CAPITULO XLV

De los bueyes

Escrívese1 que los bueyes de la India son de altura de camello y de cuernos de cuatro pies de distancia. Son en estas partes, los más estimados, los epiróticos, según dizen, desde la diligencia que hizo el rey Pirrho. Consiguiolo no echando las vacas a los toros antes que huviesen cuatro años2 y ansí se criaron grandísimos y aún dura hoy algún rastro de aquella casta. Mas, agora, de un año quieren que se hagan preñadas, aunque mejor se sufre de dos. Engendran los toros de cuatro y entrégansele en el mismo año a cada uno 15 vacas.3 Y si después de haverlas tomado se van por el lado derecho se dize engendrar machos, como si por el izquierdo, hembras. Házese el preñado de un solo ayuntamiento y, si acaso erró, torna 20 días después la hembra al macho.



Vienen al dézimo mes paridas y todo lo que antes deste tiempo nace es sin provecho; hay autores que afirman parir el día que se cumplen los diez meses. Salen pocas vezes dos de un vientre. Tómanse desde el nacimiento del signo del Delphín,4 por espacio de 40 días,5 y algunos también en el otoño. Dispénsanlo las gentes que se sustentan de leche, de manera que tengan por todo el año copia deste mantenimiento. No allegan los toros a las vacas más que dos vezes al día.

Solos estos, entre todos los animales, pacen andando hacia adelante y hazia atrás y, acerca de los garamantas, siempre reculando. Las hembras viven 15 años, a lo más largo, y los machos 20, y tienen su mayor fuerza a los cinco. Dízese engordar lavados con agua caliente o si, abierto el cuero, los soplan con algún cañuto. No se deve creer degenerar los que no tuvieren tan buena vista. Los alpinos abundan en leche, son de menor cuerpo, pero de mucho trabajo, unidosa por la cabeza y no por el cuello. No les cuelgan papos a los de Syria, pero tienen corcobas sobre el espinazo. Son también los de Caria, parte de Asia, de fea vista, porque tienen un bulto eminente, que parece de las cervizes, sobre las espaldas, y los cuerpos como huidos o desencaxados de su lugar, y dízese ser excelentes en el trabajo, para el cual los de color negro o blanco se repruevan.6 Tienen los toros menores y más delgados los cuernos que los bueyes; hanse de domar a los tres años porque después del los es tarde y antes muy temprano.



Paréase muy bien el novillo con el [buey] domado porque tenemos este animal compañero en el trabajo y agricultura, del cual tuvieron los antiguos tanto cuidado que se cuenta haver sido condemnado del pueblo romano, siendo llamado a juizio, un hombre, porque diziéndole su pedigüeña y desvergonzada bardaxa jamás haver comido en el alearía aquella parte del vientre que llaman omaso,7 mató su buey y fue desterrado como homicida de su labrador.

Conócese la buena casta de los toros en el aspecto, como es: si tienen la frente remolinada o ceñuda, las orejas vellosas, y cuernos que parece que están desafiando. Pero todas sus amenazas consisten en los pies delanteros, escarvando cuando están airados, ya con el uno, ya con el otro, y desparziendo en alto el arena, y embravesciéndose solo entre todos los animales con aquestas espuelas.

Ya los havemos visto contender sobre la victoria, y para ello enseñados a traher los carros y yendo a caer, recebirse en los cuernos, y tornarse a levantar, y otras vezes levantarse después de caídos en el suelo, y parar yendo a más correr uncidos al carro, ansí como buenos y discretos cocheros. Invención es de la gente de Thesalia,8 corriendo a cavallo a la par de los toros, matarlos torcida por el cuerno la cerviz; César, dictador, fue el primero que sacó este juego en Roma.



Házense de los toros sacrificios magníficos y aplacan muy suntuosamente a los dioses. A este solo animal entre todos los que tienen larga cola, no sacándola del vientre de largura consumada como los demás, crece hasta llegar al suelo. Por lo cual, entonces, está el bezerro más apto para el sacrificio acepto. Hase también notado que, si llevan el bezerro en hombros al altar, casi nunca es sacrificio agradable a Dios. Ansí como ni le aplacan los animales que se le sacrifican coxos, agenos o que se huyen del altar. Cosa común es entre los agüeros de los antiguos haver hablado bueyes, lo cual, luego que se hazla saber al Senado, solía juntarse a consejo en lugar descubierto.

a. Por uncidos.


EL INTERPRETE

1(Escrívese). Aunque haya muchas diferencias de animales llamados de los antiguos bueyes o toros, tomadas de la diversidad de sus cuernos, regiones, naturaleza, forma, tamaño y otras cosas desta manera, cuales son el buey vulgar, el silvestre, bueyes lucas, bonatos, unicornios, tricornes, egipcios, ronios, aonios, apenineos, campanos, epiróticos, eríthreos, índicos, de la selva hyrania, líbyeos, meóticos, ontónomos, pelleos, phrygios, phenices, peonios, scýthicos, syriáticos y troglodíticos, pero porque ansí Plinio como otros muchos autores hablan en diversas partes dellos, y aun yo he tocado en lo pasado algo, sólo me ocuparé al presente en declarar algunos lugares deste capítulo en que Plinio habla dellos tan copiosamente, en especial lo que es principal y más haze al caso, que no da lugar a más largo comentario. 2(Antes de los cuatro años). Antes de los nueve, dize Aristóteles en el VII capítulo del libro octavo de la Historia de los animales. 3(15 vacas). Leo ansí decolumb en el capítulo XXII del libro sexto. 4(Desde el nacimiento del Delphín). Nace el Delfín con el Sol a la sazón que aquesto escrivimos, según que diligentemente lo observamos en latitud de 40 grados, como es en Toledo de Hespaña a 15 días de diziembre. Pero no habla Plinio deste nacimiento, sino del vespertino que se haze por junio, como se ve de Columela, Palladio y Dídimo en el capítulo X del libro diez y siete. 5(Por espacio de 30 días). De 40, dize Varrón en el capítulo V del libro segundo y Dídimo en el lugar allegado.

6(Se repruevan los de color). La elección de los toros verás en el sexto libro De Re Rustica de Columela, lo cual quiero dexar a los agricultores, como también sus enfermedades, cura y regimiento. Y, ansí, lo que toca a las medicinas que se toman de sus partes, o a su sangre, contada entre los venenos, dilataré para donde se tracta lo medicinal en que se ocupará buena parte desta Historia. 7(Omaso). Aristóteles en el libro segundo De los animales, capítulo II, afirma tener los que rumian cuatro vientres. Al primero llama [en blanco en el texto] y los latinos reticulum, el segundo [en blanco en el texto] y los latinos omasum, que es del que al presente se tracta; el tercero [en blanco en el texto] y los latinos obomasum; el cuarto [en blanco en el texto] y los latinos intestinum, que tiene fuerza aprorítica o expulsiva. De qué manera los distinga Nicandro podrás ver en sus Teriacos, donde hablamos dellos más largamente. 8(De la gente de Thesalia). La forma en que esto se hazía escrive Suetonio en la vida de Claudio, por estas palabras: “dio Claudio entre otras cosas hombres de a cavallo, naturales de Thesalia, que corrían toros fieros por el coso hasta que, trahiéndolos cansados, subían entre ellos y, asidos por los cuernos, davan con ellos en tierra”.

b. En el texto latino de este pasaje figura denas (deni, ae?,) decena, que es la traducción que otros intérpretes dan.

TOMO IV. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO 1