CAPITULO LII


De miembros añadidos y dichos de Aristóteles. De la vida de los hombres


Son los miembros añadidos De los Animales sin provecho, como es continuamente en el hombre el dedo sexto. Antojóseles en Egipto criar un monstruo, conviene a saber, con dos ojos en el colodrillo, pero que no veía con ellos. Maravillóme haver no sólo creído Aristóteles que hay pronósticos de la vida en los mismos cuerpos, pero haverlos también escripto, los cuales, aunque a mi parecer son vanos y no dignos de contar sin grande aviso, pero, porque nadie busque en sí congoxosamente agüeros, tocaré lo que un tan gran varón no menospreció en sus doctrinas. Pone, pues, los dientes ralos por señal de breve vida, los dedos muy largos, el color de plomo, y muchas rayas y no proseguidas en las manos y, por el contrario, son de vida larga los de hombros encorvados, y que tienen en la una mano dos rayas largas, más que 32 dientes, y las orejas anchas. Y no sólo considera estas cosas juntas, pero cada una por sí, vanas (según pienso), aunque divulgadas.

Añade entre los latinos, Trogo, señales de las costumbres, de la misma manera, autor también severísimo, las cuales porné aquí por sus proprias palabras. La frente grande significa el ánimo perezoso; la pequeña, movible; la redonda, airada, con semejante rastro de hinchazón; las cejas derechas, efeminado; las plegadas cabo las narizes, áspero; y las dobladas cabo las sienes, mofador; y las del todo caídas, ruines entrañas y hombres invidiosos; los que tienen los ojos largos se significan ser perjudiciales; los que tienen los lagrimales carnosos de parte de las narizes dan nota de malicia; lo blanco derramado tiene nota de desvergüenza; los que pestañean muy a menudo de inconstancia; la grandeza de las narizes es indicio de ser un hombre parlero y necio. Hasta aquí Trogo.



EL INTERPRETE


Toca en este capítulo nuestro autor la chiromancia y phisionomía, las cuales ciencias, junto con la astrología judiciaria, aunque tengan alguna verdad y no carezcan de algún fundamento de razón, pero hanlas dilatado en tantos géneros de supersticiones y mentiras cuantas podrá ver el que leyere, no sólo a Aristóteles y Trogo, que las tractaron con modo y templanza, pero los que modernamente las han escripto, los cuales no quiero nombrar por su honra y por la mía.

TOMO V. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO 2