CAPITULO XXXIII


De los pectines o venéreas, múrices y géneros de conchas


Tiénense por del mismo género los pectines1 que se crían en la mar, los cuales también se esconden en tiempo de grandes fríos y calores, y las que llaman uñas,2 que relumbran en lo obscuro, como si tuviesen fuego, y aun en la boca de quien las come. Ansimismo, los múrices,3 de más rezia cobertura, y los géneros de conchas4 en las cuales jugó naturaleza con extraña variedad, haziendo tantas diferencias de colores, tantas figuras, llanas, cóncavas, largas, a manera de luna, volteadas en redondo, cortadas con medio círculo, levantadas por el espalda, lisas, arrugadas, con dientes, acanaladas, de remolino retorcijado, con abrojos, acabando las orillas en agudo, derramado afuera o redoblado hazia dentro. También con distinción variada, cabelluda, crespa, con canales, con púas como de peine, ondeada a manera de bóveda, enredada con enrexados; estendida al través, al derecho; espesada, prolongada, con senos; atadas con ñudo pequeño o asidas por todo el lado; abiertas para el plausoa {y favor que se da} o cóncavas para bozinar.


Navegan, de éstas, las venéreas5 por la mar, y, dando su parte cóncava y contraria al viento, caminan a vela por las aguas. Saltan los pectines6 y buelan afuera y llévanse {a sí mismos} como en barca.





a. Como castañuelas.


EL INTERPRETE


1(Los pectines). Dize Plinio tenerse los pectines por del mismo género que los caracoles; conviene a saber, de los que llaman los griegos ostracodermos y los latinos testáceos. Los cuales, al contrario que los crustáceos de que poco ha acabo de tractar, tienen la concha frágil pero no collísil; quiero dezir que puede cortarse y no se quiebra de golpe con la facilidad que las de los crustatos. Llaman estos mismos testáceos, los latinos, óstrea, aunque ostreum se usurpe también por la especie particular de las ostias. Hay muchas diferencias dellos, porque unos son vencidos en la dureza de sus coberturas, como las estrellas marinas, pulpos olothurios y erizos; otros, se cubren por todas partes de su concha, de suerte que ninguna cosa de su carne quede descubierta, como las ostias, tellinas o almejas y pectines; otros, tienen concha por la una parte solamente, sirviéndoles por la otra de amparo el peñasco do están apegadas; las chamas, dáctiles o sclenes no se cubren por ambos extremos, por los cuales sacan la cabeza y parte posterior. De los que son cubiertos por ambas partes, unos son a manera de trompico, como la púrpura y buccino, y otros no, como los géneros que más propiamente se llaman conchas. Unos tienen una sola concha, como los lepades o patellas, que llaman coberteras. Otros, dos, como los mithylos o mexillones. De las coberturas, unas son lisas, como las de las uñas y mithylos; otras, ásperas, como las de las púrpuras, buccinos y ostias, cuyas conchas tienen en su aspereza grandes diferencias. Son, ansimismo, de diversos colores, porque unas son de un solo color, como las de los mithylos, que son de color negro; otras, roxas; otras, bermexas, y otras, pintadas de diversos colores. Difieren también en el apegamiento que tienen con sus conchas, porque unos están apegados con ellas con ataduras más fuertes, como los mithylos, pinnas y uñas, y los que están en las turbinatas, o hechas a manera de trompico, no están asidos a ellas con alguna ligadura, pero sola la parte más baxa está retorcijada a manera de clavo por las rebueltas de su concha. Hay otras infinitas diferencias de aquestos testáceos, las cuales es menester buscar por sus particulares especies. Por agora esto es lo que en general puede advertirse. 2(Uñas). De éstas diremos adelante. 3(Los múrices). Tómase esta palabra de muchas maneras y tiene varias y diversas significaciones, porque unas vezes significa, acerca de los autores, las puntas y eminencias de los peñascos; otras, ciertas máchinas de hierro que se llaman en griego τρίβολος; otras, la púrpura; otras, el buccino; otras, la concha venérea y aún otras vezes se toma por género a muchas conchas. Cuentan entre los múrices turbinatos el que llama marmóreo, que es blanco por de fuera y por de dentro bermexo, con forma turbiniata y puntas a la redonda de su ámbito; otros, triangular. Iten, el lácteo, coracoide y los que Aristóteles llama aporraides, de que en otra sazón hablaremos más de propósito. 4(Géneros de conchas). De las palabras de Plinio se entiende ser este nombre general a muchas maneras de pescados testáceos. Porque, cuando dize llanas y cóncavas, entiende los pectines de que ya havemos hablado, y cuando cóncavas, para la bozina, comprende los caracoles y buccinas. De las que tienen la concha dura, y constan de dos dellas cóncavas, que llama δίθυροςb Aristóteles, y Gaza bivalvia, y Cicerón conchas, hay, aliende de las de Plinio, muchas diferencias, como son las imbricatas, estriatas, echinatas, arrugadas, varias y rhomboides, de algunas de las cuales no hay un solo género, según que las vemos cada día en las costas de la mar, y en poder de algunos que se precian de guardarlas aun en lugares mediterráneos y apartados de él. 5(Las venéreas). Hermolao Bárbaro, enmendando un lugar de Plinio en el libro treinta y dos, por veneri cimbia cree poderse leer venerie citando a Séneca, que dize venerias spondilos et ostreas. Y no se sabe que esté hecha, en otra parte, de la concha venérea mención fuera del presente lugar, y aun en él no leen algunos venerie sino nerite.


