CAPITULO XLV

De los vientos otra vez

Engéndranse también1 sin cesa[r] vientos en algunas cuevas, cual es la que está en la región de Dalmacia,2 con una boca muy grande que se despeña hazia abaxo, de la cual, arrojando cualquiera cosa de liviano peso, aunque sean en día tranquilo y sosegado, sale una tempestad semejante a torvellino. Llámase el lugar Senta. También se dize haver en la provincia Cyrenaica una peña consagrada al viento ábrego a la cual tocar manos de humana criatura se tiene por profanidad porque, luego, este viento perturba las arenas. En muchas casas3 tienen, también, su aire procurado por artificio algunos aposentos, tan a la mano está su causa. Pero va mucho en si es flato o viento,4 porque el viento es cierto y perseverante, el cual no es solamente de alguna región particular pero general de todo el mundo, y no es vapor espirado o tempestad del mar pero viento verdadero a quien compete este nombre y estos vientos, ora nazcan del movimiento5 perpetuo del cielo y del contrario o curso de los planetas, ora sea aquel generable espíritu de la naturaleza de las cosas que andan vagando por todas partes, como en vientre de algún animal, ora sea aire herido del golpe de las estrellas erráticas y del proceso vario de los rayos, ora salgan de sus más cercanas estrellas o de las que están fixas en el cielo, comoquiera que sea cierto tener también ley no escondida de naturaleza, aunque no alcanzada del todo.


EL INTERPRETE

1(Engendran también). Haviendo hablado en general de los vientos haze mención al presente de algunos particulares que no corren universalmente por todas las tierras, antes ocupan alguna región particular, los cuales no son conforme a este autor propriamente vientos aunque los llaman algunas vezes con este nombre, sino los que llaman los latinos flatos o auras, y si corren impetuosamente, procelas o tempestades. 2(En la región de Dalmacia). Dificultosa cosa sería dar cierta causa deste viento. Lo que se puede sospechar es que haya allí muchas cavernas, de las cuales, los vientos que en ellas están recogidos, salgan con la sobredicha ocasión como abriéndoles camino, y procedan a los lugares más anchos y abiertos desta cueva por tener cerradas las vías que van a parar al mar cercano o por alguna causa y que ansí salgan con el ímpetu que dize Plinio. 3(En muchas casas). No es otra cosa aura sino aire impelido livianamente (como el que el moxcadora haze) por alguna poca y livianamente movida exhalación. Levántanse éstas por los tiempos de grande calor, en lugares montuosos, acerca de las riberas de los ríos o, como Plinio aquí dize, en los aposentos manufactos de las casas, los cuales, encerrados en partes sombrías, gozan de sus auras. 4(Flato o viento). Ya diximos arriba qué diferencia haya entre flato o viento acerca de Plinio. 5(Ora nazcan del movimiento). Refiere aquí las causas de los vientos mezcladas con las de aquellos que no son vientos verdaderos. La primera es la circunversión del cielo y ocurso contrario de las estrellas. La segunda, el espíritu de quien no es verisímil que carezca el mundo pues le participan todos los animales. La tercera, el diverso movimiento de las erráticas. La cuarta, la estrella de cada viento, ora sea de las erráticas, ora de las fixas.

a. Por mosqueador, abanico.

TOMO IV. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO 1