CAPITULO VII


De los perales, y lo que dellos se ha experimentado. Iten de las higueras y cabrahígos, del erineo y medicinas de otros géneros


El manjar que de todos los linages de peras se toma es pesado, aun a los sanos, y védase a los enfermos de la manera que el vino. Mas si se asan son muy saludables y de muy agradable sabor, principalmente las crustuminas,1 y todas las que se cuecen con miel ayudan al estómago. Házense cataplasmas de las peras para desbaratar los vizios del cuerpo y usan de su cocimiento contra las durezas. Son contrarias a los boletos y hongos y expélenlos con su peso y zumo, que ansimismo les es contrario.

Madúranse las peras silvestres muy tarde, córtanse en tajadas y sécanse para apretar el vientre, lo cual también haze su cocimiento bebido, y cuácense sus hojas con el fructo. Para los mismos efectos, la ceniza de la leña de los perales es de mayor obra contra los hongos. Las manzanas y peras se dizen ser admirablemente pesadas de llevar a las bestias de carga, aunque sean pocas; dizen ser el remedio darles primero algunas a comer o mostrárselas.

El zumo lácteo de la higuera tiene naturaleza de vinagre y ansí espesa, a manera de cuajo, la leche. Cógese antes de que madure su fructo y sécase a la sombra para abrir llagas o para provocar mestruos, aplicado con yema de huevo o bebido con almidón. Aplícanse en las podagras con harina de alholvas y vinagre. Derriba los pelos y enmienda la sarna de los párpados, cura los empeines y sarna, y relaja el vientre. Es la naturaleza de la leche de la higuera contraria a la ponzoña de los tábanos, avispas y otros semejantes animalejos y particularmente de los escorpiones. La misma, con enjundia, quita las verrugas. Las hojas e higos por madurar se aplican a los lamparones y a todo lo que se ha de ablandar o resolver; dan esto mismo, por sí, las hojas, y tienen otros provechos, como es fregar los empeines con ellas y lo pelado y todo lo demás que tiene necesidad de exulcerarse. Y aun contra las mordeduras de los perros se aplican al cuero los pimpollos tiernos de sus ramos y los mismos se ponen con miel en las llagas que llaman cerias o que son a manera de panares. Sacan con las hojas de las dormideras silvestres los huesos quebrados, y reprimen las mordeduras de los perros rabiosos con sus hojas majadas en vinagre.

Pénense en los diviesos los pimpollos blancos de la higuera negra, y con cera en las mordeduras de los musgaños. La ceniza de sus hojas se aplica en las mortificaciones de los miembros que comienzan y para gastar la carne superflua. Los higos maduros provocan orina, cámara y sudor y pápulas,2 y por esta razón son dañosos al otoño, porque se resfrían los cuerpos que sudan con este manjar, y no son provechosos al estómago sino por breve tiempo y entiéndese ser contrarios a la voz. Los postreros son más saludables que los primeros y algunas vezes medicinales.

Augmentan {los higos} la fuerza de los mancebos y hazen a los viejos mejor disposición y menos arrugas. Apagan la sed y refrigeran el calor y, por tanto, no se deven negar en las calenturas restriñidas, que llaman stegnas. Dañan los higos secos al estómago y son muy provechosos a la nuez y garganta; tienen fuerza de calentar y hazen sed; ablandan el vientre y son contrarios a los corrimientos de estómago. Son siempre provechosos a la vexiga y a los apretados de pecho y suspiriosos, y a los males de hígado, riñones y bazo. Ayudan al cuerpo y fuerzas y por tanto usavan primero los athletas deste manjar.

