CAPITULO XVI


Remedios para la gota de los pies, para la gota coral y para los siderados, y mal de hictericia y huesos quebrados


Cúrase la gota de los pies con igual peso de enjundia de oso y de sebo de toro y de cera. Algunos añaden a esto hipocístida y agallas. Otros prefieren el sebo de macho con estiércol de cabra y azafrán o mostaza, o tallos de hiedra pistados y perdido o flor de cohombrillo amargo. También el estiércol de buey con hez de vinagre. Engrandecen y alaban mucho el estiércol del ternero que aún no huviere gustado yerva, o la sangre del toro sola por sí. La raposa, cozida viva hasta tanto que sólo queden los huesos, o el lobo, cozido vivo en azeite hasra quedar a modo de cerato, sebo de cabrón con igual cantidad de helgine y tercia parte de mostaza, ceniza de estiércol de cabra con enjundia. Fuera de esto dizen ser provechosísimo, para los que padecen ceática, quemarlos por debaxo de los dedos pólices de los pies con aquel estiércol hirviendo, y ser cosa ucilísima para los males de los artejos la hiel de oso y los pies de la liebre, trayéndolos ligados. Y que si alguno corea a la liebre un pie estando viva, trayéndole de ordinario consigo, se le mitiga la gota de los pies. El sebo de oso sana los sabañones y todas las crietas de los pies, y más eficazmente añadiendo alumbre, el sebo de cabras, los polvos de los dientes de cavallo, la hiel de jabalí o puerco doméstico y el pulmón con en jundia puesto encima. Y si han sido desollados o magullados con ofensa de golpes; pero si han sido abrasados con frío, la ceniza del pelo de liebre. El pulmón de la mesma, cortado en piezas, a los magullados, o la ceniza del pulmón. Las partes adustas y quemadas con el sol se curan comodísimamente con sebo de jumento; también con sebo de vaca y azeite rosado. El estiércol reciente de jabalí o puerco doméstico, aplicado por linimento y quitado a tercero día, sana los clavos, crietas y callos; la ceniza de los talones, el pulmón del jabalí o del puerco doméstico o de ciervo. La orina del asno, aplicada en linimento con su lodo, sana las desolladuras o excoriaciones que han hecho en los pies los calzados. Y el sebo de vacas con polvo de incienso, los clavos. Y los sabañones, el cuero quemado; y mejor siendo de zapacos viejos. Y la ceniza del cuero de cabra, desatada en azeite, los males que ha causado el calzado. La ceniza del estiércol de becerro, cozida con las cebollas del lirio y añadiendo un poco de miel, mitiga los dolores de las várices, y también todas las partes inflamadas y que amenazan supuraciones. Esto mesmo aprovecha también a la gota de los pies y enfermedades de los artejos, principalmente siendo el estiércol de becerros machos. La hiel de jabalíes o puercos domésticos, aplicada en un lienzo caliente, las atriciones de los artejos, y también el estiércol del ternero que aún no haya gustado yerva. También el de cabras, cozido con miel en vinagre. El sebo de ternera enmienda la aspereza de las uñas. También el de cabras, mezclado con sandaraca. La ceniza del estiércol de ternera, desatado en vinagre, quita las verrugas, y el lodo de la orina del jumento. Haver comido los testÍculos del oso aprovecha para el mal de gota coral, o baver bebido los de jabalí en leche de yeguas o en agua; también la orina de jabalí en vinagre mulso. Y más eficazmente la que se huviere secado en su bexiga. Danse también los testículos de los puercos, añejados y molidos en leche de puerca, haviendo precedido abstinencia de vino y siguiéndose por algunos días continuos. Danse también los pulmones de la liebre, guardados en sal con la tercera parte de incienso en vino blanco por treinta días. También el quajo de la mesma. El cerebro de jumento en aguamiel, ahumado primero, puesto en unas hojas, tomando cada día media onza, o bebida la ceniza de las uñas del mesmo por todo un mes, cada día dos coclearios. También los testículos, guardados en sal y esparcidos en la bebida, mayormente en leche de borricas o en agua. La membrana de su parto, principalmente habiendo parido macho, molida, quando viene el mal de gota coral le resiste. Hay algunos que mandan comer el corazón de un borrico macho y negro, con pan, y en parte descubierta al sol el primero o segundo día de la luna; otros dizen que coman la carne y algunos que beban la sangre, templada con vinagre por quarenta días. Algunos mezclan orina de cavallo con agua de la pila de la fragua de los herreros; con la mesma bebida curan a los linfáticos. También, a los que padecen gota coral, se da a beber leche de yeguas y su lichen o empeyne en vinagre melado. Danse también carnes de cabras tostadas en la hoguera, donde queman un hombre, como quieren los magos, y su sebo cozido con igual cantidad de hiel de toro, y guardado en la bexiga de la hiel, de suerte que no toque a la tierra, y bevido en agua, al umbral de la puerta. El olor del cuerno de cabra o de ciervo, quemado, da a conocer el mal. Dízese que aprovecha a los siderados untados con la orina de un borriquillo de teta, mezclada con nardo. A la hictericia, la ceniza del cuerno de ciervo, la sangre del borriquillo nuevo mezclada con vino. También el estiércol primero que echó el jumento después de haver nacido. Dada cantidad de una hava en vino, cura este mal dentro de tres días. La mesma virtud tiene también el estiércol del potrillo de cavallo, y haze el mismo efeto. La ceniza de las quijadas del jabalí o del puerco doméstico es presto remedio para los huesos quebrados. También su lardo, cozido y ligado al rededor, suelda con admirable presteza. Para las costillas quebradas se loa por único remedio el estiércol de cabra en vino añejo, porque abre, tira afuera y de todo punto sana. La carne del ciervo impide las calenturas, como diximos y, si creemos a los magos, el ojo derecho del lobo, salado y ligado en el cuerpo, aquellas que hazen repetencias y buelven a cierto número de días. Hay un género de calenturas a quien llaman amphemerinas; désras dizeo librarse si alguno beviere tres gotas de sangre de la vena de la oreja del asno en dos héminas de agua.

Los magos, para las quartanas, mandan ligar al enfermo el estiércol del gato con un dedo de búho y, para que no tornen, no quitarlo hasta que pase el séptimo circuito. ¿Quién, por ventura, pregunto, pudo hallar esto; o qué mistura es ésta? ¿Por qué principalmente fue elegido el dedo del búho? Los más modestos dixeron que, antes de las accesiones de las quartanas, se dé a bever en vino el hígado del gato muerto en la menguante de la Luna, añejado en sal. Los mismos magos untan los dedos de los pies con orina de niños, esparciendo encima ceniza de estiércol de vacas, y ligan a las manos un corazón de liebre y dan el quajo antes de la accesión. Dase también queso reciente de cabras con miel, esprimido el suero diligentemente.

TOMO Va. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO 2a