Es una hierbecilla con raíz ramificada, de donde echa tallos de palmo y medio algo blanquecinos, y hojas como de peral, pero mayores. La raíz es caliente y seca en cuarto grado, de gusto acre y urente; machacada y untada en la espalda aleja los fríos de las fiebres, quita la flatulencia, adelgaza los humores crasos y viscosos, mitiga los dolores que provienen de frío o de flatulencia, provoca la orina y las reglas, produce sudor, alivia a los que sufren convulsiones o están impedidos de movimiento, aprovecha a los debilitados, y presta otros muchos auxilios propios de tal temperamento. Nace en Aenenecuilco, donde lo describimos y pintamos.
TEPECUITLÁZOT
TOMO II. HISTORIA NATURAL DE LA NUEVA ESPAÑA 1