CAPITULO III


De las bellotas


La vellota molida sana, con enjundia salada, las durezas que llaman mal morigeradas; de más fuerza es su leña, y en todos los árboles la corteza y la túnica que está debaxo. Esta, cozida, aprovecha a los coeliacos y únctase a los disentéricos la misma vellota. Y la misma resiste a las heridas de las serpientes, corrimientos y materias. Sus hojas y bayas o la corteza o cocimiento aprovechan contra los tóxicos.1 La corteza se uncía, cocida en leche de vacas, en las heridas de las serpientes. Dase también en vino a los disentéricos y la misma fuerza tiene la encina.





EL INTERPRETE


1(Contra los tóxicos). Llamáronse ansí estas ponzoñas porque inficionavan con ellas las saetas que, por hazerse de tejo, llamavan toxus, como quien dize hierba de ballestero. Esta se haze {en} diversas naciones, de diversas maneras, como mostraremos en la historia de las plantas índicas. Pero cuál fuese el tóxico de Dioscórides y otros antiguos con que los bárbaros unctaban sus saetas, no se sabe bien, puesto caso que haya quien afirme ser el que llaman los árabes napello, aunque otros {se} inclinan a que el napello antes sea especie de acónito, y aun Plinio dize haverse inficionado las saetas con el eléboro.

TOMO V. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO 2