De las palomas
Son de semejante naturaleza las palomas,1 aunque de notable castidad, y limpias de todo género de adulterio. Guardan inviolablemente la lealtad matrimonial y {la} casa común a ambos. Jamás dexa su nido la hembra, si no es viuda o por casar, y sufre el dominio importuno y aun, a vezes, injusto del macho, porque son celosos aunque naturalmente falte razón para ello. Entonces se ve llena de querellas su garganta, y el pico aparejado a crueles heridas, y después que están satisfechos danles de besos. Cuando las combidan a luxuria házenles mil lisonjas, haziendo muchos cercos con los pies. Aman el macho y la hembra igualmente sus hijos, y muchas vezes a esta causa castigan las hembras que entran perezosamente a los palominos, la cual es al tiempo que ha de parir muy servida y agasajada del macho. Echan, lo primero, a los palominos, en la boca, tierra algo salada que cogen en su garganta preparando sazón al manjar. Es proprio a éstas, como también a las tórtolas, no levantar cuando beven en alto el cuello, antes bever, como los jumentos, de una vez.
EL INTERPRETE
1(Las palomas). Hay de éstas dos especies, porque unas son domésticas, llamadas de los latinos columbas, y otras silvestres, dichas de los mismos, por la mayor parte, palumbes. Entre las domésticas se cuentan: las bravas o de los palomares, llamadas de algunos antiguos cellares; las duendas que oigo llamar también a algunos zuritas, de que hay, ora sea por ayuntamientos de diversos géneros, ora por su naturaleza, estrañas diferencias en colores, tamaños y plumage; como unas sean calzadas, otras no; otras tengan como penachos en la cabeza, como las que unos llaman entre nosotros moriscas y, otros, tripolinas, y aún otras he visto de pluma como frisada a manera de los penachos de los abestruzes, las cuales difieren estrañamente de las demás en el excelente sabor de su carne, en su mansedumbre y fecundidad, y en ser de casi ningún vuelo. De las silvestres conocemos dos géneros de torcazas, unas mayores que las otras: las peliasa de Aristóteles, dichas ansí por razón de su color lívido, y otros όινάδοςb, que tomaron el nombre del tiempo en que se ven volar, y se cree ser las que en algunas partes de Hespaña llaman con nombre vulgar curanas.
a. De πελιός, lívido.
b. οίνας, viñedo, y también paloma torcaz.
TOMO V. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO 2