Pitágoras, exercitador, fue el primero que los transfirió a las carnes. Son muy provechosos a los que convalecen de alguna larga enfermedad y a la gota coral e hidropesía y aun se aplican a todo lo que ha de madurar o resolver, y más eficazmente mezcladas cal o salitre; cocidos con la hierba que llaman hysopo limpian el pecho, phlegma y tose antigua. Y aplícanse con vino al asiento, hinchazón de las mejillas y diviesos secos y apostemas de detrás de las orejas. Es ansimismo provechoso fomentar con su cocimiento las mugeres; cocidos los mismos con alholvas son buenos para dolores de costado y apostemas del pulmón. Aprovechan, cocidos con ruda, a los dolores de las tripas, y a las llagas de las canillas con flor de cobre; contra las uñas de los ojos con granadas; contra las quemaduras y sabañones con cera; a los hidrópicos, cocidos en vino, con axenxos, harina de cevada y salitre. Comidos, provocan cámaras. Aplícanse, majados con sal, contra las heridas de los escorpiones; sacan los carbuncos cocidos en vino y puestos encima. Y es singularísimo remedio del cáncer no ulcerado aplicarle higos muy gruesos, como también a las llagas que cunden. No hay ceniza de árbol que aclare más la vista; conglutina, hinche y apriete; bébese también para desbaratar la sangre cuajada, y dase a los que han recebido algún golpe o han caído. Iten a los convulsos y rotos y en sendos ciathos de agua y de azeite. Dase a los que tienen tétano y spásticos.3 Iten, bebida o echada por melecina a los coeliacos y disentéricos, y si alguno se unctare con su azeite le calienta. Iten, amasada con azeite rosado y cera, engendra en las quemaduras muy delgada cicatriz. Sana los que ven poco de día unctada con azeite y los males de los dientes fregándolos con ella.

Escríbese también que el que abajando este árbol quitare de él, sin que nadie lo vea, algún nudo con la boca vuelta hazia arriba y atado en qualquiera baldrés le colgare del cuello con licio,a sanará de las carótidas y lamparones. Su corteza, molida con azeite, sana las llagas del vientre. Los higos antes de madurar quitan las verrugas y thymos,4 mezclados con salitre y harina; la ceniza de las varas que salen de la raíz sirve de spondio. Tostada ésta dos vezes y añadido albayalde se hazen trociscos, provechosos contra las llagas y asperezas de los ojos.

Es el cabrahigo mucho más eficaz y tiene menos leche y cuájase y conviértese en queso la leche meneada con sus ramos, cogida la suya y dejada endurecer; da buen sabor a las carnes; friégase en vinagre aguado; mézclase a las medicinas corrosivas; provoca cámaras; abre la madre con almidón; llama la regla, bebida con clara de huevo; aplícase a la gota con harina de alholvas; limpia la lepra, sarna, empeine y pecas, y sana las heridas de los animales venenosos y niordeduras de perros, y aprovecha este zumo, puesto con lana, al dolor de los dientes o metido en sus concavidades.

Los pimpollos y hojas, mezclados yeros, aprovechan contra la ponzoña de los animales marinos; añaden ansimismo vino. Cuecen con poco gasto de leña las carnes de los bueyes, añadidos sus pimpollos. Ablandan los grosos5 o higos por madurar y desbaratan los lamparones unctados con ellos y todos allegamientos de humores. Y, en alguna manera, las hojas de éstos, que son muy blandas, sanan con vinagre las llagas que manan. Iten, la caspa y granos que salen a las noches. Sanan también los cerios o panales con miel, y sus hojas las mordeduras de los perros, y frescos, con vino, las llagas que cunden. Con hojas de dormideras sacan los huesos quebrados. Desbarata el fructo de los cabrahigos y los apostemas calientes sahumándolos con él, y resiste, bebido, al daño de la sangre de los toros y al albayalde y leche cuajada. También, cocido en agua y unctado, cura los apostemas de detrás de las orejas; sus pimpollos o higos más menudos• se beben en vino contra las mordeduras de los escorpiones. Destílase su leche en las heridas y aplícanse sus hojas. Iten contra el musgaño. La ceniza de sus pimpollos deshincha la campanilla; la ceniza del mismo árbol en miel cura las grietas del asiento; su raíz, hervida en vino, cura los dolores de las muelas; el cabrahigo hibernizo, cocido en vinagre y majado, quita los empeines. Unctan con las raeduras de los ramos descortezados muy menudas, a manera de aserraduras. Añádese al cabrahigo una manera de medicina admirable y es que si un mozo sin barbas, quebrado un ramo, arrancare con los dientes su corteza también impubecente y se atare su médula al cuerpo antes que salga el Sol, le preserva de lamparones. El cabrahigo rodeado del cuello de los toros, por feroces que sean, los refrena contra su naturaleza admirable, en tanta manera, que los tiene quedos e inmovibles.

