CAPITULO XIII


De onze géneros de ciruelas


Síguese una grande muchedumbre de ciruelas, de las cuales unas son de varios colores, otras negras y otras blancas llamadas ordenas, porque vienen con las cevadas, y otras son del mismo color, aunque más tardías y menores, llamadas a causa de su vileza asnales.

Otras hay negras y otras de color de cera; otras bermexas, de más estima, y las armeniacas, a quien dio Armenia el nombre, las cuales solas se tienen en mucho también por su buen olor. Particular es la desvergüenza de las enxertas en nogales, porque sacan forma de ciruelas y el gusto de nuezes y llámanse, de ambos árboles, nuciprunas.

Estas y las pérsicas y las de color de cera y las silvestres, guardadas en pipas por el otoño, se conservan como las uvas hasta que vienen otras y pásaseles la sazón a las otras, que son de más blanda naturaleza. Poco ha que comenzaron en el Andaluzía a llamarse malinas las enxertas en manzanas, y otras que en almendras, amigdalinas, las cuales tienen dentro del cuexco la pepita dulce como el almendra, y ninguna fructa ha sido más ingeniosamente multiplicada por enxertos.

Ya diximos entre los árboles peregrinosa de las damascenas,1 llamadas ansí de Syria de Damasco, aunque ya ha días que nacen en Italia, puesto caso que de mayor cuexco y menos carne. Estas jamás se arrugan, secándose en su árbol por faltarles los soles de su tierra. Puédenze dezir las populares de ellas mixas, las cuales han también comenzado a criarse en Roma enxertas en serbas.

Las pérsicas, que son totalmente peregrinas, parescen del mismo nombre ser de Asia y de Grecia y haver sido trahídas de Persia. Pero las silvestres es cierto nacer en todas partes, por lo cual se maravilló más no haver hecho Catón mención desta fructa, principalmente enseñando a conservar algunas de las silvestres, porque los árboles de los ciruelos pérsicos, tarde y con dificultad se trasplantaron y ansí en Rhodas no llevan, por no haver sido en Egipto su primera havitación y hospedage.

Falso es haverse engendrado venenosas y atormentadoras en Persia y haverlas pasado para castigo a Egipto y que se mitigaron con la mudanza de la tierra. Porque es cierto atribuir esto a la persea los autores, la cual totalmente es otra y semejante a las mixas bermexas y no quiso prender fuera de Oriente. Y aun ésta también dixeron los más sabios no haver sido trasplantada de Persia para castigo, pero que fue puesta en Memphis por Perseo y, por tanto, ordenó Alexandro que se coronasen allí con ella los vencedores, en honor de su rebisabuelo, y tiene siempre hojas y fructo, naciendo continuamente otro debaxo del que precede. Pero es cierto haver comenzado todas las ciruelas después de Catón.



a. De origen extranjero, introducidos.



EL INTERPRETE


Innumerables especies hay de ciruelas y diferentes en muchas cualidades, cuales son las de monge o fraile, verdes, prietas, earagocies {sic}, moriscas, amarillas, blancas, alvares, verdes y prietas, verdales, endrinas, samigeleñas, damascenas, franses, coloradas y chavacanas. Todas las que Plinio refiere de su tiempo se ven, si yo no me engaño, hoy, con otras innumerables que por la fertilidad de los enxertos ha inventado la vida. De las mixas, hablaremos en el libro tredézimo.

1(Damascenas). Estas son las que hoy llamamos en Hespaña ansí, sin dubda ninguna, según lo escriven hombres que las han visto en Damasco, no ansí las que en Francia llaman damascenas, porque, según las señas que me han dado, antes creo ser más endrinas.

Dize de las ciruelas Dioscórides que, secas, aprietan el vientre y Galeno paresce seguir lo contrario, pero puédense conformar estos dos varones sumos diziendo que quiera Dioscórides que secas purguen menos que verdes y que, comparadas a las verdes, aprietan, puesto caso que sean como Galeno quiere mollificat viae.

TOMO V. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO 2