CAPITULO III


De las águilas


El ave más principal y de mayor fortaleza de cuantas conocemos es el águila. Hay seis especies dellas1: la que llaman los griegos melaenactos, y por otro nombre valeria, es la menor, de grandes fuerzas, color algo negro, y la que sola entre todas las águilas mantiene sus hijos2 porque las demás, como diremos, los ahuyentan. Es esta sola sin pío y sin murmullo, y haze la vida en los montes. El pigargo, que es de la segunda especie, habita en las ciudades y en los campos, y tiene algo blanca la cola. La que se dize morphnos, de la tercera especie, y llama Homero percnon y otros planco y anataria, es segunda en grandeza y fuerzas, y vive cerca de los lagos. Phemone, dicha hija de Apollo, escrive tener dientes, aunque muda y sin lengua, y ser muy negra y de cola levantada, y esto confirma Boetho3. Tiene industria de quebrar las tortugas que caza dexándolas caer dende lo alto. Por semejante desastre murió el poeta Eschilo, mientras procurava evitar lo que estava pronosticado, que havía aquel día de caerle encima estando él con segura confianza (según se dize) del cielo. De la cuarta especie es el pernóptero, que también se llama oripelargo, de forma de bueytre, más pequeñas alas, y de mayor cuerpo en el resto, pero de baxo ánimo, y que no iguala la fortaleza de las otras, como aquella a quien maltracta el cuervo. La misma anda siempre hambrienta, y con un querelloso murmullo. Sola entre todas las águilas que lleva los cuerpos ya muertos, como las demás se abatan con ellos en matándolos. Esta es causa que la quinta especie se diga gnesia, como verdadera y sola de no corrompido origen, la mitad mayor4 que las otras, color algo roxo, y que pocas vezes se ve. Queda la que llaman haliaetos, de acutísima vista, la cual, estando en lo alto y viendo desde allí algún pesce en el mar, arremete a él con grande ímpetu y, cortadas las aguas con su pecho, le arrebata.



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Persigue la que hezimos en las lagunas (tercera) las aves acuáticas, las cuales se zabullen muchas vezes hasta que, entontecidas y cansadas, las ase. Es de ver esta contienda, porque el ave huye a las defensas de las riberas, mayormente si hay algunos cañaverales espesos, y el águila, abaxándose, la ahuyenta de allí y haze ir a otra parte,5 y aun cae en los lagos cuando se acerca y muestra desde la ribera su sombra al ave que nada debaxo de las aguas. Sale ésta otra vez por parte diversa, y donde menos piensa que la aguardan. Y esto es lo que haze a estas aves nadar a vandadas, porque andando muchas juntas no corren tanto riesgo, cegando al enemigo rociado con el movimiento y herir de las alas. Zabúllense muchas vezes6 las águilas oprimidas del peso del ave que han asido, juntamente con él.


Sólo el haliaeto constriñe a sus hijos hiriéndolos, aun antes que tengan pluma, muchas vezes, a que miren contra los rayos del sol, y al que ve titubear los ojos o llorar arroja, como adulterino y no ligítimo, del nido, y cría a aquel cuya vista perseveró firme contra sus rayos. No tienen los haliaetos propio género, antes nacen de ayuntamiento de diversas águilas, y lo que dellos nace es del linage de los quebrantahuesos.7 Déstos nacen bueytres pequeños, y déstos otros grandes que totalmente no engendran. Algunos añaden otra especie de las águilas que llaman barbudas, y los toscanos osifragas.8



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Las tres primeras y la quinta especie de águilas ponen en su nido la piedra que llaman etites y otros dixeron gagates, provechosa para muchas enfermedades, y que no se gasta o consume en el fuego. Es esta piedra preñada, porque moviéndola le suena otra en una concavidad que tiene como vientre. Pero no participan de la virtud medicinal sino solas aquellas que quitan de los nidos, los cuales fabrican en las piedras y árboles.


