CAPITULO III


De la calabaza silvestre y {nabo redondo}


Hállanse calabazas silvestres llamadas de los griegos somphos,1 vacías, de do toman el nombre, de grueso de un dedo y que no nacen sino entre peñas; el zumo de éstas, bebido, aprovecha mucho al estómago. Otras se llaman co locinthis,a la cual es llena, pero menor que la hortense. Es más provechosa la amarilla por ser en medicinas usual. La herbácea, dejada secar, evacúa ella sola el vientre, y también echado por medicina cura las enfermedades de tripas, riñones, lomos y perlesía. Sacada la simiente se cuece en ella aguamiel hasta consumirse la mitad, y ansí se da en quantidad de cuatro óbolos con gran provecho a los que tienen tose. Son buenas también al estómago las píldoras que se hazen de su harina seca, tomadas con miel cocida. Su simiente es de grande provecho contra la ictericia, comida y bebida aguamiel tras ella. Su carne con ajenjos y sal quita el dolor de dientes, y el zumo con vinagre todo caliente los fortifica y aprieta. Cuando se anda, también quita el dolor del espinazo, lomos y ancas, si con ello y azeite se friegan aquestos lugares. Es, fuera desto, cosa de admirar que sus pepitas, siendo pares, atadas a los que padecen calenturas, se dize sanar las que dezimos periódicas o interpoladas.2

También el zumo tibio de las calabazas hortenses ralladas cura los oídos, la carne interior sin simiente cura los clavos o espolones de los pies y las supuraciones que los griegos llaman apostemas.3 El zumo de toda ella, cocida, aprieta los dientes que se andan, y quita sus dolores, y el vino, hervido en ella, también el corrimiento de los ojos. Y sus hojas majadas y mezcladas con {hojas} frescas del ciprés, y ella misma tostada en arcilla y molida con enjundia de ganso, cura las llagas y refrigera a la gota cuando comienza, con las raeduras de su corteza, y los ardores de las cabezas, principalmente de los niños. Y el fuego de Santantón4 con sus raeduras, aplicadas éstas con su simiente; el zumo de sus raeduras, unctadas con ella y azeite rosado y vinagre el paciente, refrigera los ardores de las calenturas.

El polvo {de colocinthis} seco y aplicado cura admirablemente las quemaduras. Chrisip po, médico, dize ser de mal mantenimiento. Pero de consentimiento de todos son de grande provecho al estómago y a la vejiga y miembros interiores que están llagados.

Tiene ansimismo el nabo redondo fuerza medicinal; cura los sabañones aplicados a ellos hirviendo, y cocido en agua quita el frío de los pies, y su caldo hirviendo sana la gota que padece de causa fría; crudo y majado con sal es bueno contra cualquiera daño que los pies padezcan. Su simiente, unctada o bebida en vino, dízese aprovechar contra las serpientes y ponzoñas, y muchos afirman tener fuerza de antídoto con vino y azeite. Demócrito los prohibió totalmente de los manjares por la hinchazón que causa y Diocles, por el contrario, los alaba extrañamente, añadiendo que provoca lujuria. Y también Dionisio, principalmente si los corrigen con oruga tostada, y mixturados con enjundia se dize aprovechar contra los dolores de gota. Nacen los nabos redondos por la mayor parte silvestres en los campos, ramosos y de simiente blanca, doble mayor que la de las dormideras; usan désta para hazer más liso el cuero del rostro y de todo el cuerpo, mezclada igual parte de vino.

Las raízes de los yeros, cebada, trigo y otras mieses son inútiles para todas las cosas.



a. ϰολοϰύνθη, calabaza.



EL INTERPRETE


1(Somphos).b Llámanse ansí por ser vacías, que eso entienden los griegos por este nombre; otros las llaman marinas y no las he visto ni oído dezir en esta edad aunque de las donicóricas y silvestres he visto admirables diversidades en estas Indias. 2(Interpoladas). Cuales son tercianas, cuartanas y cuotidianas, ora sean simples, ora compuestas; ora sean confusas, ora complicadas. Llámanlas vulgarmente si siones, corrompido el nombre de accesiones que los griegos dizen paroxismos y algunos latinos exacer vaciones. 3(Los griegos llaman apostemas). Dizen los latinos abcesos, aunque los bárbaros llaman ansí cualquiera hinchazón o tumor praeternatural. De éstos hay muchas diferencias pero no es agora tiempo de referirlas. 4(El fuego de Santantón). Ansí llaman el ignis sacer, que se dize en griego erisipelas, y en algunas partes de Hespaña la del monte.





b. De σομφός, hueco, poroso.

TOMO V. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO 2