CAPITULO II


De los ingenios y mansedumbre de algunos peces, y adónde toman la comida de la mano y adónde dan respuestas los peces


Cosas me parecen también maravillosas los ingenios o indusrrias que Ovidio escrivió de los peces en aquel volumen que se intitula Halieuticon. Dize que el scaro1 encerrado en las nasas, no procura romperlas para salir con la frente, ni meter la cabeza en las texidas mimbres, pero buelto al conrratio, con los espesos golpes de la cola ensancha las entradas y así, estrivando hazia arrás, rompe y sale. Y si acaso otro scaro desde fuera ve aquella fatiga y lucha del que está encerrado, asiéndole con los dientes de la cola le ayuda a romper la prisión. El lobo marino,2 estando rodeado de las redes, dizen que ara las arenas con la cola, y así metido entre los surcos pasa la red por encima. La murena,3 sabiendo que es redonda y de lúbrico o desliciadizo cuero, se entra por las mismas mallas y agugeros de la red, y allí, ludiendo y fluctuando, las afloja y ensancha hasta poder salir. El pulpo4 acude a los anzuelos y los ase con los brazos, no con la boca, y no los suelta hasta roer al rededor dellos el cebo o hasta ser levantado con la caña fuera del agua. También el múgilo5 sabe que en el cebo está el anzuelo, no ignorando las acechanzas del pescador : pero es tanto el apetito que tiene de comerlo, que sacudiendo y azotando con la cola derriba el cebo y lo come. Menos tiene de industria el lobo marino en guardarse del peligro, pero tiene gran fuerza quando le pesa de haver caído en él. Porque en estando asido con el anzuelo, con tumultuoso y apresurado movimiento alarga y rompe las heridas hasta que, desgarrada la carne, se desase de la prisión. Las murenas tragan más que el anzuelo, y cogen enrre los dientes los hilos del sedal y así los roen y cortan. Esto escrive Pítheas. El mismo dize que, en viéndose presa en el anzuelo, se buelve sobre la cuerda, porque tiene el lomo agudo como cuchillo y así la corta con su espina. Lidnio Macee escrive que todas las murenas son hembras, y que conciben de las serpientes, como diximos, y por esto las llaman los pescadores con silvos, como serpientes, y las cogen. Dizen que engordan siendo acosadas, y que no las macan hiriéndolas con un palo o asta gruesa, y con una cañaheja mueren luego. Créese por cierto que tienen el alma en la cola, y que herida ésta pierden brevísimamente la vida. Pero, heridas en la cabeza, mueren con dificultad. Las cosas que han sido tocadas con el pez navaja huelen a hierro.6 Es cosa cierta que el pescado llamado orbe es el más duro de todos los pescados: es redondo y sin escamas, y todo él parece cabeza.7 Escrive Trebio Nigro que, todas las vezes que se ve el pez milano bolar fuera del agua, significa mudanza de tiempo, y que la xiphia, que es lo mismo que cuchillo, tiene el hozico agudo, y que se han visto mos, horadadas déste, hundirse en el mar Océano, cerca de un lugar de Maurirania que se llama Gorra, no lexos del río Lixo. El mismo dize que las lolígenes huelan fuera del agua tanta multitud juntas que afondan los navíos.

En muchas pesquerías de César toman los peces el alimento de la mano: pero lo que escrivieron los antiguos, admirados de que hiziesen esto en estanques, no en piscinas, fue en Floro, castillo de Sicilia, no lexos de Siracusa. También en la fuente de Júpiter de Labradío le toman las anguillas: y éstas las traen en las orejas, puestos cerzillos o arracadas.8 De la misma manera en Chío, junto al templo de los viejos. También en la fuente Cabura de Mesopotamia, de la qual ya tratamos. Porque en Miris de Licia, en la fuente de Apolo, a la qua! llaman Curio, siendo llamados tres vezes los peces con el silvato, vienen al agüero y arrebatar las carnes que los ofrecen es alegre para los que consultan lo que ha de suceder. Apartarlo con las colas es mal agüero. En Hierápolis de Siria, en el lago de Venus, siendo llamados obedecen a las vozes de los guardas del templo. Vienen adornados de oro y se rascan y refriegan adulando, y abiertas las bocas se ofrecen para que meta n en ellas las manos. En Stabiano de Campania, junto a la piedra de Hércules, toman los melanuros en el mar el pan que los dan de la mano. Los mismos no llegan a alimento alguno en que esté anzuelo.

