CAPITULO I


De las medicinas que se toman de las uvas frescas, de la caxca de la uva theriacal, pasas o astaphis, staphis agria o pituitaria y labrusca. De la nueza y vid negra, del mosto, géneros de vino y vinagre


De las uvas maduras, las negras son de más aspereza que las blancas y por eso es el vino que dellas se haze menos agradable, y las blancas más suaves por recebirse mejor el aire de lo que es transparente. Hinchan las frescas el estómago, dificultan la respiración y turban el vientre, y ansí se vedan dadas en mucha quantidad cuando hay calentura por causar pesadumbre en la cabeza y engendrar la que llamamos modorra fría. De menos daño son las colgadas, porque siendo ansí visitadas del aire son provechosas al estómago y a los enfermos, resfriando dolorosamente y desterrando el astío. Mas las que se conservan en vino dulce1 súbense a la cabeza. Cercanas son a las colgadas las que se guardan en paja, porque las que tienen en caxca son dañosas a la vexiga, cabeza y estómago, aunque se detienen las cámaras y son muy saludables a los que escupen sangre, pero las que estuviesen en mosto tienen peor fuerza que las que en caxca; házelas ansimismo inútiles al estómago el arrope. Tienen los médicos por las más sanas de todas las que se guardan en agua llovediza, aunque son las más desabridas, y dizen sentirse su deleite en el ardor del estómago y amargura del hígado y vómitos de cholera y en las hidropesías acompañadas con calenturas. Pero las que se guardan en ollas despiertan el apetito y dan gana de comer; pueden hazerse con el vapor de la caxca algo más pesadas. Si dan a comer uvas a los gallos, al tiempo que están en cierna, no tocarán della después.

Tienen los escobajos fuerza de apretar y más eficaz los de las ollas. Los granillos tienen la misma virtud. Estos son los que hazen al vino {dar} dolor de cabeza; son, tostados y molidos, buenos para el estómago. Despolvoréase su harina a manera de polenta contra los disentéricos, coélicos y estómagos relajados, y es provechoso lavar con su simiente la sarna y comezón.

Daña menos la caxca u orujo, solo, a la cabeza y vexiga que no los granillos, y es provechosa molida con sal a la inflamación de los pechos. Su cocimiento aprovecha a las cámaras de sangre, y a los coélicos antiguos, bebido y aplicado, su fomento.

Bébese la uva theriacal, de que en su proprio lugar hablamos, contra las mordeduras de las serpientes y aun tienen por bueno que se coman también sus pámpanos y pongan encima. Tienen virtud contraria a las mismas cosas el vino y el vinagre que se haze della.

Las pasas que llaman astaphidas ofenderían al estómago, vientre y entrañas si no lo remediasen los granillos que tienen dentro. Sacados éstos se tienen por provechosas para la vexiga. Son las blancas para la tose más convenientes. Sirve ansimismo para la caña del pulmón y riñones, como su vino, particularmente entre todas las serpientes, contra los hermorhoos; aplícanse en la inflamación de los testículos con harina de cominos o de culantro. Iten a los carbuncos y gota, sin cuexcos, majadas con ruda, pero es menester lavar con vino primero las llagas. Sanan los granos amoretados que salen a las noches llamados epinictidas y las cámaras de sangre con sus granillos. Pónense cocidas en azeite con cortezas de rábanos y miel en el principio de las mortificaciones o gangrenas de los miembros, en la gota y uñas movibles, con pasas y por sí; para modificar boca y cabeza se comen con pimienta.

La estaphisagria2 o staphis, que llaman algunos uva taminia (aunque falsamente, porque ésta es planta de su género), de vastaguillos negros, derechos y hojas de parras silvestres, lleva folículos más verdaderamente que hollejos verdes, y semejantes a los de los garvanzos, y en ellos un meollo de tres esquinas. Madúrase por tiempo de vendimias y házese negro, como sepamos que los hollejos de las taminias son notoriamente bermexos y conste nacer aquéllas en solanas y éstas no, sino en lugares sombríos. No sería yo de parescer que se usase de sus cuescos para purgar por su dubdoso ahogamiento, ni para desecar la flegma de la boca porque dañan a la garganta; libran, molidos, la cabeza y resto del cuerpo de la abundancia de los piojos y mezclada sandaracha más fácilmente y la sarna y comezón. Cuézense en vinagre contra el dolor de muelas, males de oído, corrimiento de las cicatrices y llagas que manan. Bébese su flor, molida en vino, contra las serpientes, porque yo cierto vedaría la simiente por la grande fuerza de su ardor. Algunos la llaman pituitaria y unctan con ella las llagas hechas de las serpientes.

