CAPITULO IV


De qué manera se mejore el aliento de la boca y contra las manchas del rostro y para los males de las fauces


Afirman que se haze buen aliento de boca fricando los dientes con ceniza de estiércol de ratones, mezclada con miel. Algunos mezclan raízes de marathro.1 Si se mondan los dientes con una pluma de buytre, hazen el aliento azedo. Y si hazen esto mismo con la espina del puercoespín, pertenece a su firmeza. Las golondrinas cozidas en vino mulso sanan las llagas de la lengua y de los labios. La enjundia de ansar o de gallina las crietas. El oesipo2 con agalla, las telas blancas de las arañas y aquellas pequeñas que se texen en las vigas. Si las cosas que se toman hirviendo huviecen quemado por de dentro la boca, se sanará luego con leche de perra. Las manchas del rostro, el oesipo con miel de Córcega, que se tiene por asperísimo, las adelgaza y quita. También limpia salvado del cuero en el rostro, aplicado con azeite rosado en unas lanas. Algunos añaden también manteca. Pero si huviere pecas o albarazos, la hiel de perro, haviéndolos primero picado con una aguja. Las partes acardenaladas y magulladas, los pulmones de carneros, y de ovejas, divididos en delgadas telas y puestos calientes encima, o el estiércol de palomas. La enjundia de ansar o de gallina conserva el cuero del rostro. También untan los empeynes con estiércol de ratones, desatado en vinagre, y con ceniza de erizo en azeite. En esta curación mandan que primero se fomente el rostro con nitro desatado en vinagre. También quita los vicios del rostro la ceniza de los caracoles, que anchos y menudos se hallan a cada paso, mezclada con miel. Porque es cierto que la ceniza de todos los caracoles espesa y calienta con virtud abstersiva, y por esta causa se mezcla con los medicamentos cáusticos y se aplica en linimento para la sarna y lepra y lentígines o pecas. Hallo que hay también unas hormigas, llamadas herculáneas, con las quales, trituradas mezclándolas un poco de sal, se sanan semejantes defetos. El bupreste3 es un animal raro en Italia, muy semejante al escaravajo de pies largos. Engaña entre las yervas, principalmente al buey, y de aquí tomó el nombre. Tragado y tocada la hiel, de tal suerte le inflama que rebienta. Este, con sebo de macho de cabrón aplicado en linimento, quita los empeynes del rostro con virtud séptica y corrosiva, como se ha dicho arriba. La sangre del buytre, triturada con raíz de chamaleón blanco (ya diximos qué yerva sea) y con cedria y cubierto con una hoja de berza, sana las lepras. También los pies de langostas triturados con sebo de cabrón. La enjundia de gallo, triturada con cebolla y aplicada, sana los barros. También es utilísima para el rostro la miel en que se han muerto avejas. Pero principalmente limpia el rostro y le desarruga la enjundia del cisne. Las señales hechas en el rostro se quitan con estiércol de palomas desatado en vinagre. Hallo que se quita y tiene fin el ramadizo, si alguno, padeciéndole, besa las narizes de un ratón. La uba4 o campanilla y dolor de las fauces se mitiga con el estiércol de los corderos que no han comenzado a pazer, seco a la sombra. La uba untada con el jugo del caracol horadado con una aguja, de suerte que el mismo caracol se ponga colgado al humo. También con la ceniza de las golondrinas en miel. De la misma suerte se socorre al mal de las agallas. El gargarizar con leche de ovejas ayuda a las agallas y fauces. También el cientopiés pistado, el estiércol de palomas con vino paso gargarizado y también aplicado fuera con higos secos y nitro. Los caracoles ablandan la aspereza de las fauces y las distilaciones. Hanse de cozer en leche y, quitado sólo lo terrestre, pistarse y darse a bever en vino paso. Algunos tienen por eficacísimos los de Astipalea, y en ellas su jabón o espuma. También las ablanda el grillo, fricándolas con él, o si alguno tocare las agallas con las manos con que le ha desmenuzado. Socórrese presrísimamente a las esquilencias con la hiel de ansar, mezclada con elaterio y miel. También con el cerebro de la lechuza y con la ceniza de la golondrina bevida en agua caliente. Desta medicina es autor el poeta Ovidio. Pero para todas las cosas que se muestran de las golondrinas, son más eficaces los polluelos de las silvestres. La figura de sus nidos las da a conocer. Pero mucho más eficaces sobre todas son los pollos de las riparias. Así se llaman las que hazen sus nidos en los huecos de las riberas. Algunos tienen que se deve comer un polluelo de qualquiera golondrina, para que en todo el año no se tema padecer aquel mal. Quémanlos en un vaso ahogados con su sangre, y dan su ceniza con pan o con la bevida. Algunos mezclan también las cenizas de la comadreja de la misma manera y así también lo dan por remedio para los lamparones y para la gotacoral cada día en la bevida. También guardadas las golondrinas en sal dan a bever una dragma para la esquilencia, al qua!mal se dize que también su nido, dado en la bevida, aprovecha. Entienden ser eficacísimo remedio para las esquilencias aplicar por linimento el cientopiés. Otros dizen que, trituradas veinte y una, se han de dar en una hémina de agua mulsa por una caña, porque tocando a los dientes no aprovechan cosa. Dizen también que el ratón cozido con bervena, si se beve aquel licor, es remedio deste mal, y una correa de perro rodeada tres vezes al cuello. El estiércol de palomas, mezclado con vino y azeite. También se dize que a los males de los nervios, de la cerviz y al opistótono aprovecha ligar un sarmentillo de vid tomado del nido del milano.


EL INTERPRETE

1(Marathro). En España, hinojo. 2(Oesipo). Vide cap. 8. 3(El bupreste). Animalillo de género de cantáridas, semejante a escaravajo y venenoso. Déste hazen relación los jurisconsultos en el título Ad legem Corneliam, donde dize: Si cui temere pigmentarii dederint pytiocampas, aut buprestes, quae ambo venenata sunt, teneri pena legis Corneliae de sicariis et veneficis. 4(Uba). Campanilla del tragadero.

TOMO Va. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO 2a