CAPITULO XXXIV

De [los] escudos ardientes

Pasó un escudo1 ardiendo de poniente a oriente, echando centellas, a puesta de Sol, siendo Lucio Valerio y Cayo Mario cónsules.a

a 86 a. C.


EL INTERPRETE

1(Son estos escudos) de las impresiones que arriba, con algunos escriptores latinos, llamamos descendentes, por no subir de la región baxa del aire. Házense cuando rodean la exhalación dos nubes, una caliente y otra fría, y la fría la impele y la cálida la atrae, porque entonces está en medio la exhalación más espesa, y la más rala en las extremidades. Cuando se enciende lame la llama los extremos y lo de en[medio] parece como cóncavo por la lumbre circunstante. De la misma manera se hazen los dragones, cabras que saltan y el fuego que llaman fatuo.

TOMO IV. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO 1