CAPITULO V

De los cuatro elementos

Ninguno dubda ser cuatro los elementos y, déstos, estar el fuego en el más alto lugar de todos y proceder de allí aquellos ojos1 de tantas y tan relumbrantes estrellas. Después, el espíritu,2 que los griegos y latinos nombran con un mismo vocablo, aire, el cual da vida, penetra por todas las cosas3 y está inserto en él todo. Con cuya fuerza está la Tierra pendiente enmedio del mundo, junto con el cuarto elemento del agua y, ansí, se ata y concierta esta diversidad de cosas con abrazarse las unas a las otras, y los elementos livianos son detenidos de los graves que no se suban y, por el contrario, los graves, para que no ca[ig]an, son suspendidos de los livianos, que tiran para arriba. Y, ansí, atrayendo cada uno por su parte con fuerza igual los unos y los otros, permanecen refrenados con la violencia del desasosegado movimiento del Cielo, el cual, corriendo siempre por un mismo camino, tiene [a] la Tierra enmedio de todo, la más baxa y colgada4 del centro del mundo, sosteniendo aquello de que ella misma depende. Y ansí, es sola inmobible, moviéndose acerca della el resto de las cosas, y ella se ata con todo, y todo estriva en ella.


EL INTERPRETE

1(De allí proceden aquellos ojos). Sigue aquí Plinio la opinión de los que dizen que las estrellas participan de la lumbre del fuego elemental, puro, que está a par de ellas. Porque éstos tienen por cierto ser al fuego más propria la lumbre que el calor, y que ansí en el inferior y elementado hay más fuerza de calor, como en el celeste la hay mayor de lumbre y, ésta, dizen que comunica a las estrellas el elemento del fuego, y si les preguntan cómo se ve la lumbre de las estrellas sin que lo estorve la del fuego, de quien ellas la toman, responden que el fuego superior, por la delicadeza de su substancia, no resplandece, y el inferior sí, por su groseza y que, por esta misma razón, se ve la lumbre de las estrellas sin que el fuego, cercano al cielo, lo impida. 2(Después, el espíritu). Este es el aire, el cual se divide según nuestro autor, en puro, que es la ethra, donde los siete planetas se rebuelven, e impuro, que es todo lo que ocupa lo que se sigue hasta el agua y tierra que está en la región más baxa. 3(Penetra por todas las cosas). Y ansí vemos que, por falta de aire en los ríos helados, se mueren los peces, y que se altera la mar sin tempestad, que tiembla la tierra y se hazen otras cosas desta manera, que manifiestamente muestran no haver cosa a do no penetre este elemento. 4(Colgada). Y ansí vemos el viento, encerrado en alguna cosa, no permitir que se hunda peso alguno por grave que sea, guardada la proporción. Con todo esto se deve tener por cierto que la causa de reposar los elementos en sus espheras es ser aquellos sus naturales sitios, los cuales apetecen y buscan por todas las vías que se les concede. Del ser, asiento, uso y movimiento dellos, aliende de lo que por muchos está escripto, damos entera cuenta en la parte natural de medicina que havemos, para provecho de los estudiosos de aquella facultad, escripto.

TOMO IV. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO 1