CAPITULO LV

De liebres y conejos

Hay ansimismo muchos géneros de liebres. En los Alpes son blancas,1 y créese que se sustentan de nieve por el himbierno y, ciertamente, todos los años, al tiempo que se derrite, se paran rubias y, fuera desto, son animales que se crían con intolerable frío.

Deste linage son los que llaman en Hespaña conejos, de inumerable fertilidad, los cuales en las islas de Mallorca y Menorca son muchas vezes causa que haya hambre, destruyendo las mieses. Tienen por de muy agradable mantenimientos los gazapos, sacados del vientre, o quitados de las tectas de las madres, sin sacarles las entrañas, y llámanlos laurices. Cierta cosa es haver pedido los destas islas al Divino Augusto socorro militar contra ellos.



Estiman estas gentes en mucho los hurones, para cazarlos. Echanlos en sus cuevas, que tiene muchas bocas en la tierra, de donde tomaron estos animales el nombre,a y ansí, constriñéndolos a salir fuera, los cazan. Archelao afirma que cuantas cavernas tienen2 en el cuerpo para las superfluidades, tantos son los años de su edad, y a la verdad se les halla dellos diverso número.



El mismo dize tener todos sexo de macho y hembra y que engendran tan bien sin macho como con él. Piadosa nos es, en esto, Naturaleza, la cual produxo aquestos animales que son sin perjuizio de tan fértil propagación.



Sola la liebre,3 a la cual no hay animal que no cace, engendra sobre preñado, sacando el dasípode,4 criando juntamente uno a sus tectas y trahiendo otro en el vientre con pelos, otro sin ellos, y otro que se comienza a formar. Provádose ha a hazer vestiduras de pelos de liebres, y no las hallan tan blandas al toque como cuando estavan en su pellejo. Y, también, por ser el pelo corto no era durable el texido.

a. Cuniculus, galería subterránea.


EL INTERPRETE

1(Blancas). Confirma esto Varrón en el libro tercero de su Agricultura. De manera que no hay para qué castigar esta letra mudando el candidi en conditi y el rutilescunt en gracilescunt. 2(Cuantas cavernas tiene). Columela dize fore mina alvi. 3(Sola la liebre). Entre los animales sin razón, porque ya diximos en el séptimo libro que las mugeres lo hazen a cada paso. 4(EI dasípode). Creyó Plinio ser el dasípode animal diferente del conejo, como sean uno solo aunque, de los nombres, el uno sea griego y el otro latino, porque puesto caso que el conejo y la liebre tengan en griego diferentes nombres, como parece de Aristóteles en el libro primero de la Historia de los animales cuando dize “difieren, aliende desto, los animales en costumbres, porque unos hay mansos, remisos y no porfiados, como los bueyes; otros, animosos, porfiados, totalmente brutos como los puercos monteses; otros, ingeniosos y tímidos [en blanco en el texto] que quiere dezir (según que lo interpreta Gaza) como el ciervo, liebre y conejos, puesto caso que Pollybio en el libro doze de sus Historias, haya nombrado al conejo con nombre latino, como si no le tuviera griego, diziendo nace un animal semejante a liebre [en blanco en el texto] que es llamado conejo”. Digo, pues, que aunque sea ansí, que el conejo y la liebre tengan en griego y en latín diferentes nombres, no se escusa Plinio de alguna sospecha de culpa, pues parece hazer tres animales distinctos, la liebre y el conejo y el dasípode, y el dasípode y el conejo sean unos nombrados con palabra griega y latina. Si no quisiésemos dezir que cuando Plinio dize no concebir animal alguno sobre preñado sacado el dasípode, que entendió el conejo, nombrándole con palabra griega como havía nombrádole arriba con palabra latina, o que ansí él como Polibio andubieren dubdosos por no tenerse en Grecia y en Italia entonces tanta noticia de nuestros conejos, o no estar tan allegado al cabo si el caniculus de los latinos fuese el [en blanco en el texto] que llaman los griegos, no falta a quien parezca ser [en blanco en el texto], por la mayor parte, género a liebres y conejos y [en blanco en el texto] laspen [sic] conviene a saber, el conejo, aunque algunas vezes se confunden y se tome el uno y el otro por especie y por género.

Algunos hazen dos géneros, mayor y menor; Varrón, tres: nuestros conejos, las liebres y las que se paran blancas acerca de los Alpes, por el pasto de las nieves del himbierno. Son particulares en muchas cosas, demás de que no se dexen de decir. Lo primero, que tienen pelos en los carrillos por de dentro de la boca, el corazón grande, el hígado tan [ancho] que parecen dos (porque en el Andaluzía se dize haver conejos que tienen dos asaduras); lo segundo, que su sangre no se cuaja de la manera que los demás animales, aunque se espesa a modo de leche, ni ellas engordan; lo tercero, que se toman y paren por todos tiempos, conciben sobre preñado, y van pariendo como le van dando en el vientre perfección. Lo cuarto, que tienen cuajo, entre los animales de un vientre, y en los que tienen de dos, se mantienen de yerba, la cual rumian, y duermen abiertos los ojos. Julio Póllux dize haver ciertas liebres llamadas elimeas, no menores que raposas y de color algo negro, cuerpo redondo y largo, con una mancha blanca acerca de lo postrero de la cola. Estraños son, también, los conejos de Indias, menores que los demás nuestros, ora sean caseros o silvestres, no muy desemejantes a ratones.

Dizen ser la liebre consagrada a los amores y que se hazen por algunos días más hermosos los que la comen, por ventura, a causa de su sangre que dizen tener esta propiedad, de donde vino lo que Marcial dize en el epigrama que comienza cum leporem millis semper mihi Gellia mandas, septem, formosus Marce diebus eris.

TOMO IV. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO 1