Comoquiera que sea, les diremos primero nuestra sospecha de las venéreas, y luego hablaremos de las neritas. Llamóse, pues, concha venérea o coclea venerea a causa de que la honravan en el templo de Venus Cnidia. Porque tengo ser aquella que descrive Plinio, de autoridad de Muciano, el cual la llamó múrice y ansí dixo en el capítulo XXV que precedió. Muciano dize ser el múrice más ancho que la púrpura, de boca ni áspera ni redonda, o de hocico que salga en esquinas, sino de lados que se recogen con senzilla concha, los cuales, apegados, dize haver detenido el navio, aunque impelido de viento próspero, que llevava los embaxadores de Periandro para que castrasen los mozos nobles. Y que las conchas que lo hizieron {detener el navio} se veneran en el templo de Venus Cnidia. La cual descripción no paresce cuadrar a otra concha mejor que a la que los franceses llaman porcelana y otros levigatoria por ser muy lisa, y ansí muchos bruñen hoy con ella el papel y aun Plinio dize haverse hecho antiguamente con colmillo o concha, en el libro trece, enseñando cómo se haze el papel o carta. Su figura es de huevo, mayor y más ancha que la púrpura, y aun hay algunas dellas muy grandes. Su concha es lisa y en cada cual de sus extremos tiene un agujero, el uno para tomar por él su mantenimiento, no áspero o redondo pero un poco prolongado y sin esquinas, y otro para expeler las superfluidades, recogéndose de ambas partes con una senzilla concha aunque con ciertos dentezuelos (según se ve en esta que doy debuxada) con que se apega a los peñascos en el Océano y mar Bermexo y detiene los navios, y ésta es la rémora de Muciano. Es esta concha muy dura y, ansí, jamás se halla carcomida como las demás. Por la parte interior es toda blanca y por la exterior de diversos colores en diversas conchas. Hazen della hoy los plateros cucharas, partiéndola en dos partes. Entra en las píldoras de Bedellio para apretar el vientre y sana las llagas de las tripas y madre, pero usurpan por ella los boticarios de nuestro tiempo los pectines o venéreas que comúnmente llamamos y dizen otros conchas de Santiago. No hay de éstas una sola especie pero muchas, según se puede conjecturar de su semejanza en estas tres que, sin la principal, damos debuxadas.


Vengamos a las neritas, que con más verdad competen a este texto. Las cuales son especies de turbines, con los cuales conviene ser su concha retortijada, a modo de clavo, pero redonda y ancha, en lo cual difiere de aquella especie de turbinato que la tiene larga y estrecha. Y, por tanto, es más largo el cancello que se aposenta en los turbinatos largos que no el que en las neritas, turbinatas pero no largas. Su concha, según dize Aristóteles, es lisa, ancha y redonda; su forma cercana a la del buccino, pero tiene la dormidera no negra, como el buccino, sino bermexa. Está apegado su cuerpo por el medio firmemente a su concha. Apaciéntanse estando sosegado el mar, sueltas de los peñascos. Pero, cuando corren vientos, se recogen los cancellos, sus huéspedes, a las rocas; las neritas están apegadas a las piedras como los lepades y orejas marinas. Su forma verdadera es la que damos pintada, aunque no su grandeza. Y ésta es la nerita de Aristóteles. Diversa es la de Æliano porque dize ser caracol marino pequeñico, de hermosa vista. De lo cual se conjectura haver entendido unos caracoles pequeños sembrados de unos puntos negros, de concha por de dentro bermexa y en la margen blanca. Y si alguno quisiere referir la nerita a los caracoles, no será tampoco inconveniente.


6(Los pectines). Llámanse en griego {xτείς}c y en español veneras; Gaza, unas vezes pectines y otras pectúnculos; Plinio evidentemente los distingue tomando, según quiere Hermolao, los pectúnculos por tellinas o almejas. Son los pectines (según se colige de Atheneo descriviendo la concha do se crían las perlas) de dos coberturas acanaladas y con orejas de cada parte. Estas son las que trahen los romeros que vienen de Santiago comúnmente en los sombreros y son de dos maneras, porque si bien se mira tienen las unas dellas las orejas mayores y más anchas. Podríanse, ansimismo, llamar pectúnculos otras muy pequeñitas que no tienen sino una sola oreja y tienen con las sobredichas un mismo nombre. Es la carne de los pectines agradable al estómago, de buena digestión y mueven cámara, comidos con cominos y pimienta, y la de los pectúnculos aún más agradable (aunque en general la de todos los testáceos es de mantenimiento grueso y salado) y purgan la vexiga porque provocan urina.





b. De dos pue rtas.

c. Peine.

TOMO V. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO 2