CAPITULO IV


De los árboles de la India y cuándo huvo primero ébano en Roma


Diximos, ansimismo, la grandeza de los árboles de la India.1 Virgilio hizo mención del ébano como de árbol proprio della, afirmando que no nace en otra parte. Herodoto quiso que fuese de Aethiopía, dexando escripto que pagan los de aquella región a los reyes de Persia cada tercero año 100 phalangas2 de su madera con oro y marfil en lugar de tributo. Y no es razón callar lo que este autor afirma, conviene a saber: que solían dar los mismos 20 dientes de elefantes (que ansí lo significó) por la misma causa. Tanta era la autoridad del marfil a los 310 años de la fundación de Roma, que entonces se escribió esta Historia de los thuriosa en Italia, por lo que es más de maravillar3 que le creamos no haver sido conocido Grecia de Asia, o de si hasta entonces hombre alguno huviese visto el Po.4

La descripción de Aethiopía5 que fue, como havemos dicho poco ha, traída al príncipe Nerón, enseña ser muy raro este árbol desde Siene, término del imperio, hasta Meroe, por espacio de 996 mil pasos, y que no havía otro árbol sino eran algunos géneros de palmas. Y por ventura fue desta causa el ébano la tercera cosa que se estimó en la autoridad de los tributos. Mostrolo el magno Pompeyo a la ciudad en el triunfo mitricidaico {sic}. Fabiano afirma no inflamarse, aunque se quema con olor agradable. Es de dos géneros, hállase poco de lo mejor y de forma de árbol, tronco liso y sin ñudos, y madera de un negro resplandeciente y alegre vista, aun sin que la pulan. Otro hay, semejante a mata y no desemejante a cytiso,6 muy común a toda la India.



a. Terra Nuova, ciudad griega del sur de Italia.



EL INTERPRETE


1(De la India). Tiene esta región a la parte de oriente a los chinos, a la de septentrión a los sogdianos, sacas, seitas y seres, al occidente a Paropamiso, Aracosia y gedrosos, y a mediodía el mar Indico. Esta pues sola pareció a Virgilio que producía el ébano. Lo mismo sintió Teophrasto en el capítulo V del cuarto libro. Herodoto cree ser antes Aethiopía, mas Dioscórides dize que nace en el un cabo y en el otro. Entiende aquí Plinio la Aethiopía que está bajo de Aegypto, la cual tiene de la banda de oriente el seno Arábico, de la de septentrión a Aegypto, al occidente los niggritas de la Lybia interior y al mediodía la Aethiopía interior. Corre por medio della el Nilo, haciendo una isla que llaman Meroe, de que poco más abaxo deste mismo capítulo hará Plinio mención. 2(Cien phalangas). Herodoto en el libro tercero de la {en blanco en el texto} dize que los aethíopes que están debaxo de Egipto hazen servicio a los reyes de Persia, de tres en tres años, de dos modios de oro por labrar y 200 phalangas de ébano y cinco mozos aethíopes y 20 dientes grandes de elefantes, por lo cual parece ser que se podría leer “ducentas phalangas”. Y entiende por phalangas, varas, lo cual con ser certísimo de un lugar que está en el capítulo de los inventores de las cosas, del séptimo libro, donde dize que los africanos hizieron la primera guerra contra los egiptios con varas de palo o picas que llamaban phalangas. 3(Por lo cual es más de maravillar). Que quiere dezir que por haver escrito Herodoto en Italia a los 310 de la fundación de Roma, es mucho de maravillar esto que escrive. Pero Herodoto no afirma sino que algunos dixeron que el Eridano desaguaba en el mar septentrional, lo cual dize parecerle mentira por ser el nombre griego y no bárbaro, cuales son aquestas gentes, pero que no puede afirmar cuál sea la forma de aquella costa septentrional por no haverla visto él ni otro alguno a quien él se lo huviese preguntado. De manera que no haverla visto {no} se refiere al Eridano, si no a la misma costa del mar; dízelo en el libro tercero. 4(El Po). Ansí se nombra este río hoy, el río que llamavan los latinos Pado y Eridano, según havemos tocado, los griegos de que hablamos con Plinio abundantemente en el libro tercero. 5(La descripción de Ethiopía). En el libro tercero no dize que truxeron la descripción de Ethiopía, sino cuenta relaciones de soldados.

6(Cytiso). Era esta planta tan vulgar antiguamente cuanto hoy fuera desconocida si el humanísimo imperio de Philippo no la huviera hecho familiar a Hespaña, puesto caso que yo vi en el viaje que hize a las Indias desta planta algunas otras especies. De admiración es lo que dize Pausanias del ébano, conviene a saber: que ni lleva hojas ni fructo, ni le ve el sol. Antes es todo raíces debaxo de la tierra, como Theophrasto testifique ser semejantes a box en la corteza, la cual quitada se torna negra, y yo haya visto algunas especies de él en la Nueva Hespaña que llaman tlacuilalquahuitl, los cuales son árboles de buen tamaño y multipliquen graciosa madera con ramas encima de la tierra.

TOMO V. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO 2