CAPITULO XVI


De las especies que hay de piedra imán y de sus medicinas


Dexados ya los mármoles y llegando a tratar las insignes naturalezas de las otras piedras, ¿quién duda ofrecerse en las primeras la piedra imán? Porque ¿qué cosa hay más admirable? O ¿en qué parte de naturaleza hay mayor fuerza y poder?1 Havía (como diximos) dado naturaleza voz a las piedras, que responde al hombre o que juntamente le habla. ¿Qué cosa hay más perezosa que la frialdad de la piedra? Y mirad en ésta, que la ha dado sentido y manos. ¿Qué cosa hay más fuerte para pelear que el hierro? Pero sugérase y padece su fuerza siendo traído de la piedra imán, y aquella materia domadora de todas las cosas corre a no sé qué cosa vana, y en llegando cerca, asiste y está tenida y asida como con abrazo. Por esta causa la llaman por otro nombre siderite y algunos heracleon. Fue llamada magnes por su inventor (como escrive Nicandro) y hallola en el monte Ida. Hállase en muchos lugares, como también en España. Dízese que la halló andando apacentando su ganado, viendo que se asían a ella los clavos del calzado y la punta del cayado o báculo. Sotaco muestra haver cinco géneros de piedra imán. La etiópica y la magnesia, cerca de Macedonia, a la mano derecha como van al lago Bebeyda. La tercera en Echio de Beocia. La quarta junto a Alexandría de Troya. La quinta en Magnesia de Asia. La primera diferencia es si es macho o hembra, luego en el color, porque las que se hallan en Macedonia y en Magnesia son rubias y negras.2 Pero la de Beocia tiene más de rubio que de negro. La que se halla en Tróade es negra y de femíneo género, y por esto no tiene fuerzas. Pero la peor es la de Magnesia de Asia; es blanca y que no atrae el hierro y es semejante a piedra pómez. Hase hallado ser tanto mejores quanto son más verdes. La etiópica es tenida por la más aventajada y se compra a peso de plata. Hállase ésta en Zimiro de Etiopía: así se llama su arenosa región. Allí se halla también la hematites, de color de sangre, y que si se muele despide no sólo sangre, sino también azafrán. En atraer el hierro no tiene la misma virtud la hematite que la piedra imán. La prueva de la etiópica es que también atrae a sí otra piedra imán. Todas éstas aprovechan para los medicamentos oculares, cada una en la cantidad conveniente, y principalmente detienen las lágrimas de los ojos. Y quemadas y molidas sanan las quemaduras. También otro monte, en la misma Etiopía, no lexos de allí, engendra la piedra theamede, la qual despide y aparta de sí qualquier hierro. De la una y otra naturaleza déstas hemos tratado muchas vezes.


EL INTERPRETE

1(Fuerza y poder). Dioscórides, lib. 5, cap. 105; Mathiolo en el mismo. 2(Son rubias y negras). Lucrecio, lib. 6.

TOMO Va. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO 2a