CAPITULO XVIII

De la naturaleza de los tigres, camellos y camelopardales, y cuándo fueron la primera vez vistos en Roma

Críase el tigre1 en Hyrcania2 y en la India; animal de ligereza temerosa, y que principalmente se entiende cuando le cazan los hijos, porque el cazador3 se los coge todos, que ordinariamente son muchos, y huye con ellos en algún cavallo muy ligero, mudándose muchas vezes a otros que estén descansados. Mas, cuando la parida halla la cama vazía (porque en este género no tienen los machos cuenta con los hijos), valos arrebatadamente a buscar rastreándolos por el olor. El cazador, como la siente venir cerca por el bramido, echa uno de los cachorros, tómale en la boca y buelve aún más ligera con el peso.4 Torna a alcanzarle, y esto muchas vezes, hasta que hallándole embarcado queda aquella tan fiera bestia braveando en balde en la ribera.



Crían en Oriente camellos5 entre las vacadas, de los cuales hay dos géneros: unos bactrianos y otros arábigos. Difieren en que los bactrianos tienen dos córcobas en el espalda y, los arábigos, una en el espalda y otra en el pecho, sobre que se echan. Carecen ambos géneros de los dientes de la quixada alta, como también los bueyes. Usan dellos para carga en estas regiones, en lugar de jumentos, y pelean, cavalleros en ellos, en las guerras. Su velocidad es como la de los cavallos, pero cada uno tiene su tasa según sus fuerzas. No pasan del término acostumbrado, ni reciben más peso del que les está señalado y constituido. Tienen odio natural a los cavallos. Sufren la sed cuatro días, e hínchanse después cuando les dan a bever, para lo pasado y por venir, enturbiando primero el agua a patadas, porque de otra manera no beven a su placer. Viven 50 años y, otros, 100, y son subjetos, en su modo, a la ravia. Hase hallado una manera de castrar también las hembras, de que se piensan aprovechar en la guerra, porque se hazen ansí más fuertes, no pudiendo tomarse.



Pasa alguna semejanza de éstos en dos animales y ansí se forma el que llaman nabin6 en Ethiopía, semejante en el cuello a cavallo, en los pies y piernas a buey, y en la cabeza a camello, entrepuestas algunas manchas blancas al color roxo, de do se llamó Camelopardalis.



Fue este animal visto la primera vez en Roma, en los juegos circenses de César, dictador, más notable por su buen parecer que por su fortaleza, y ansí se llamó oveja salvaje.


EL INTERPRETE

1(El tigre). Llamose ansí por razón de su grandísima ligereza, porque tigris en lengua de Armenia quiere dezir saeta, y por la misma causa el río Tigris, uno de los cuatro que la escriptura testifica salir del Paraíso Terrenal, que son: Indo, Nilo, Euphrates y Tigris, dizen haverse llamado desta manera, aunque a otros agrada más ser la ocasión de su nombre la velocidad y vehemencia desta fiera, a quien asemeja. De los demás nombres que en otras lenguas tiene no diré alguno, porque pienso (mediante Dios) poner al fin deste libro una tabla que contenga por la orden del alphabeto los nombres de las plantas, animales y minerales, en las más de las lenguas, y ansí cumplir con las más de las naciones, por no embarazar el texto de mis comentarios con cosas semejantes que parecen derogar a la autoridad de la obra. Es, pues, el tigre, animal conocido de muchos (porque le vemos cada día en Hespaña, mayormente de los que trahen de las Indias Occidentales) y que se cría también en las Orientales y en Hyrcania, según muchos autores escriven.