Lleva también la parra silvestre el oenanthe, asaz referido, que llaman ampelon agria los griegos, que quiere dezir vid silvestre, nudosa, de hojas espesas y blancas y corteza resquebrajada. Lleva uvas bermexas, a modo de grana, que limpian el cuero de la cara de las mugeres y aprovecha a diversos males de caderas y lomos mojadas con las hojas y zumo; su raíz, cocida en agua y bebida en dos ciathos de vino de Coos, evacúa la acuosidad del vientre y por esta causa se da a los hidrópicos; ésta se creía antes ser la que llaman vulgarmente uva taminia. Usan della colgada al cuello contra todos los venenos y males, danla también a los que escupen sangre para que sin tragarse se gargarice, añadiendo sal, {tomillo} y vinagre con miel y por tanto creen ser dubdosa en las purgaciones.

Semejante es a ésta, aunque nace en los saucedales, y por tanto se distinguen en los nombres y tienen unos mismos provechos, la que llaman salicastro.3 Cura la sarna y comezón de hombres y bestias cuadrúpedes, molida en vinagre y miel más eficazmente.

Dízese entre los latinos vitis alba4 la que llaman los griegos ampelosleuce, otros ophiestaphilon, otros melotron, otros psilotro o depilatoria, otros archezosti, otros cedrostin y otros madon. Suben sus sarmientos nudosos con largos y delgados cañutos; las hojas son como pámpanos del tamaño de las de la yedra y divididas como las de las vides. La raíz blanca y grande y como rábano a los principios, de donde salen vástagos semejantes a espárragos; éstos cocidos y comidos provocan cámaras y orina. La hoja y vástagos ulceran el cuerpo y ansí unctan con ellos las llagas que cunden y los miembros que se comienzan a corromper, y vale con sal contra la pesadumbre de las canillas. Cuelga la simiente en el razimo con unas pequeñas uvas de zumo bermexo y después de color de azafrán. Saben bien esto los que adoban los cueros, porque usan de él. Unctan con el mismo la sarna y lepra; haze abundancia de leche cocido con trigo y bebido. La raíz es famosa por los muchos provechos que tiene. Bébese contra las mordeduras de las serpientes, molido en quantidad de dos dragmas, enmienda las fealdades del rostro y quita los barros, pecas, cardenales y señales, y lo mismo haze cocida en azeite. Dase a los que padecen gota coral su cocimiento, y a los que están fuera de juicio o tienen vaguido de cabeza cada día, por todo el discurso del año, una dragma. {Más quantidad turba} los sentidos. Pero es cosa excelente que sacan los huesos pelados aplicado con agua, como la brionia, por lo cual algunos la llamaron brionia blanca. La otra, que es negra, es más eficaz en el mismo uso con miel y encienso; {la viña blanca} desbarata las materias que comienzan a hazerse y madura y limpia las viejas, provoca regla y orina, házese della jarabe espeso para los que no se hartan de aliento y vale contra los dolores de costado. Iten contra los espasmos y rupturas; deshaze el bazo bebida 30 días, cada vez peso de tres óbolos. Aplican la misma con higos a las uñas que se apartan de la carne. Atrae las pares de las mugeres, aplicada con vino, y la flegma, una dragma bebida en aguamiel. Hase de sacar el zumo de su raíz antes que madure la simiente, el cual, aplicado por sí o en vinos, haze más agradable el color y enternece el cuero. Ahuyentan las serpientes. Májase la misma raíz con higos grasos, y desarruga el cuerpo si andan luego dos estadios, porque de otra manera abrásale si no se lava con agua. Lo mismo haze y más agradablemente la vitis nigra,5 porque la nueza causa comezón.

Ansí que la negra es la propria brionia que otros llaman chironia, otros gynecanthe y apronia, semejante a la primera en todo, sacando el color, porque el de ésta diximos ser negro. Diocles prefirió sus espárragos a los verdaderos en los manjares que se comen para provocar orina y deshazen el bazo. Nace por la mayor parte en los cañaverales y breñas. La raíz es por de fuera negra y dentro de color de box. Saca los huesos quebrados aún más eficazmente que la sobredicha; en lo demás esles proprio curar únicamente los cuellos de las bestias. Dizen que si alguno unctare con ella su alearía huirán de ahí las aves de rapiña y quedarán seguras las domésticas. La misma sana, en los hombres y bestias, la flegma o sangre que desciende a los calcañares, atada a la redonda.

