CAPÍTULO IV


Cuál sea el objeto de la voluntad


Pero la voluntad es movida del fin y, los que creen ser este fin por sí honesto, parece engañarse en que no entienden amarse también los fines deshonestos. Mas los que piensan no ser el mismo fin por sí honesto, pero que parece honesto, tampoco aciertan; porque se seguiría no haver algún objeto natural de la voluntad, como ni havría algún objeto natural de la vista, si no lo fuese el color sino lo que a cada uno pareciese color. De donde viene que el objeto principal de la voluntad es por sí honesto, cual le desean los virtuosos, por el menos principal el que parece honesto, cual los malos le apetecen, porque de la manera que las cosas que verdaderamente son dulces son tenidas por tales de los que están sanos, y por amargas de los enfermos, ansí lo que parece honesto al virtuoso parece al que no lo es deshonesto.

TOMO VI.

ESCRITOS VARIOS