CAPITULO XLIV

De los mulos

Engéndrase de asno y yegua,1 mulo, al dozeno mes; animal excelente para sufrir el trabajo. Escogen para semejante casta yeguas que no sean menores que de cuatro años ni mayores que de diez, y dizen que si a los unos y a los otros, siendo chiquitos, no les dan leche2 de la especie de aquel animal con quien han de engendrar, jamás quieren juntarse. Por lo cual hurtan los borricos, en naciendo, a sus madres, y pónenlos a las tetas de las yeguas en lugar obscuro, y los potros a las de las borricas.



Engéndranse también mulos de cavallo y borrica, pero mal enfrenadas y haronas,a y en siendo viejas totalmente para poco. Espélese la simiente del cavallo sobreviniendo la del asno,3 y no la del asno aunque sobrevenga la del cavallo. Tiénese por experiencia empreñarse muy bien siete días después de haver parido,4 y que empreñan mejor los machos después de cansados.5 Conócense ser estériles las que no conciben antes de salirles los dientes, que llaman pollinos,6 y las que no comienzan a engendrar la primera vez que se toman.

Llamavan los antiguos hinnos7 los mulos nacidos de cavallo y borrica y, por el contrario, mulos, los que eran de asno y yegua. Sabida cosa es que los engendrados de los animales diversos salen de un género tercero desemejantes al padre y a la madre y que no engendran en especie alguna de animales, y por esta razón no paren las mulas.8 Hállase en los Anales haver parido muchas vezes, pero siempre se tuvo por cosa monstruosa. Theophrastro cuenta que paren comúnmente en Capadocia,9 pero ésta es casta por sí.

Pierden las mulas el cocear dándoles muchas vezes vino a beber.10 En libros de muchos griegos se hallan haver nacido un ginno,11 que es un pequeño mulo, de una yegua y un mulo. Nacen de yeguas y asnos silvestres, hechos domésticos, muy ligeras mulas y de pies notablemente recios pero de cuerpos delgados y ánimo indómito, aunque generoso.

Aventájase a todos los demás asnos el hijo de asno silvestre y borrica doméstica; los asnos salvajes son menores en Phrigia y Lichaonia; Africa se precia de sus pollinos.

Consta por las escripturas de los athenienses haver vivido un mulo 80 años, con el cual se alegravan, al tiempo que se hazía un templo en su alcázar, viendo que como ya de viejo no pudiese trabajar servía de animar a los otros jumentos que caían, acompañándolos y ayudándolos, y por esto se mandó que ninguno de los que tractavan en pan le estorvase que, a su voluntad, no comiese dello.

a. Perezosas.


EL INTERPRETE

1(De asno y yegua). Porque de cavallo y vorrica dirá abaxo nacen los que llamaron los antiguos hinnulos, aunque se ha de leer allí hinnos, como después diremos. 2(No les dan leche). Porque ansí se haze cierta conformidad de naturaleza con que se admiten, pero mal enfrenadas, de do viene el refrán que comienza: in mula mobina. 3(Sobreviniendo la del asno). Esto acontece por la frialdad de la simiente del asno, la cual es causa que en la borrica, por la semejanza, se conserve, expelida la contraria, por su calor, del cavallo. Y en la yegua, ni más ni menos, ansí por contemperarse los dos extremos como porque la frialdad es causa de retención, y ansí se expele la del cavallo. 4(Siete días después de haver parido). A causa de estar entonces acabadas de limpiar, en este género. 5(Que están cansados). Esto es por razón del calor y cocción de su mantenimiento, lo cual se ayuda y despierta con el exercicio, de que ellos tanta necesidad tienen por razón de su frialdad.

