CAPITULO II


De las decurias de los juezes y quántas vezes se han mudado los nombres del orden de cavallería y de los dones militares, y quándo fue la primera corona de oro


Las mismas decurias1 fueron también divididas y diferenciadas con muchos nombres de tribunos de metal, de escogidos y de juezes. Fuera déstos havía también otros que se llamavan novecientos, escogidos de todos para guardar las cestas o vasos de los votos en los ayuntamientos y juntas que se hazían para las elecciones de oficios. Y también este orden estava dividido con la sobervia usurpación de los nombres, porque uno se llamava nongento o novecientos, otro selecto y otro tribuno. Pero, después, el año noveno del principado de Tiberio vino a tener unión el orden de cavallería, y se puso y constituyó forma y orden a la autoridad de los anillos, siendo cónsules Cayo Asinio Folión y Cayo Antiscio Vetere, año de la fundación de Roma setecientos y setenta y cinco, lo qual nos puede admirar haver sucedido con una pequeñísima causa, porque Cayo Sulpicio Galva, mientras que procurava cuidadosamente alcanzar fama acerca del Príncipe con las penas de las osterías y bodegones, dio querella en el Senado que vulgarmente los instituidores de aquella culpa se defendían con los anillos. Y por esta causa fue ordenado y consticuydo por ley que ninguno tuviere derecho de poder traer anillo de oro, sino aquel que fuese noble y que su padre y abuelo paterno huviese tenido de hazienda quarrocientos sextercios. Y, según la ley Julia de los teatros, no se pudiese sentar en los catorze órdenes de asientos. Después, cada uno comenzó a pretender y procurar esta dignidad. Y por estas diferencias, el emperador Cayo añidió la quinta decuria: y nació tanta arrogancia y fausto, que las decurias que debaxo del emperador Augusto no se havían podido llenar, no caben aora en aquel orden. Y a cada paso llegan también a traer aquel ornamento los que se han hecho libres de esclavos, lo qua! nunca antes se havía hecho, porque con el anillo de hierro se conocían los cavalleros y juezes, y comenzó a ser esto tao común y confuso que delante del emperador Claudio, en su censura, Favio Próculo, uno de los cavalleros, acusó a quatrocientos reos por esta causa. Y así, mientras este orden se aparta y separa de los nobles, se comunicó a los siervos. Pero los Gracos fueron los primeros que con nombre de juezes instituyeron el dividir y separar este orden en la discordia popular, con injuria y afrenta del Senado. Después, vencida y apaciguada esta discordia, la autoridad del nombre, con vario suceso de las sediciones y contiendas, se afirmó en favor de los publicanos: y por algún tiempo tuvieron ellos la tercera parte del poder. Ultimamente Marco Cicerón en su consulado estableció el nombre de cavallería, conciliándote con el Senado, celebrando haver él procedido de aquel orden, y buscando o procurando sus fuerzas con la particular del pueblo. Desde este tiempo, llanamente se hizo este tercero cuerpo en la República, y comenzó a juntarse con el Senado y con el pueblo romano el orden de cavallería, por la qua! causa también aora se escríve y nombra después del pueblo, porque fue el último que se juntó con ellos. Fuera desto, el mismo nombre de cavalleros se varió muchas vezes. También en aquellos que se traían para que anduviesen a cavallo, porque en tiempo de Rómulo y de los otros reyes fueron llamados céleres, después flexúmines, después trósulos, haviendo ellos ganado en Toscana, desta parte de Bolsena nueve millas, sin alguna ayuda de infa ntería, un pueblo del mismo nombre y este apellido les duró hasta después de Cayo Graco. Y es cierto que Junio, el qua! por su amistad fue llamado Gracchano, Jo dexó escrito con estas palabras: “Lo que pertenece al orden equestre. Digo, que de antes los llamavan trósulos y aora los llaman équites, y es porque, no entendiendo qué signifique el nombre trósulos, se avergüenzan muchos de ser llamados con este nombre, pero la causa mostrada arriba le expone y declara: y así también hasta aoca, aunque no quiera n, se llaman trósulos’’.

Hay también algunas diferencias en el oro, que no es razón dexarlas en silencio. Fue costumbre dar a los soldados auxiliares y estrangeros collares de oro, pero a los ciudadanos no, sino de plata. Fuera desto, dieron a los ciudadanos manillas o brazaletes, los quales no se clavan a estrangeros. Los mismos (para que más nos admire ) dieron coronas de oro a los ciudadanos. Quién fue el primero a quien se dio no lo he hallado, pero qu ién fue el primero que la dio lo escrive L. Pisón, d iziendo: A. Posthumio dictador, haviendo expugnado el campo y reales de los latinos, junto al lago Regilo, dio esta corona de la presa y despojos a aquel por cuyo valor y esfuerzo principalmente se ganaron. Y Lelio Lentulo, cónsul, la dio a Sergio Cornelio Merenda, haviendo ganado un pueblo de los samnites. Pero Pisón dio a Frugo, su hijo, una corona de cinco libras de oro, de su propio dinero, y esta corona la mandó por su testa mento a la República.


EL INTERPRETE

1(Las mismas decurias). Alex. ab Alexandro, lib. 2, cap. 24, y lib. 5, cap. 2. Estos quitó Julio César. Suetonio {en} Julio, cap. 41. Revardo, Protribun., cap. 11, y caps. 19 y 20, y Turnero, lib. 29, cap. 16.

TOMO Va. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO 2a