Ponen tres huevos, y sacan dos pollos, aunque se ha alguna vez visto sacar tres, derribando el uno como fastidiadas de mantenerlos y criarlos. ¿Por qué les negó naturaleza entonces el manjar tiniendo cuenta con que no pereciesen siendo arrebatados de las águilas los hijos de todas las fieras? Y también en aquellos días se les pervierten las uñas y blanquean de hambre las alas, de manera que con razón aborrecen sus hijos. Pero alanzados déstas los quebrantahuesos, sus parientes {los recogen} y crían con sus hijos. Y, criados, los persiguen también sus padres, y ahuyentan lexos, teniéndolos por competidores en la rapiña. Y, a la verdad, un par de águilas han menester grande espacio de tierra para poderse sustentar y, por tanto, reparten sus términos y no saltean las unas cerca de las otras. No llevan luego lo que arrebatan, antes primero lo sueltan, y tomado el tiento al peso caminan con ello. Mueren no de vejez o enfermedad, sino de hambre, cresciéndoles tanto el pico de arriba, que no se puede abrir su corvadura. Hazen su hazienda y buelan desde mediodía y desde las primeras horas de él hasta que se hinchen las plazas de gente que están, con descuido, quedas. Consumen las plumas de las águilas a las de las otras aves que con ellas se mezclan.


Dízese jamás haver sido muerta águila de rayo, y por tanto se tiene ordinariamente por escudero de armas de Júpiter.





EL INTERPRETE


1(Hay seis especies dellas). Dificultosa cosa es (tanto ha sido el descuido de los que nos han precedido) reduzir los nombres y especies de águilas que hoy tenemos y conocemos a los que he podido rastrear, con que el benigno lector eche a buena parte lo que le pareciere haverse llegado tan al cabo como podría desearse. Créese, pues, que la primera especie dicha melanaectos,a o águila negra, sea el vulgar millón nuestro; la segunda o pygargo,b el piorno, semejante, aunque muy mayor que la que llamamos atahorna. La tercera, o morphnos,c la águila que dizen de agua, aunque digan algunos no conocerse en Hespaña águila que se críe de las ánadas de los lagos, pero en Indias sí, y que éste es mayor que girifalte y tocada; otros quieren sea algún género de halcón, cual es el neblí, sacre o gerifalte, los cuales todos cazan ánades, tiniendo entendido que entre las aves con que hoy cazamos hay algunas que contaron los antiguos entre las águilas. La cuarta o percnópterod es el que llamamos avanto o bastarda. La quinta o colorada o gnesiae y pergana, es el águila real, de cuyo debuxo usan los emperadores romanos hasta hoy en sus escudos. La sesta o haliaectosf quieren sea el águila pesquera. La séptima o barbada, el quebrantahueso, aunque los hijos de los haliaectos tengan (como dize Plinio) en éstos su género. 2(Mantiene sus hijos). Entiende con piedad y menos enfado de sustentarlos y críalos. 3(Boetho). Pinciano lee boeo, de Pausanias. 4(La mitad mayor). Sigo la letra de Aristóteles, al que Plinio va al presente trasladando, y es de advertir que se llama ligítima según aqueste varón en respecto de todas las demás, no de sola la bastarda o avanto, según parece significarlo Plinio. Mantiénense todas De los animales que matan, sacada la bastarda, que se sustenta de los que halla muertos. 5(Otra parte). Leo de sectu abigente alio.


6(Zabúllense muchas vezes). Aristóteles en el libro noveno de la Historia de los animales, capítulo LXII, atribuye esto al haliaecto; Plinio parece atribuirlo a todas las que se cevan de las aguas. 7(Quebrantahuesos). Déstos vi algunos en las islas de Canarias y llámanlos allí vulgarmente guirres. 8(Osifragas). Fuera de razón es lo que Hermolao creyó ser ossifraga y ossifrago diferentes, como leyendo el texto con atención es manifiesto.





a. Del griego μελανάετος.

b. Del griego πϋγαργος, águila de cola blanca.

c. De μόρφνος. tenebroso.

d. Del griego πέρϰος, con manchas negras.

e. Del griego γνήσιος, legitimo.

f. De άλιαής, que vuela sobre el mar; de αλιος, marino.

TOMO V. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO 2