Hasta aquí se ha hablado de los géneros de las vides, mas los mostos tienen algunas diferencias naturales porque o son blancos o negros, o participan de ambos colores; de unos se haze vino vulgar, de otros vino de pasas y haze la curiosidad humana innumerables especies, mas lo que en suma hay que dezir dellos {es} que todo mosto es malo para el estómago y agradable a las venas y que, tomado después del baño arrebatadamente y sin respirar, mata. Es contrario a la naturaleza de las cantháridas ( que son una manera de escarabajuelos dorados) y a la de las serpientes, pero principalmente de los hemorhoos y salamandras; haze dolores de cabeza y es inútil a la garganta. Aprovecha a los riñones, hígado y partes interiores de la vexiga porque las alivia, y particularmente vale contra el gusano llamado dorichnio que aquexa los bueyes. Contra {los efectos} del opio, leche cuajada, ciguta, tóxicos, bebido con azeite y tornado a vomitar. Para todas estas cosas es de menor vigor el blanco. El mosto de pasas es más agradable y haze menos dolor de cabeza.

Ya referí los géneros de vinos y muchas diferencias dellos y casi las propriedades de cada uno y no hay parte de mayor dificultad o que más cosas tenga que tractar como sea cosa larga averiguar si daña a más gente que aprovecha y de muy dubdoso subceso si su bebida es presentáneo remedio o ponzoña, porque agora solamente se tracta de la naturaleza que pertenece a medicina. Un volumen escribió Asclepiades de cómo se deva dar; fue intitulado de él y sobre éste hablaron otros innumerables {autores}. Nosotros distinguiremos estas cosas con diligencia y gravedad romana y afición de las artes liberales, no como médicos sino como jueces de la humana salud. Cosa inmensa, inexplicable sería declarar las diferencias de cada género, mayormente siendo varios los paresceres de los médicos.

Aprobaron los antiguos, entre todos los vinos, el surrentino; los que se siguieron, el albano o falerno; otros prefine {ron otras especies}. Con injusta manera decretó cada uno al que le era más agradable y puesto caso que todos fueron de un parescer, que parte de los hombres pudieran gozar destos géneros, y ya ni aun los principales {ciudadanos} pueden beberlos sinceros y puros, porque han venido a tanto estrago y abominación las costumbres que se venden aun los nombres de las bodegas, y luego en el mismo pozuelo se adultera la vendimia, de manera que se puede tener por cosa de admiración que sea más sin daño lo que es de más baxo y vil género. Estas cosas paresce hazer constantísimamente la victoria del parescer de los que havemos hecho mención, si alguno pidiere también esta diferencia. El falerno ni es saludable al cuerpo cuando es nuevo ni cuando ha venido en mucha antigüedad, porque comienza su {mediana} edad o juvenutd desde los 15 años; es éste provechoso al estómago no muy frío, y no ansí el cálido, y bébese en la tose antigua puro, con grande provecho, en ayunas. Iten en quartanas, y no hay género de vino con que las venas ansí se despierten. Aprieta el vientre y mantiene el cuerpo; hase creído escurecer la vista y no aprovechar a los nervios y vexiga. Los albanos son más provechosos a los nervios, y menos al estómago los dulces. Los austeros o stípticos son aún más provechosos que el falerno; ayudan menos la digestión e hinchan medianamente el estómago y tripas. Mas los surrentinos no tienen la cabeza y refrenan los corrimientos del estómago y tripas; los caécubos ya se perdieron. Mas los setinos que quedaron hazen cocer los manjares. El surrentino es de más fuerza, el albano más stíptico, y de menos vehemencia el falerno. No distan mucho déstos los statanos. Cosa es sin ninguna dubda aprovechar en gran manera el {vino} signio contra el flujo del vientre.

