CAPITULO X


Medicinas del puerco jabalí y de las cabras y cavallos monteses, y remedios que se toman de bestias contra todas las enfermedades


También es loado contra las serpientes el cerebro del jabalí con su sangre. También el hígado añejo bevido con ruda en vino. También su enjundia con miel y resina. De la misma manera el hígado del verraco, quitadas dél solamente las fibras, tomando el peso de quatro óbolos o bevido el cerebro en vino. Con el cuerno de las cabras, o sus pelos encendidos, dizen que se ahuyentan las serpientes, y que su ceniza bevida o aplicada por linimento aprovecha contra sus mordeduras: también su leche bevida con una tamínea o la orina con vinagre scilítico y el queso de cabras puesto encima con orégano o el sebo con cera. Fuera desto se muestran millares de remedios deste animal, como se verá, lo qualcierto me admira, afirmando que jamás carece de calentura. Mayor fuerza y virtud dizen tener las cabras silvestres,1 de las quales diximos muchas diferencias: pero otras tienen también los cabrones. Y Demócrito aumenta los efetos de aquel que nació solo. Agrada también a algunos poner por linimento en las heridas de las serpientes el estiércol de las cabras cozido en vinagre y la ceniza del reciente desatada en vino, y finalmente, aquellos que convalecen dificultosamente de las mordeduras de serpientes, estando en los apriscos de las cabras, se repararán bonísimamente. Los que quieren curarse con más eficacia, matando una cabra sacan al momento el vientre y ligan en la mordedura el estiércol caliente que se halla dentro. Otros perfuman la carne fresca con el pelo de los cabritos, y con el mismo olor ahuyentan las serpientes. Usan también de su piel fresca para las llagas, y de carne y estiércol de cavallo apacentado en el campo y del quajo de la liebre, en vinagre, contra el escorpión y musaraño. Pero dizen que los que se huvieren untado con el quajo de la liebre no serán mordidos. A los heridos de escorpión aprovecha más eficazmente el estiércol de cabra cozido con vinagre, y el lardo y caldo de su cozimiento a los que se han tragado el bupreste. Escriven también que si alguno dize a la oreja a un asno estar herido de escorpión, al momento se pasa de codo punto el mal, y que todos los animales venenosos, encendido su pulmón, huyen. También aprovecha a los heridos de escorpión sahumados con estiércol de becerro. Algunos cortan alrededor hasta lo vivo las heridas hechas con mordeduras de perro rabioso y aplican encima carne de becerro, y dan a bever el caldo de la misma carne cozida o ponen la enjundia pistada con cal. También alaban el hígado del cabrón, con el qual aplicado encima afirman que de ninguna manera son tentados del temor del agua. Alaban también el estiércol de cabra, hecho linimento en vino o en miel, y el cozimiento del tejón y cuquillo y golondrina, aplicado y bevido. A las demás mordeduras de bestias aplican queso de cabras seco, con orégano, y mandan también beverlo. Para las mordeduras de hombre, carne cozida de vaca, y dizen ser más eficaz de becerro, si no la quitan antes de cinco días. Dizen que el hozico del lobo, seco, resiste a las hechicerías, y por esta causa le fixan a las puertas de las casas de las aldeas, o granjas, y esto mismo mantienen que haze también la piel de la cerviz sola, sin carne, porque es tanta la fuerza deste animal que, fuera de las cosas que contamos, hollando los cavallos sus pisadas, los causa entorpecim iento. Su lardo es remedio para aquellos que huvieren bevido azogue. Beviendo leche de borricas pierden su vigor los venenos, principalmente si se ha bevido veleño o visco o cicuta o liebre marina o opocarpato o pharico o doricnio,2 y si el quajo huviere ofendido a alguno, porque también este veneno está en la primera coagulación de la leche. Otros muchos efetos suyos diremos, pero será conveniente acordarnos que se deve usar dello fresco, acabado de ordeñar, o no mucho después, templado. Porque ninguna leche se desvanece y pierde su virtud con más presteza. También los huesos del asno quebrantados y cozidos se dan contra el veneno de la liebre marina. Los onagros3 tienen todas estas virtudes más eficaces. De los cavallos silvestres no escrivieron cosa alguna los griegos, porque no los engendrava n aquellas tierras. Pero todos los mismos remedios se deven tener por más fuertes, siendo dellos, que de los cavallos domésticos. Con la leche de yeguas se vencen y pierden su fuerza los venenos de la liebre marina y los tóxigos. Tampoco tuvieron experiencia los griegos de los uros o bisontes, aunque las selvas de la India están llenas de bueyes silvestres: pero en proporción es justo creer que serán más eficaces todos los remedios que se tomaren déstos.

Así, también dizen que con la leche de vaca se expugnan y vencen todos los venenos, principalmente los sobredichos, y si entre ellos fuese el ephémero, y si se huviesen dado cantáridas, porque todos se echan y despiden fuera por bómito, y de la misma suerte las cantáridas con el caldo de carne de cabra. Pero contra aquellos venenos que matan haziendo llagas aprovecha el sebo de ternera o de vaca, y contra las sanguisuelas bevidas es remedio la manteca con vinagre calentado con hierros encendidos, y la misma por sí aprovecha contra los venenos: porque si no huviere azeite, se pone ésta en su lugar. Mezclada con miel sana las mordeduras del cientopiés. También entienden que bevido el caldo de la grosura de callos4 de vaca, se vencen todos los venenos sobredichos, pero particularmente los acónitos y cicutas, y también con el sebo de ternera. El queso de cabras fresco libra a aquellos que han bevido visco. Pero su leche es remedio contra las cantháridas y contra el ephémero bevida con uba tamínea. La sangre de cabras, cozida con la médula, se toma contra los venenos tóxigos, y la sangre de cabrito contra los demás. El quajo del cabrito es contra el visco y chamaleón blanco y contra la sangre de toro, contra la qual es también el quajo de la liebre en vinagre. Y contra la pastinaca y picaduras o mordeduras de todos los animales venenosos marinos; también el quajo de la liebre o cabrito o cordero, tomando canridad de una dragma en vino. El quajo de la liebre se mezcla también en los antídotos contra venenos. También la mariposa que anda volando contra las luzes de las candelas se cuenta entre los malos medicamenros. A ésta es contrario el hígado de cabra, como la hiel a los maleficios hechos de comadreja silvestre.


EL INTERPRETE

1(Cabras silvestres). Plutarco escrive ser ofendida la cabra del mal de goracoral: In quaest. roman., q. 3. 2(O doricnio). Especies de venenos que causan sueño. 3(Onagros). Asnos silvestres. 4(Callos). Omaso llamaron los latinos a la panza de vaca, que en Castilla llamamos callos.

TOMO Va. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO 2a