Puesto caso que Arriano perturbe algo esta verdad diziendo los indios creer ser el tigre mucho más robusto que el elephante. Nearcho dize haver visto la piel desta fiera, y no el animal. Dizen los indios ser el tigre del tamaño de un grandísimo cavallo y sobrepujar en fuerzas y ligereza todas las otras fieras, y que ahoga también con facilidad el elephante, saltando sobre su cabeza, y que los que acá vemos y llamamos tigres, son thoes variosa y mayores que los otros thoes; hasta aquí Arriano. También Strabón en el libro quinze refiere, de parecer de Megástenes, que los tigres de la India acerca de los pueblos prasios son casi de doblada grandeza que los leones, y de tantas fuerzas que uno de los mansos, asido un mulo al pie trasero, le lleva tras sí, aunque tiren de él, al contrario, cuatro hombres. 2(Hircania). Región es en Asia, dentro del monte Tauro, que tiene los margianos por la parte de oriente, y al mediodía los ya nombrados montes. 3(El cazador). Testifican de su velocidad esta historia que Plinio cuenta, la cual Solino y otros autores confirman y repiten. Iten, la experiencia y autoridad de los que desta fiera hazen alguna mención, de do tuvo origen dezir que concibe del Zéphiro y esta tan grande velocidad se reprime y detarda con ponerle delante una bola de vidrio, según entre otros cuenta Sant Ambrosio en el sexto libro de su Hexameron. Es animal oriental y consagrado al Sol, por lo cual los indios comían de él solamente las ancas (cuyas carnes afirman, hombres que las han comido por necesidad en las guerras, no ser menos que las de los toros) abstiniéndose de lo demás por su reverencia y respecto. 4(Más diligente con el peso). Porque primero le detenía rastrear al cazador por el olfato la desconfianza de hallar los hijos y no saber que se los llevavan con tan arrebatado curso y, después, le hazen las razones contrarias bolver, con el hijo en la boca, más ligero. 5(Críanse camellos en Oriente). Animales son conocidos, de quien está escripto por gravísimos autores todo lo que dellos Plinio dize. Son de dos géneros: los bactrianos, llamados camellos en hespañol, y los arábigos, dromedarios,b por la velocidad de su carrera, en lo cual y en las córcobas se distinguen de los camellos, aunque ambos géneros son, como Plinio dize, veloces. Es el mayor animal de los patihendidos y que, sólo entre todos los que no tienen cuernos, carece de los dientes superiores. Fáltale, ansimismo, hiel y por eso es de tan larga vida. Jamás allega lascivamente a su madre. Es su leche y carne (si creemos a Aristóteles) suavísima, aunque Galeno dize comer su carne y la de los asnos los hombres camelinos y asininos. Bevida su espuma con agua haze endemoniados a los que están embriagados.



Llamamos camellos bactrianos a los que sacan alguna cosa que creen ser admirable y en la verdad es cosa vulgar y de risa. Dezimos formica camellus contra los que súbitamente vemos subidos y camellus saltat, que quiere dezir el camello salta, contra los que tientan alguna cosa que repugna a su genio y naturaleza. Y, finalmente, llámanse también bueyes camellites, aunque no sean camellos verdaderos, ciertas especies de bueyes que tienen córcobas en la espalda, y camellos, las maromas con que atan los navíos, las cuales quieren haver entendido Chrysto, Nuestro Salvador, cuando dixo ser tan imposible entrar el rico en el cielo como el camello por el ojo de una aguja, aunque Orígenes (a quien yo antes en esta parte me allegaría) toma aquella palabra por el verdadero camello, por ser (aliende de otras cosas) el animal más tortuoso de todos, y menos apto a pasar por algún lugar estrecho.



6(El que llaman nabin). Descrive el camello pardalc o nabin Heliodoro en su Historia ethiópica, y Opiano en el tercero libro De Venatione, do podrá el lector ver su hechura más por menudo. Acordáronse de él Solino y Varrón en el [libro] cuarto de Lingua Latina y otros muchos modernos, los cuales dizen haver sido visto en diversos tiempos y, principalmente, de Laurencio de Médices, embiado del soldánd de Egipto. Píntale Gesnerio, pero retractado de las historias índicas. Belonio dize haverle visto en El Cairo, donde los crían, y ansí los da pintados en su libro.

a. θώς, lince; varius, manchado.

b. Del griego δρομεύς, corredor.

c. Girafa.

d. Por sultán.

TOMO IV. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO 1