Lo demás se dirá en común. Restaura el vino las fuerzas, sangre y color de los hombres, y en éstos difiere la parte media y más templada del mundo de las que tiene a la redonda. Y cuanto a aquéllos da de fuerza la fiereza, tanto da a nosotros este liquor. Mantiene la bebida de la leche los huesos; la de las mieses los nervios, y la del agua las carnes, y por tanto hay en los cuerpos de aquéllos menos de bermexura y de fuerza, y {menos resistencia} y sufrimiento de los trabaxos. Con el vino templado se ayudan y favorecen los nervios y con el destemplado se dañan, y ni más ni menos los ojos, recréase el estómago, despiértase el apetito, embótase el cuidado y tristeza, expélese la orina y frialdad, y provócase sueño. Fuera desto, detiene el vómito, y aplicado por de fuera, en lanas húmidas, mitiga los apostemas e hinchazones. Asclepiades afirma poderse apenas igualar a los provechos del vino el poder de los dioses. Al añejo se le mezcla más quantidad de agua y provoca más fuertemente orina y resiste menos a la sed. En bebida el dulce menos, pero nada y vacila en el estómago. Cuécese más fácilmente lo austero y es muy liviano lo que más presto se añeja; lo que se endulza por antigüedad daña menos los nervios. Es menos útil al estómago lo graso y tinto, pero mantiene más los cuerpos; menos mantiene lo subtil y austero y sustenta más el estómago, pasa más presto por la orina y tanto más se sube a la cabeza, y esto quede dicho de cualquiera otro liquor.

El vino que se añeja al humo es el más dañoso de todos; a los taberneros en las bodegas y a los padres de las familias. Este invento defrauda a los que por sí se hazen cariosos y añejos, con el cual vocablo nos han dado no poco importante consejo los antiguos, porque también en las maderas come el humo a la carcoma, pero nosotros tenemos, al contrario, por entendido que con el amargura del humo contrae antigüedad. Házense los unos muy blanquizcos por antigüedad saludables; cuanto un vino es más generoso tanto se haze, añejándose, más grueso y contrae amargura más inútil al cuerpo humano. Es cosa muy enferma adobar con él otro más nuevo por ser a cada uno muy saludable su humor y saliva, y su propriedad más agradable.

Y ésta es la mediana cosa: que importa beber entre las comidas a los que quieren engordar o ablandar el vientre, y por el contrario sufrir la sed cuando comen a los que pretenden enmagrecerle o restriñir el vientre, y después beber poco. Cosa es inútilísima aunque inventada de nuevo bever un poco de vino en ayunas, e impide los cuidados y vigor del ánimo a los que están a punto de acometer algún hecho. Y grande tiempo ha que fue causa de sueño y seguridad lo que la Helena de Homero dio antes de comenzar a comer, y ansí ha venido en proverbio dezir que la sabiduría se escurece con el vino. Al vino devemos los hombres solos el beber sin que tengamos sed. Cosa es muy provechosa de bever algunas vezes agua, mayormente sobre la beudez, la cual se tiempla con la tal bebida. Hesíodo aconseja que usemos de vino puro 20 días antes que nazca la Canícula, y otros tantos después.

Es el vino puro remedio contra la ceguta, culantro, acónito, visco, opio, azogue, avejas, avispas, tabarros, arañas, picaduras de serpientes y escorpiones, contra todo lo que mata resfriando y particularmente contra los hemorhoos, praésteres y hongos. Iten, contra las hinchazones y corrosiones de las hijadas y de aquellos cuyo estómago está siempre aparejado a vomitar o si el vientre o las entrañas tiene corrimiento; iten a los disentéricos y personas que sudan mucho. En las toses prolijas y epíphoras, puro, pero a los enfermos del corazón por comunicación del estómago es cosa muy excelente ponerlo sobre la teta izquierda en una spongia, y para todo, principalmente, lo blanco que se vaya añejo. Foméntanseles los miembros viriles a las bestias provechosamente con vino cálido, por el cual, echado por un cuerno en melecina, se les quita el cansancio. Dizen no crecer las ximias, y otros animales cuadrúpedes que tienen dedos, acostumbrados a beber vino.

