CAPITULO XXXVIII

Del leontóphono, lince, texón y harda

Es también admirable la naturaleza de la urina1 de otros dos animales. Leemos que hay uno pequeño, llamado leontóphono,2 que no nace sino donde el león, al cual luego que le come aquel tan fuerte animal, y a quien todas las demás fieras respetan y obedecen, perece. Y, ansí, mezclan su cuerpo quemado y despolvoreado a modo de harina los que arman asechanzas a esta fiera, con otras carnes y, desta suerte, aun con sola su ceniza le matan; tan contraria pestilencia le es. Luego con razón el león le aborrece y haze pedazos a patadas,3 sin morderle. El, por el contrario, derrama su urina, que entiende ser también pestilencial, al león.

Espelida la urina de los linces4 en los lugares do se crían, de aquesta manera se yela y seca, en saliendo, y convierte en unas piedras preciosas, semejantes a carbuncos y que con color de fuego resplandecen, llamadas lyncurios y por esto dizen muchos engendrarse ansí el ámbar. Entienden esto los lynces y con invidia lo sotierran y es causa que se cuaje más presto.



De otra astucia usan los texones5 cuando temen las heridas de los cazadores, y es que estienden e hinchan su pellejo retenido el haliento, y ansí las evitan, junto con los bocados de los perros.



Conocen la tempestad que se ha de seguir las hardas,a y cerrando sus cuevas por la parte que ha de correr el viento, abren las puertas por la contraria. En lo demás, tienen la cola muy bellosa para cubertura.

De manera que proveche naturaleza, por los himbiernos, a algunos animales de pasto y, a otros, en lugar de mantenimiento, de sueño.

a. Por arda, ardilla.


EL INTERPRETE

1(La urina). Discórides tiene aquesto (según tenemos también tocado) por fábula, en el libro segundo de la Materia medicinal, capítulo XXIV, diziendo ser antes el lyncurio una especie de ámbar, que él llama pterigodoro o atrahedor de plumas, entre las demás que atrahen pajas, de cuya naturaleza hablaremos en otra parte largamente, porque la que vulgarmente se llama lapis lyncis, antes es el dactilytideus de los antiguos. 2(Leontóphono). Tomó este animalejo el nombreb de la estraña naturaleza que tiene de matar el león, porque no quiere dezir leontóphonos sino interficiens leones o animal que mata al león. 3(Le haze pedazos a patadas). Porque no leo la letra de mi códice, visumque frangit, sino insuque frangit, como parece haverlo leído Solino y Edoardo y Vetunio, varón docto, y que recogió ordenada y gravemente lo que los antiguos nos dexaron escripto de los animales. Déste no digo más por estar de él tan poco escripto que antes tenemos que prestar a los otros autores de lo que de él escrive Plinio, que no tomar dellos para adornar y dar perfección a nuestra escriptura, según que a cada paso suele verse en las cosas más recónditas y raras, no sin grande admiración nuestra y loor suyo, con que se aventaja entre los demás escriptores. 4(Lince). Ya tenemos dicho acerca deste animal lo que de él entendemos. 5(De otra astucia usan los texones). Ansí traslado meles, porque aunque no ha faltado quien crea ser los que llamamos en Hespaña garduños, y en otras partes fudlas y otras que género de ratones alpinos, pero como tengamos ya averiguados ser las unas especie de comadrejas como también las martas zebellinas y los ratones alpinos de diferentes propiedades y naturaleza, conviene tener por cierto ser estas meles, de que al presente Plinio habla, texones. Llamáronse desta manera según se puede sacar de los antiguos a causa de la miel de que son muy amigos; nombre griego que le tienen y ansí Galeno, médico doctísimo y milagro de naturaleza, haze mención dellos en los Libros de las virtudes de los mantenimientos diziendo que acerca de los lucanos, en Italia, se halla un animal de media naturaleza entre oso y puerco [en blanco en el texto] y aunque si leyésemos por [en blanco en el texto] se podría entender de los ratones alpinos o del animal que otros llaman [en blanco en el texto], pero no hay para qué aquesto se haga. Llamámoslos en Hespaña texones y aun algunos de los no tan castos, latinos taxos. Hay dos especies que difieren en el hozico y manjar, llamados por esta razón canarios y porcarios. Conocemos en Hespaña según que tengo tocado los melores, y los que digo llamarse texones. Cómenlos en Italia por el otoño, a causa de estar entonces más gruesos por razón de la fruta autumnal; lo demás se dirá en su lugar.

b. Del griego Φονάω, matar.

TOMO IV. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO 1