CAPITULO XXII

De los lobos

Créese, también, ser, en Italia, dañosa la vista de los lobos1 y quitar de presente la voz a aquellos que miran primero. Críanse en Africa2 y Egipto, haraganes y pequeños,a y en las regiones más frías, ásperos y crueles.3 Por muy cierto podemos tener ser falso lo que dizen tornarse hombres lobos y después bolver a su primer naturaleza o creer todas las otras cosas que en tantos siglos havemos tenido por fábula. Pero mostraremos de dónde se le haya sentado al vulgo esta opinión, tanto que por baldón e injuria llaman a alguno versipelle o muda pellejo.

Evantes, autor no despreciado entre los griegos, dize escrivir los archades que escogían antiguamente por suerte de una familia del linage de Antheo algún hombre y le llevavan a cierto estanque de aquella región y, colgadas las vestiduras de una enzina, se pasava a los desiertos, donde, transformado en lobo,4 vivía nueve años entre los demás y, si en este tiempo se refrenava de comer carne humana, tornava al mismo estanque y nadando a estotra parte volvía a tomar la primera forma salvo que se hallava nueve años más viejo.



Fabio añade que recobrava su vestido. De maravillar es do llega la credulidad de Grecia. No hay mentira tan desvergonzada que no halle algún testigo. Dígolo porque Agriopas, el que escrivió de los vencedores de Olimpia, cuenta que Deméneto5 Parrasio, en el sacrificio que los arcades hazían a Júpiter Liceo de cuerpos humanos, gustadas las entrañas de un niño, se transformó en lobo y que él mismo, tornado al décimo año hombre, combatió en los Juegos Olímpicos,6 de donde bolvió a su casa vencedor.

Y, ansí, se cree vulgarmente que la cola deste animal tenga en un pequeño pelo fuerza de provocar amor7 y que le dexa cuando le cazan no tiniendo esta propriedad si no es arrancado del lobo vivo; que se toman sólo 12 días del año y que cuando han hambre comen tierra. Tiénense por el mejor agüero de todos venir de la mano derecha de los viandantes y ansí atravesar por el camino, si lo hazen con la boca llena. Hay en este género los que llaman cervales, uno de los cuales diximos haver sido visto en los juegos del Magno Pompeyo, trahído de Francia. Déstos se dize que si estando comiendo, aunque sea con hambre, alzan los ojos a mirar otra cosa, olvidados de la comida que tienen delante se parten de allí a buscar otra.

a. Seguramente, el chacal.


EL INTERPRETE

1(La vista de los lobos). Quitan los lobos la voz al hombre que ven primero, como aquí afirma Plinio y recibe el mismo daño del hombre, si son vistos primero de él, según que antes lo havían afirmado Virgilio y Platón. Y no se contentó naturaleza de comunicar esta propriedad al lobo, mala y perjudicial al hombre, sino que se la augmentó con hazerle de tan perspicaz y aguda vista que caza comúnmente y se provehe de mantenimiento a las noches con más commodidad cuando la tierra es menos alumbrada de la Luna, tanto que por esta razón era de los egipcios consagrado a Apollo. 2(Críanse en Africa). Muchas son las especies de los lobos y animales de cercana naturaleza, y aun del mismo nombre con ellos, de que en parte havemos hablado y en parte havemos de hablar en el discurso desta grande Historia, cuales son, aliende de los comunes y cervarios, los scíthicos, canarios, armenios, thoes, pantheres, chaos y linces. 3(Asperos y crueles). De todos ellos se dize ser osados y no temer el hierro, y con todo esto temen tanto el sonido de las piedras que cuando querían los antiguos significar los hombres que se espantan de vanidades y conmueven de rumores de poca substancia y verdad, lo hazían con debuxo de un lobo y algunas piedras. La causa es serles su golpe tan dañoso que se le sigue corrupción y muerte. Ya ha havido personas que se han defendido dellos llevado algún cordel o soga arrastrando; tanto es verdad que no hay animal tan fuerte y confiado que no tenga a quien temer y esté descuidado de la muerte. 4(Tornarse hombres en lobos). Olao Magno cuenta tornarse en algunas regiones septentrionales hombres en lobos, cada y cuando que les parece y bolverse, quiriendo, en su primera forma, aunque esto en lugar secreto, oculto y donde no sean vistos de nadie. Pero no todos, sino solos los que comunican en cierta bevida que se les da luego que hazen profesión desta maldad, y aun lo confirma con un cuento que yo tendría por más gracioso que verdadero, cual se podrá leer en este autor. No es éste sólo el que haze mención destas metamorphoses y trasmutaciones, pero téngalas el lector más por phantásticas y aparentes y nacidas de engaño y de ilusión de la vista, que no por verdaderas; pues, ni son posibles, ni las admite Naturaleza, o por fábulas y ficciones inventadas para significarnos con mezcla de algún deleite otras cosas de historia, astrología o philosophía, cuales se ven a cada paso en los poetas y aun a vezes en los muy severos philósophos. 5(Deméneto). Demarcho le nombra Pausanias en los Eliacos.

6(En los Juegos Olímpicos). Pausanias dize haverse tornado éste en lobo en los Juegos Olímpicos y restituido en su antigua naturaleza diez años después. Qué juegos fuesen éstos tenemos dicho en otras partes desta historia. 7(Fuerza de provocar amor). Largo sería escrivir las medicinas y, aun, las hechicerías que de los lobos y partes suyas dizen los autores tomarse, también los animales, plantas y ciudades que dellos han tomado sus nombres y de las cosas que con su debuxo variado en muchas maneras significó la Antigüedad (entre los cuales fue causa de representarnos, uno, las rameras la rapacidad de los lobos que ellas diligente y artificiosamente imitan) y, por eso, me parece remitirlo a los autores que esto de propósito tractaron, por pasar a otras cosas que son más de la intención desta historia.

TOMO IV. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO 1