región por diversas y diferentes edades. Es de advertir que primero se toma as por una libra de cobre de 12 onzas dicha, casi, aes. Después se hizieron los ases sextantales y después unciales y de media onza, que son en nuestro tiempo cuatro maravedís, de suerte que, aunque fueran las de Libia, valía de nuestra moneda 24 cuartos.4(Sembrando le hallaron). No menores mudanzas de fortuna se ven hoy en nuestra edad, mayormente en el estado eclesiástico, de que pudiera traher infinitos exemplos si no fueran manifiestos y sabidos, será {para} algunos pesado y enojoso. 5(De 81 años). De 80 dize el texto del mismo Marco Varrón, si por ventura no hay error o depreciación en la letra como también en ésta puede haverle.

TOMO V. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO 2