CAPITULO XXVI


Del origen del vidrio y del modo de hazerlo y del vidrio obsidiano y de muchas diferentes formas de vidrio


Hay una parte de Siria, llamada Phenice, muy cercana a Judea, que tiene una laguna dentro de las raízes del monte Carmelo, la qua! se llama Cendevia; désta se cree que nace el río Belo, el qual camina por espacio de cinco mil pasos al mar, junto a la Colonia Ptolemayda. Corre este río con tarda y lenta corriente; no es saludable su bevida, pero es sagrado en ceremonias; es cenagoso y de profundo vado. No muestra sus arenas sino con la refusión del mar, porque, movidas con las ondas, resplandecen lavadas de la inmundicia. Aora se cree que, mordiéndolas el mar, las aprieta y condensa, no siendo antes provechosas. El espacio de la ribera no tiene más de quinientos pasos, y sólo éste por muchos siglos ha estado engendrando vidrio. Es fama que, haviendo llegado allí una nao de mercaderes para llevar nitro, como esparcidos por la ribera aderezasen la comida y no hallasen piedras para poner sobre ellas las calderas, pusieron terrones de nitro, que sacaron de las naos, los quales, siendo encendidos, mezclada con ellos la arena de la ribera, corrieron arroyos lustrosos y transparentes de un noble licor, y que éste fue el origen del vidrio. Luego, como es astuto y sutil el ingenio de los hombres, no se contentó de haver mezclado nitro, sino que comenzó a añadir piedra imán, porque se cree que atrae a sí el licor del vidrio, también como al hierro. De la misma manera comenzaron a quemar de muchas maneras piedras resplandecientes, después conchas y arenas cavadas. Autores hay que escriven hazerse en la India de cristal quebrado, y que por esto ningún vidrio se compara al indiano. Pero cuézese con leña ligera y seca, añadiendo ciprio y nitro, principalmente oficio. Derrítese como cobre en hornos que están siempre ardiendo, y házese una masa pingüe de color negro. Es tan agudo por qualquiera parte que, sin sentirse, corta hasta el hueso qualquiera parte que se ofrece del cuerpo. Después se hunde deseas masas en las oficinas y se tiñe, y unos vidrios se forman con soplo, otros se labran a torno y otros se esculpen a manera de placa. Sidón, antiguamente, fue noble por estas oficinas, porque también havía inventado espejos. Este fue el antiguo modo de hazer vidrio. Pero ya en el mar Vulturno de Italia nace una arena blanca, seis mil pasos a la larga de la ribera, entre Cumas y Lucrino, la qual es blandísima y se muele con morteros o muelas. Después se mezcla con eres partes de nitro, o por peso o por medida, y derretida se pasa a otros hornos. Alli se haze una masa, que la llaman hammonitro, y ella se recueze y se haze vidrio puro y masa de vidrio blanco. Ya también por Francia y por España se templan las arenas de la misma suerte. Dízese que en tiempo del emperador Tiberio se halló un modo de templar el vidrio, de suerte que fuese flexible, y toda la oficina de aquel artífice fue destruida, porque no se quitasen los precios al cobre, plata y oro, y esta fama fue mucho tiempo más común que cierta. Pero qué importa: en tiempo del emperador Nerón se halló un arte de labrar vidrios, que dos medianos vasos, a los quales llamavan pterotos, se vendían en seis mil sextercios. En la especie de vidrio se cuentan también los obsidianos, que son semejantes a piedra, la qual halló en Ethiopía Obsidio, de color negrísimo y algunas vezes transparente, con vista más gruesa, y que en espejos de las paredes da sombras en lugar de figuras. Muchos hazen dello joyas, y hemos visto estatuas mazizas del emperador Augusto, que las hizo labrar aficionado a su gruesa materia: y él mismo dedicó por cosa milagrosa, en el templo de la Concordia, quatro elephantes obsidianos. Y Tiberio César embió a los sacrificios de los heliopolitanos una imagen obsidiana de Menalao, hallada allí en la heredad de aquel que havía sido prefecto de Egipto. De lo qual parece ser más antiguo el origen desea materia, aora interrumpida con la semejanza del vidrio. Xenócrates escrive que la piedra obsidiana nace en la India y en el Abruzo de Italia y junto al Océano en España. Házese también el obsidiano con cierto género de tintura para vasos de viandas, y vidrio codo colorado y que no es transparente, llamado hematino. Házese también blanco y murrhino, y el que imita a los jacinthos y saphiros, y todos los demás colores. Y no hay aora otra materia que siga más la voluntad de lo que quieren hazer della, o más acomodada para la pintura. Pero de grandísima estimación es el blanco transparente, por tener muy vezina semejanza al christal, y el uso deseo para bever ha expelido el de los metales de plata y oro. Aunque no sufre el calor si no precede algún licor frío, y echada agua en una bola de vidrio o puesta al sol se encienden de tal suerte sus rayos que abrasan los ve tidos. Los pedazos que se han quebrado, templados, se juntan tan solamente y no se pueden fundir otra vez, sino quebrados entre sí mismos, como quando hazen piedrezillas, a las quales llaman algunos abáculos, y algunas que varían los colores de muchas maneras. El vidrio, cozido con azufre endurezido, se haze piedra. Pero contadas todas las cosas halladas con el ingenio, haziendo la naturaleza arte, causa admiración que casi no hay alguna que no se perficione con el fuego.

TOMO Va. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO 2a