Tampoco es ésta de las más nuevas maravillas, que junto a la isla de Pele y de Clazomenas hay peces amargos. Al contrario, junto al peñasco de Sicilia y Lepte de Africa y Euboea y Dirrachio. También son tan salados junto a Cephalonia y Ampelon y Paron y las piedras de Delo, que se pueden tener por salsa, y en el puerto de la misma isla son dulces, la qual diferencia no hay duda sino que viene del alimento con que se sustentan. Escrive Apión que el mayor de todos los pescados es el puerco, al qual llaman los lacedemonios ortragorisco, y dizen que gruñe quando le asen. Y haver también aquellos accidentes de naturaleza en algunos lugares, para que más nos admire, se muestra con exemplo manifiesto, porque en Italia, en Benevento, los salsamentas de qualquier género que sean se hazen frescos.

Casio Hémina escrive que, luego como fue edificada Roma, usaron de los pescados marinos, cuyas palabras acerca deseo pondré aquí. Ordenó Numa que los pescados que no fuesen escamosos no se comprasen, si no ofreciesen sus patrimonios a los sacrificios, o si no fuesen para combites sagrados, y por esto los procurasen y perdonasen menos al precio, para que los combites públicos y particulares y las cenas de los estados se aderezasen más presto.

Quanto entre nosotros tienen de precio las perlas orientales, de las quales tratamos suficientemente en su lugar, tanto tienen entre los indios los corales.9 Porque estas cosas se estiman según la opinión de las gentes. Engéndrase el coral en el mar Roxo, pero más negro; también en el Pérsico, y llámase iace; es loadísimo en el golfo de Francia, junto a las islas Stecadas,10 y en el mar de Sicilia, junto a Helia y Drepano.11 Nace también junto a Graviscas y en Campania, adelante de Nápoles. En Eritre es muy colorado pero tierno, y por esta causa vilísimo. Tiene forma de arbolillo y el color verde. Sus bayas debaxo del agua son blancas y blandas, pero, sacadas fuera, luego se endurecen y ponen coloradas, de la forma y tamaño de cerezas culrivadas.12 Dizen que, si está vivo, en tocándole al momento se convierte en piedra: y así es necesario asirle y arrancarle con las redes o cortarle con herramienta aguda. Por esta causa interpretan que fue llamado coral. Es el más excelente el muy colorado y muy ramoso, sin aspereza ni pedregoso ni hueco o cóncavo. No es menos preciosa la estimación de sus bayas para los hombres de Indias, que las perlas indianas para las mugeres de Roma. Sus agoreros y adivinos entienden ser cosa religiosa traerlo consigo para impedir los peligros: y así se huelgan de su adorno, por compostura y por religión. Antes que se supiese esto, adornavan los franceses con el coral los cuchillos, escudos y morriones. Aora hay tanta carestía por la buena venta, que muy raras vezes se alcanza a ver en su provincia. Tiénese por cierto que los ramillos de coral son defensa para los niños, trayéndolos ligados a sí. Quemados y hechos polvos, y bevidos con agua, favorecen contra los torcijones del vientre y males de la bexiga y de la piedra. De la misma manera, bevidos en vino o haviendo calentura, en agua causan sueño. Hazen mucho tiempo resistencia al fuego. Y con el mismo medicamento, bevido muchas vezes, dizen que se consume el bazo. Curan a los que echan o escupen sangre. Su ceniza se mezcla con los medicamentos de los ojos, porque es cierro que aprieta y refrigera. Llena las cavidades de las llagas, adelgaza las cicatrices. Lo que toca a la repugnancia de las cosas, a la qual llaman los griegos antipatía.

No hay en parte alguna cosa más venenosa que en el mar la pastinaca, la qual, como hemos dicho, con su punta quita la vida a los árboles. Pero a ésta persigue el galeo, y este mismo persigue también a otros peces, pero particularmente a las pastinacas, como en la tierra la comadreja a las serpientes. Tanta es la codicia del mismo veneno. Pero a los que han sido mordidos della los cura este pescado y también el mullo y el laser.


EL INTERPRETE

1(Scaro). Vide lib. 9, cap. 17. 2(El lobo marino). Lib. 9, cap. 16. 3(Murena). Lib. 9, cap. 23. 4(El pulpo). Lib. 9, caps. 29 y 30. 5(El múgilo). Lib. 9, cap. 17.

6(Huelen a hierro). Otros no leen ferrum olent, {sino} ferum. 7(Y todo él parece cabeza). Mejor: “y todo él es vientre”. 8(Cerzillos o arracadas). Adórnanlas, por ser tan mansas, con arracadas de oro y plata, pendientes de sus oregillas, como adornan también a los peces del lago de Venus en Siria. 9(Los corales). Ovidio: Sic est coralium, quo primum contingit auras tempore, durescit, mollis fuit herba sub undis. 10(Las islas Stecadas). Orcades.

11(Drepano). Trapana. 12(Tamaño de cerezas cultivadas). Teophrasto y Orpheo, lib. Priliston.

TOMO Va. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO 2a