También se ha de hablar en este lugar de la hierba que llaman los griegos erineo6 por razón de su parentesco. Es de altura de un palmo y tiene como cinco vastaguillos a modo de albahaca, la flor blanca y la simiente negra y pequeña. Molida ésta con miel ática cura las inflamaciones de los ojos, derrama (como quiera que se coja) de sí mucha leche dulce. Es hierba muy provechosa al dolor de los oídos mezclada con un poco de salitre y resisten sus hojas a los venenos.

Enjuagando la boca muchas vezes con las {hojas} del ciruelo, cocidas en vino, se curan sus llagas, encías y campanilla. Ablandan las mismas ciruelas el vientre y son muy provechosas al estómago aunque por poco tiempo.

Más útiles son los duraznos y su zumo exprimido en vino o en vinagre, y no hay mantenimiento más sin daño y en ninguna parte tienen menos de olor o más de zumo, pero tal que haze sed. Sus hojas, majadas y unctadas, detienen el flujo de la sangre. Las pepitas de los duraznos en vinagre y azeite se aplican contra el dolor de la cabeza.

Las bayas del ciruelo silvestre o la corteza de su raíz, si se cuece en vino stíptico de manera que quede de medio quartillo la tercera parte, quita las cámaras y dolor de vientre y basta que se tome una docena parte de un quartillo de su cocimiento.

Hállase en éstos y en los domésticos aquel bello de los árboles que llaman lidien7 los griegos, de admirable provecho contra las grietas y almorranas ciegas del asiento.

Las moras que nacen en Egipto y Chipre de su proprio género, abundan en mucha quantidad de liquor, quitada la corteza superficial y con cualquiera llaga más profunda se enjugan y desecan con admirable naturaleza. Aprovecha su zumo contra los venenos de las serpientes y cámaras de sangre; deshaze las secas y otros apostemas, cierra las heridas, mitiga los dolores de cabeza y oídos; bébenla los que tienen bazo y únctase contra los resfriados; carcómese muy presto. No hay entre nosotros menor uso de su zumo. Es contrario al acónito y arañas, bebido en vino; ablanda el vientre y expele la flegma, lombrices y otros semejantes animales del vientre; esto mismo haze la corteza molida. Las hojas tiñen los cabellos con la corteza de la higuera negra y de la vid, cocido todo junto en agua llovediza. El zumo de la misma fructa purga luego en tomándolo. La misma fructa al presente es provechosa al estómago, resfría y haze sed, y si no se come otro manjar encima, hincha. El zumo de las que no están maduras aprietan el vientre. Sin otras cosas que tiene este árbol da admiración como si fuese animal, según lo diximos tractando de su naturaleza.

