CAPITULO C

Del HUEIPÓCHOTL huaxacense

Es un arbolillo que arrastra a manera de vid, con hojas sinuosas y tricúspides, y flores escarlata, pequeñas y dispuestas en grupos, de donde se produce fruto de forma y tamaño casi de avellana, pero que encierra, como el del ricino, tres semillas blancas. Todo el año tiene hojas, fruto y flores. Es dulce y de temperamento caliente y húmedo o moderadamente frío. Su jugo destilado restaura de tal modo las fuerzas desmayadas, que reanima, según dicen, a los hombres ya casi muertos; el mismo o bien las hojas comidas como hortaliza, refrescan, engordan y limpian el color; el líquido que mana de los renuevos partidos alivia admirablemente la inflamación de los ojos; cinco semillas, o siete si se trata de un hombre más robusto, despojadas de la membrana que las cubre y comidas, evacuan eficazmente la pituita y la bilis por el conducto superior y por el inferior, y con tal seguridad, que basta ingerir la menor cosa para contrarrestar, si así conviene, la fuerza del medicamento. Nace en tierras de los huaxacenses. Poco después nos fue traída de Pánuco la misma planta, con tallo de un codo, blanquecino, blando, liso y espinoso; la llaman allí tzapaloachquáhuilt, y dicen que su jugo afirma los dientes y restaura la carne consumida.

TOMO II. HISTORIA NATURAL DE LA NUEVA ESPAÑA 1