CAPITULO CIV

Del CUEYAUHQUÍLITL o hierba que arrastra por la tierra

Además de la hierba que los árabes llaman kali o álkali y cuyo dibujo presentan la mayoría de los modernos, he encontrado otras cinco variedades con las cuales se fabrica vidrio, en mi viaje por las Indias Occidentales. De tres de ellas no doy dibujo porque las encontré en la Gran Canaria, una de las islas Afortunadas, cuando todavía no tenía pintores, y, según creo, se encuentran también en nuestro continente, con hojas como de la siempreviva llamada vermicular, pero diferentes en tamaño y grosor. He cuidado de dibujar las otras dos, que son frecuentes en las campos mexicanos, cuyas hojas (aunque una es rastrera y la otra no) son parecidas a las de verdolaga, y una de las cuales tiene flores blancas muy semejantes a las de heliotropo mayor o de tlalchichinoa, en tanto que la otra tiene flores purpúreas y medianas y hojas más redondeadas parecidas a las de numularia. La primera es de temperamento caliente con alguna sequedad, y de gusto salado; la segunda es fría. Las hojas de la primera, machacadas y aplicadas, dicen que curan admirablemente las úlceras cancerosas; las de la segunda las erisipelas, las quemaduras y todo aquello en que se necesita defensa y refrigerio. La primera se llama cueyauhquílitl, la segunda totecuxóchitl o sea flor del amo. Nacen ambas en suelo templado, como es el mexicano, no lejos de la laguna, en lugares campestres y pantanosos.

CUEYAUHQUÍLITL

TOMO II. HISTORIA NATURAL DE LA NUEVA ESPAÑA 1