6(Los dientes que llaman pollinos). Esto acaece porque como estos animales son poco prolíficos, si en este tiempo que más florecen no se empreñan, no se puede en los demás esperar, con razón, casta. 7(Llamavan los antiguos hinnos).b Ansí, los de Columela, en el capítulo XXXV del libro sexto De Re Rustica, y no hinnulos; llamárnoslos vulgarmente mohinos o romos. 8(Por esta razón no paren las mulas). Demócrito y Empédocles (según lo trahe Aristóteles) lo atribuyeron a proceder de ayuntamiento de diversos géneros. Porque, según Demócrito, de aquí nace corromperse los caminos que van a la madre o útero y, según Empédocles, hazerse duras las simientes a causa de ser la una porosa y la otra espesa, pero ambas molles. Aristóteles le parece esta última razón[n] obscura, y ella y la primera insuficientes, porque, a ser bastantes, dize él que se seguiría en todos los demás animales no parir los nacidos de diverso género, lo cual consta, por experiencia, ser falso. Bien pudiéramos responder por estos philósophos a Aristóteles diziendo que en los otros animales que se toman de diversos linages no hay tanta contrariedad. Y ansí en ellos no ser causa que no engendren, como en las mulas. Pero oigamos por agora el parecer de Aristóteles, el cual dize que la causa no es otra sino ser la yegua y el asno poco fértiles o casi estériles; la yegua, por faltarle los menstruos y por no engendrar nacidos los dientes pollinos, como arriba diximos, y porque sobreviniendo el asno haze que la simiente del cavallo se expela, y el cavallo, por no sufrir muchos saltos so pena de ser estériles, y por fácilmente expelerse su simiente. Iten, los asnos por su frialdad y haver menester aprovecharse del trabajo, y las borricas por no retenerla y tener necesidad que, para este efecto, las apaleen, como también vemos afirmar al presente nuestro autor. Dize pues Aristóteles [que] cuando éstos se juntan, la simiente del asno se conserva por el calor de la simiente de la yegua y haze fecunda y, ansimismo, la de la yegua. Pero como ambas simientes sean poco fértiles y, aunque juntadas y contemporadas produzgan, no puede llegar su fecundidad a que lo que dellas nace sea también prolífico, antes será de necesidad estéril. Y si alguna vez aconteciere engendrar no podrá criarlo y llevarlo al cabo porque le faltan los menstruos que han de ser materia de la leche, y por esta razón se hazen tan grandes, retenidos, los menstruos, y expelido lo superfluo con la urina. Pero el macho puede algunas vezes engendrar por ser naturalmente cálido, más que la hembra, y no poner en la generación cosa material de su cuerpo. Y esto es lo que en esta dificultad siente Aristóteles; de aquí que para dar a entender la muger estéril pintavan una mula. 9(Que paren en Capadocia). Marco Varrón, Magón y Dionisio escriven (según refiere Columela) que, en las regiones de Africa, no sólo no se tiene por monstruoso parir las mulas, pero es tan ordinario como entre nosotros las yeguas. Algunos creen, no sé con cuanta verdad, ser las que hoy llamamos zebras hijas de mulas syrias. 10(Dándoles a bever vino). Por ventura, será la causa templarse la frialdad de su complexión y ansí hazerse más domésticas y tractables.

11(Girino).c Ansí leo y no hinno de Aristóteles en el capítulo XXIV del diez y seis libro, y quiere dezir mulo pequeño, el cual dize: el macho puede engendrar algunas vezes por ser más cálido que la hembra y lo que engendra es ginno, y en otra parte añade ser mulo enano y lisiado. De la esterilidad de la mula nació aquel refrán que dize cum mula pepererit, como quien dize “nunca será eso”. Ni falta quien pinte el hombre desamorado con la efigie de una mula, por ser de tanta eficacia contra el amor que despolvoreada sobre el cuerpo la tierra en que se rebuelca la mula basta a quitarle. Pero es de maravillar que sacadas, según escriven los magos, dos cerdas de la cola de la mula, atadas, estándose tomando, hazen fecundas las mugeres aun contra su voluntad, mayormente que suelen causar esterilidad diversas partes de las mulas, bevidas y aplicadas de diversas maneras por de fuera del cuerpo.

b. Además de macho romo, se llaman estos híbridos burdéganos.

c. Rara vez son fértiles los híbridos intergenéricos, como en este caso del asno (Equus asinus) y caballo (E. caballus).

TOMO IV. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO 1