Házense de su fructo panchrestos, stomátice que también se llama arteriace, desta manera: tres sextarios de su zumo se tienen a fuego manso hasta reducirse a crasitud de miel. Después se añade peso de dos denarios de omphacio seco, y de mirrha un denario, y de azafrán otro, las cuales cosas molidas juntamente se mezclan con el cocimiento. Y no hay remedio más agradable a la boca, arteria, campanilla y estómago. Házese también cocidos dos sextarios de zumo y uno de miel ática según arriba diximos. Admirables cosas son, aliende de las dichas, las que se cuentan:

Mándase coger las moras que han de ser, llamadas ricinos de los griegos, con la mano izquierda, al tiempo que echa el moral su pimpollo, antes que se hagan hojas, porque éstos, si no huvieran tocado en la tierra, detienen la sangre atados al cuerpo, ora corra de una herida, ora de la boca o narices o almorranas, y para esto se guardan. Lo mismo dizen hazer el ramo quebrado, estando llena la Luna, cuando comienza a tener fructo si no tocare la tierra y fuera atado particularmente a las mugeres al brazo es contra la sangre lluvia. Y esto mismo dizen que haze en cualquiera tiempo que fuere dellas quitado, de suerte que no toque a la tierra, y atado al cuerpo.

Las hojas del moral, molidas o secas y cocidas, se aplican a las heridas de las serpientes y valen, bebidas, contra lo mismo. Es contrario a los escorpiones el zumo de la corteza de su raíz, bebido en aguamiel con vino.

Ya es justo se diga la composición de los antiguos: Cocían hasta que tomase cuerpo de miel el zumo exprimido de su fructa madura y por madurar, mezclada. Algunos tostaban el vaso, endurecido al sol, añadida mirrha y aciprés, meneándolo tres vezes al día con una espátula. Esta era la estomátice con que traían las llagas a cicatriz. {De} otra manera exprimían el zumo de su fructa después de seca y aprovechava mucho para dar sabor a los manjares. Y en medicina contra las llagas que ivan cundiendo, contra la flegma del pecho y doquiera que contenía apretar los miembros interiores, y enjuagaban también con él los dientes. El tercero linage de zumo que se haze, cocidas las hojas y raíz, es bueno para unctar con él, juntado con azeite, las quemaduras. Aplícanse también por sí las hojas. La raíz cortada por el tiempo del agosto da un zumo muy a propósito contra el dolor de los dientes, allegamientos de humores y supuraciones y purga el vientre. Las hojas del moral mojadas en orines quitan los pelos del cuero.

Ablandan las cerezas el vientre y son inútiles al estómago, y las mismas, secas, le aprietan y provocan orina. Hallo acerca de los autores que, al que las come por la mañana con su rocío y cuexcos, se turba {el vientre} de tal manera que se libran los pies de enfermedad.

Los nísperos, sacados los setáneos que tienen naturaleza cercana a las manzanas, aprietan el estómago y detienen la cámara, como también las hierbas secas, porque las frescas son buenas para el estómago y vientre relajado.



a. Hilo de tejer.



EL INTERPRETE


1(Las crustuminas). Dichas ansí de Crustumino, pueblo de la Toscana. 2(Pápulas). No es otra cosa pápula que un ardor que exaspera y corroe el cuerpo, con unos granillos muy pequeños que van cundiendo a unas partes y otras. Llámase en griego herpes y divídese en el militar y corrosivo, según que en otras partes lo tenemos largamente tractado. 3(Spásticos). Dízense ansí los que tienen dentro del cuerpo alguna cosa encogida, porque convulsión propiamente pertenece a los músculos y nervios, como también lo que llaman los latinos ruptum, de las cuales palabras Plinio usa muchas vezes. 4(Thymos). Género es de verruga de color de tomillo, de do se tomó el nombre, delgada por la parte que está asida al cuerpo y ancha por encima, dura y áspera, menor que la pensil o acrochordon, de quien con la sesilis o myrmecia se habla en otra parte. 5(Grosos). Llámanse ansí los higos por madurar o los que nunca se maduran, como los de los cabrahigos.

6(Erineo). Erino la llama Dioscórides en el capítulo XXVII del libro cuarto. Acuérdome haverla visto muchas vezes a par de las aguas de la Hespaña. 7(Lichen). Hierba es que se halla comúnmente apegada a los peñascos y llámase vulgarmente hepática, a la cual no es la pulmonaria, también vulgar, desemejante.

TOMO V. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO 2