Agora diremos su uso en las enfermedades. Es a los nobles y delicados muy saludable el muy delgado de Campania, y al vulgo el más fuerte que a cada uno aplaciere. Pero a todos es muy provechoso aquel cuyas fuerzas estuvieren quebradas con mangas y acordándonos ser un zumo que adquirió fuerza hirviendo, y se hizo de mosto vino. Cosa muy sin provecho es a todos mezclar muchos géneros diversos, y aquel es más saludable a cuyo mosto no se mezcló cosa otra alguna, y mejor si ni aun las tinajas cubas fueron empegadas, porque los que se adoban con mármol, yeso o cal, ¿quién no los temerá por sanos que sean? Es, pues, el más dañoso al estómago el que se haze con agua marina. Iten a los nervios y vexiga. Los adobados con resina se tienen por provechosos para los estómagos fríos y repruébanse para los que vomitan, como también el mosto, arrope y vino de pasas. El resinado nuevo a nadie es provechoso porque haze dolor de cabeza y vaguidos; de éste tomó su nombre la crápula.a Aprovechan también a los que tienen tose los que nombramos en los corrimientos. Iten a los coélicos y disentéricos y a la regla de las mugeres. Aprieta en este género más el rubio o el negro y calienta más. El de menor daño es el que con sola pez se adoba, pero es bien nos acordemos no ser pez otra cosa que un corrimiento de la resina quemada. Este género de vino caliente cuece, purga y es al pecho y vientre provechoso. También, al dolor de la madre si viniere sin calentura, al catarro antiguo y exhulceración que suelen sucederse a los quebrados,6 espasmados y vómicos, flaqueza de nervios, hinchazones, tose, dificultad de aliento, y a los huesos desconcertados puesto en lana sucia. Y es contra todo esto más provechoso el que de su naturaleza sabe a pez y llaman por esta razón picato, aunque el helvenaco se sube a la cabeza. Lo que toca a las enfermedades de calentura, cosa cierta es no haverse de conceder a los enfermos, salvo cuando ésta es antigua y, entonces, declinando ya la enfermedad. Y en los males agudos tampoco, si no tuvieren manifiestas declinaciones y ésta antes a la noche, porque la mitad del peligro es a la noche, conviene a saver, con la esperanza del sueño, como no se beva después de haver parido o abortado o enfermado, después de haver precedido luxuria, ni en dolores de cabeza, ni de los que tuvieren paroxismos con fríos de las extremidades, o de los que tienen junto con la calentura tose, ni en el temblor y dolores de nervios o garganta o si entendiere estar cerca destos miembros la enfermedad, ni en la dureza de las quixadas o vehemencia de venas, ni en el opistótono o tétano o distensión, males que tienen zollipo o dificultad de respiración con calentura, y menos que todo cuando los ojos están yertos o los párpados están pesados y defectuosos, ni aquellos cuyos ojos están, aunque pestañean, lúcidos, o cuando los párpados no se mueven, o si acaeciere esto mismo a los que están dormidos, o si estuvieren los ojos sangrientos o legañosos, menos estando la lengua hongosa o pesada, o a los que pronuncian las palabras imperfectamente; tampoco si orinasen con dificultad, o si se espantaren a desora, ni a los espásticos o que tornan a entorpecerse, ni a los que padecen polutiones entre sueños.

Y es cosa cierta estar puesta la última esperanza de los que padecen mal de corazón por compasión del estómago en el vino. Pero algunos les paresce que no se deve dar sino en el mismo tiempo del paroxismo, y a otros que no sino en la remisión; aquéllos por razón de refrenar el sudor y éstos porque lo tienen por más seguro al tiempo que ya el mal se disminuye, y a este parescer veo allegarse los más.

No deve, pues, darse sino a las comidas, y no luego en acabando de dormir o habiendo precedido otra bebida. Quiero dezir que se deve beber con sed, y no sino en suma desesperación y desconfianza. Y más fácilmente al hombre que a la muger, al viejo que al mozo, al mancebo que al mochacho, en el himbierno que no en el estío, y antes a los acostumbrados que no a los que no tienen costumbre de beberlo. La quantidad y modo de aguarlo se colige de la reciura del vino, aunque vulgarmente se tiene bastar que se mezclen a un cyatho de vino dos de agua; si hay relaxación de estómago se debe dar y si el manjar no desciende.

Entre los géneros de vinos que enseñamos a hazerse, y que según creo ya no se hazen, será bien que enseñemos ser su uso superfluo con las mismas cosas de que se hazen, haviendo excedido la vanagloriosa ostentación de los médicos en ellas, como se ve por aquellos que enseñan ser provechoso el vino de nabos después del cansancio de las armas o de haver andado a caballo. Y por dexar otras cosas también el de enebro; pero ¿quién tendrá por mejor el uso del vino de enciensos que el de los mismos enciensos? Entre los demás, dexarse también el {vino} de palmas, dañoso a la cabeza y solamente provechoso para ablandar el vientre y contra el escupir de la sangre. No puede parescer facticio el que llamamos bieo, como sea en él en lugar de arte sólo el apresuramiento. Aprovecha al estómago relaxado o que no puede digerir, a las preñadas y hombres flacos, paralíticos, trémulos, vaguidos, dolores de vientre y sciática. Y dízese tener grande fuerza de remedio también en pestilencia y peregrinaciones.

