CAPITULO XXVII


Del cabrahigar y estercolar


En el volumen siguiente hablaremos del ahornagamiento y añublo; agora será bien se tracte de lo que toca a las medicinas. Usamos pues de sajar también las plantas cuando, encogiéndose y apretándose por enfermedad, las cortezas flacas comprimen más de lo que conviene las partes vitales de los árboles, porque entonces las sajamos y cortamos por diversas partes, afloxando de aquesta manera su cuero; muestran ser este beneficio más provechoso las cicatrices más dilatadas y llenas del cuerpo que nace entre ellas. Y son por la mayor parte semejantes las medicinas de los árboles a las que se usan en los hombres, pues también se trepanan sus huesos. Házense las almendras, de amargas, dulces, si cavado y horadado a la redonda el tronco se limpiare la flegma que por la llaga corriere. Quítasele ansimismo a los olmos la demasiada humidad, horadándolos sobre la tierra hasta la médula en la vejez o cuando se conocieren abundar en ella. Esta misma se avacua en las higueras, cuando se hincha la corteza con sajaduras livianas y atravesadas y ansí se remedia que no se caya la fructa. Péneseles a los árboles fructíferos que brotan y no fructifican una piedra en la raíz hendida, y ansí los hazen fértiles. lo mismo acontece a los almendros, puesta una cuña de roble, aunque ha de ser en los perales y cervales de tea y cubierta con tierra y ceniza. También se suelen cortar a la redonda las raízes de las vides muy viciosas y de las higueras y cubrir de ceniza las heridas. Házense tardías las higueras cogiéndoles el fructo cuando es ya algo mayor que havas, porque nacen debaxo otros que se maduren más tarde. Las mismas, si cuando comienzan a produzir las hojas se despuntan los ramos, se hazen más rezias y más fértiles, porque, apresurado el cabrahigar, es cosa manifiesta nacer en ellos los moxquitos de los higos, lo cual se ve en que después que han volado no se hallan granillos dentro, los cuales parece haverse convertido en ellos. Salen éstos con tanta gana y cobdicia que muchas vezes pierden en la demanda un pie y otras parte de las alas.

Hay otro linage de moxquitos llamados centrinas, semejantes a los zánganos de las avejas en floxedad y malicia, con destruición de los legítimos y provechosos, porque los matan y ellos también mueren en la pendencia. Aquexan ansimismo las polillas a la simiente de los higos, contra las cuales se toma por remedio enterrar una estaca de lentisco en el mismo hoyo, buelta para abaxo la punta. Haze muy fértiles las higueras el almagra y hezes de azeite, mezcladas con agua y echadas con estiércol a las raízes de las que comienzan a criar hoja. Estímanse entre los cabrahigos principalmente los negros y que se crían en lugares pedregosos, por tener sus higos más llenos.1

Ha de ser la caprificación después de haver llovido y havémosnos, lo primero, de guardar no se nos torne de remedios en daños, lo cual acontece por aplicar demasiada medicina o sin tiempo ni sazón. Aprovecha a los árboles escamondarlos, pero cortarlos todos los años es cosa muy sin provecho. Sola la vid quiere podarse cada año, y el arraihán, granados y olivas, por arrojar rama luego al tercero año, pero todos los demás árboles más raras vezes, ninguno en el otoño, y aun ni se raen si no es al verano, al tiempo que se podan. Todas las llagas que no se hazen en las partes superfluas, son dañosas.

Semejante es la razón del estiércol. Gózanse las plantas con él, mas hase de mirar que no se eche en tiempo de gran calor, ni sea crudo o más fuerte de lo que convenga. Quema las viñas el de los puercos, no pasando primero cinco años por él, salvo si no se lavare con arroyos. Y el de las superfluidades de los curtidores, si no se mezclare con agua; iten, si se echare en mucha cantidad. Tienen por cosa convenible que, en espacio de diez pies cuadrados, se echen tres modios,2 pero esto se moderará, según la naturaleza del lugar.

Curan también con el de los puercos y palomas de los árboles. Si naciere las granadas azedas, escávense las raízes de sus árboles y alléguenle estiércol de puercos y ansí se nacerán aquel año agradulces y, en el siguiente, dulces del todo. Otros creen se devan regar con urina humana aguada cuatro vezes en el año, cada vez una ámphora dello, o las puntas con vino mezclado con láser. Si se hienden estando en su árbol, tuércenles el pezón. Aconsejan también se echen hezes de azeite en las higueras y en todos los demás árboles enfermos, vasuras y sembrarse atramuzes a par de sus raízes. Aprovechan ansimismo su cozimiento echado a la redonda.

Cáense los higos cuando atruena por los Vulcanales. El remedio es cubrir antes la tierra a la redonda con paja cevadaza. Haze tempranos los cerezos, y fuérzalos a madurar su fructo, cal echada a las raízes, y éstos entre todas las fructas es bien entresacar, porque los que {que}daren se hagan mayores.



EL INTERPRETE


1(Por tener sus higos más llenos). Leo: quoniam farcta plurima habeant, no frumenta. Porque ansí como con esta palabra la cláusula no admite algún buen sentido, ansí con la otra le haze conforme al de Columella en el capítulo XXI del libro De los árboles, donde dize: semper perderit simulac folia agere caeperit ficus, amurca rubricam diluere, et cum stercore humano ad radicem effundere. Ea res efficit uberisrem fructum, et jarctum fici speciosius et plenius. 2(Modios). Qué medida sea ésta tenemos en otros lugares declarado, como también los días en que celebra van los antiguos los Vulcanales.

TOMO V. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO 2