CAPITULO V

De su entendimiento y memoria

[Los elephantes] andan, ordinariamente, en manadas. El más anciano va en la vanguardia, y el que es cercano en edad, en la retaguarda. Cuando han de vadear algún río1 echan delante los más pequeños, 2 porque no se ahonde precediendo el peso de los mayores. Antipáter cuenta haver tenido Antíocho dos [elephantes] famosos en el exercicio de la guerra y conocidos por sus nombres, los cuales ellos entendían muy bien. Y ansí, Catón, en los Anales, haziendo mención de los capitanes, escrive haverse llamado Suro uno que peleó fortísimamente en la guerra africana, falto de un diente. Otro, llamado Aiax, que havía sido siempre capitán de los demás, rehuyó de pasar el vado que Antíocho quería tentar, y como el rey mandase pregonar que el que pasase primero sería de ahí en adelante capitán del rebaño, y pasase Patroclo, fuéronle dados dos jaezes de plata y toda la demás primacía con que ellos en extremo se alegran, y el Aiax, afrentado y notado de covarde, tuvo por mejor la muerte, que él buscó, no quiriendo comer [por] no padecer la ignominia y afrenta nacida de su cobardía. Porque son estrañamente vergonzosos, y el vencido huye [de] la voz del vencedor, y dale la tierra y verbenas.3 Y, ansí, de vergüenza, jamás se toman si no es en lugar escondido, siendo el macho de cinco años y la hembra de diez, y esto, de tres en tres años,4 cinco días, según se dize, cada vez, y no más; el sexto, se vañan en el río y jamás tornan al rebaño hasta haverlo hecho.



No cometen adulterios ni pelean entre sí por las hembras, que entre otros animales suele acarrear muchos daños y muerte, no porque falte en ellos fuerzas de amor, que es cierto se halla haverse enamorado uno en Egipto de cierta muger que vendía guirnaldas y, porque nadie piense que escogió mal, sepan que era una de quien estava muy pagado5 Aristophanes, hombre famoso en el arte de la gramática. Otro amó a Menandro Syracusano, siendo mancebo, en el exército del rey Ptholomeo, mostrando el deseo que tenía de él con no comer todas las vezes que no le veía. Juba escrive haver sido otra muger que vendía ungüentos muy amada de un elephante.

Conóceseles el amor en el gozo que reciben visto lo que aman, en unas blanduras y halagos no compuestos, [y] en guardar el dinero que les dan en el pecho de la requebrada. Y no es maravilla que tengan amor pues no carecen de memoria, porque el mismo Juba escrive que un elephante que havía sido capitán en la mocedad fue reconoscido de sus súbditos en la vejez, pasados ya muchos años. El mismo cuenta que tienen una manera de divinación de la justicia, y ansí aconteció que como el rey Bocho6 quisiese matar 30 hombres y los atase a palos para que otros 30 elephantes los despedazasen, nunca se pudo acabar, aunque andavan entre ellos hombres que los incitaban [para] que fuesen ministros de la crueldad agena.


EL INTERPRETE

1(Cuando han de vadear algún río), porque les son tan aficionados (como en el libro noveno de la Historia de los animales refiere Aristóteles) que, ya que no se llamen acuáticos, podrían llamarse riparios, andando muchas vezes por sus riberas, y aun por los mismos ríos zabullidos dentro del agua tanto cuanto pueden, quedando fuera la trompa por do respiren y no siendo casi parte para nadar por la pesadumbre de sus cuerpos, aunque algunos dizen haver tres diferencias dellos: unos, palustres, livianos y de poco seso; otros, montanos, malos y traidores, y los terceros, campestres, más dóciles, leales y que se pueden hazer domésticos más fácilmente. 2(Los más pequeños). Entiende los que tienen edad y grandeza para poder pasar porque, a los que désta carecen, llevan (como refiere Philóstrato) en las eminencias de los dientes abrazados como con atadura, con las trompas. 3( Dale la tierra y verbenas). Quiere dezir darle la ventaja. Nació esta manera de hablar de lo que solían hazer los vencidos pastores en la carrera u otros exercicios rústicos (según dize Festo) porque ponían en las manos del vencedor la tierra y yerbas del lugar donde eran vencidos. A esto sucedió la corona obsidional, que se dava de la yerba de aquel lugar donde recebían libertad los cercados al que los librava del cerco. Y, ansí, Plinio, en el capítulo IV del libro veintidós dize: “Dávase de grama verde, de aquel lugar donde alguno librava los sitiados”, y es de advertir que dos especies de verbena, una que llaman recta porque está enhiesta y derecha, y otra que por estar tendida y acostada dizen supina,a ambas conocidas y nombradas también de los autores verbenacas. Y ansí, Plinio, en el libro veintidós, capítulo II, afirma haverse usado en los sacrificios y embaxadas las verbenas, y en el capítulo VIII del libro veinticinco dize, hablando de la verbenaca: “ésta es la que mostramos llevar los legados a los enemigos; con ésta se alimpia la mesa de Júpiter y purifican las casas , lo cual, aunque sea ansí, se estienden estas mismas palabras a significar universalmente todas las yerbas y hojas festivales, cogidas de algún lugar limpio, para atavío y ornamento de los altares. Dichas verbenas, casi herbenas, ansí lo afirma Donato y se colige de Cicerón, Tenertio y otros tan graves autores, y no sólo éstas pero todas las demás yerbas pues es ansí que verbena o sagmen (según parece del lugar de Plinio que acabamos de alegar) es grama, y ésta se usurpa por cualquiera yerba, como se ve en los latinos, de manera que siendo verbena y gramen cualquiera yerba no será otra cosa dar las verbenas” que dar las yerbas y tierra y rendirse al vencedor renunciándole los céspedes que los mantuvieron vivos y tiene de cubrirlos después que fueren muertos. 4(De tres en tres años). Porque leo initur a trienio, de Aristóteles, en el libro quinto de la Historia de los animales, donde afirma no volverse a tomar hasta pasados tres años. 5 (De quien estava muy pagado). Porque leo miret gratam Aristophani, y no miretur, pues tiene memoria porque como el amor sea deseo de lo bueno o hermoso que en algún tiempo se vido o de otra cualquier manera se gozó, quien de lo tal tiene acuerdo y memoria, no es maravilla que tenga cobdicia y deseo de tornar a gozarlo.

6(Bocho).b De éste se acordaron muchos autores, como de los demás nombres proprios que aquí hay, de quien en diversos lugares haremos particularmente mención.

a. Verbena officionalis L. y V. supina L.

b. Rey de Mauritania, suegro de Yugurta, que hizo la guerra a los romanos aunque más tarde pactó con Sila.

TOMO IV. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO 1