Pasa la corrupción del vino en remedios, porque el vinagre tiene grandísima fuerza en resfriar y no por eso menor en resolver, y de aquí es que, echado sobre la tierra, levanta espuma. Dicho havemos muchas vezes y tornamos a dezir cuántas aproveche junctado {el vinagre} con otras cosas. Bebido solo quita el fastidio, refrena el zollipo, y haze estornudar olido. Y si se tiene en la boca quita en el baño la fuerza del calor. Bébese con agua y gargarizase con provecho del estómago de muchos que con el mismo convalecen, y después de los ardores del sol, y es también de aquella manera muy saludable a los ojos y sana fomentándose con ellos las quemaduras. Iten, las lepras, caspa, llagas que manan, mordeduras de perro y picaduras de alacranes, cientopiés y musgaños y contra el veneno y comezón de todos los animales que tienen aguijón. Iten, contra la mordedura del cientopiés puesto cálido en una spongia y añadido un sextante’ de alcrevite a tres de vinagre o a un manojo pequeño de hisopo. Sana los males del asiento en el flujo de sangre que sucede después de haver sacado la piedra y otro cualquiera; aplicado por de fuera en una spongia o bebido en quantidad de dos cyathos es muy eficaz porque desbarata la sangre cuajada; bébese y aplícase contra los empeines, detiene cámaras y corrimientos de los miembros interiores, echado por melecina, y aprovecha cuando se sale la postrera tripa o la madre se abaxa. Mitiga la tose antigua y los corrimientos que acuden a la garganta. Iten, la dificultad de aliento y dientes que se menean. Daña a la vexiga y enfermedades de nervios.

No sabían los médicos de cuánta virtud fuese contra los áspides. Poco ha que uno que fue picado de una dellas que acaso pisó, todas las vezes que llebava a cuestas un cuero de vinagre, estava como si no tuviera mal ninguno, y cuando le dexava sentía la herida. Entendióse de allí el remedio y socorrióse con su bevida. Y no se lavavan con otra cosa los que chupaban los remedios; y finalmente no es sólo esta fuerza domadora de los manjares, pero de otras muchas cosas.

Rompe, derramado encima, los peñascos que no pudieron con el fuego consumirse. Y no hay liquor que dé más gracia y despierte los manjares y sabores, en el cual uso se mitiga con pan tostado o cominos o se aguza con pimienta y láser, y refrénase con sal.

No se debe callar en él un grande ejemplo, porque Marco Agrippa, en los postreros años de su edad, como fuese aquexado de una enfermedad grave de los pies y no pudiese sufrir aquel dolor, aprovechándose del consejo atrevido de un médico primero que viniese a noticia del divino Augusto, y finiendo por bueno carescer del sentimiento y uso de los pies por sanar juntamente de aquel tan grave mal, metió en vinagre caliente las piernas en lo más recio de su enfermedad, y ansí fue librado della.



a. De ϰραιπάλη, intoxicación o cruda.



EL INTERPRETE


1(Mas las que se conservan en vino dulce). En nuestros tiempos solamente, que yo sepa, las guardan colgadas o en paja o hechas pasas, y no en vino, caxca, mosto, arrope, agua llovediza, según que lo acostumbravan los antiguos o en otros semejantes liquores, en los cuales no puedo entender, si no se metían en vaso primero, cómo se conservavan. 2(Astaphis agria). Llámase en latín, porque mata los piojos, hierba pedicular y abarraz en castellano. 3(Salicastro). Llámenlos los modernos flámmuía. 4(Vitis alba). Dízese en Castilla nueza. 5(Vitis nigra). Dízenla en Castilla nueza negra.

6(Rupturas). Ruptum llaman los médicos (según paresce de Galeno en el aphorismo XXII del Comentario) lo que se haze divisa y rompida la parte carnosa del músculo. Y esto mismo entiende Plinio en este lugar y en otros mil que usa de aquesta palabra. 7(Un sextante). Son dos onzas. Llamáronse ansí por ser la sexta parte de un ase.

TOMO V. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO 2