II

TRABAJOS DE FRANCISCO HERNÁNDEZ EDITADOS DESPUÉS DE ARREGLADOS, COMPENDIADOS O PARCIALMENTE INCLUIDOS EN OBRAS DE OTROS AUTORES


Dos siglos antes de que el primer manuscrito original de Hernández llegase a las prensas, empiezan a figurar sus conocimientos y obras en los trabajos de otros escritores. Son dos siglos en los que todo lo que se conoce o publica de Hernández está filtrado o destilado por autores que, a su capricho, recortan o añaden al primitivo original hernandino. No tendría mayor valor toda esta producción si no hubiera servido de estímulo para mantener vivo el interés por la labor hernandina hasta el momento de publicar su obra auténtica, como ya demostramos en los capítulos VIII y siguientes de este volumen.

Resulta imposible reseñar todo lo que los autores posteriores tomaron de Hernández. El despojo fue inmediato y comenzó aun en vida del autor. Ximénez, en la obra de 1615 que luego describiremos, ya se queja de que en México “el Dr. Fr. Agustín Farfán, loan de Barrios, Alonso López de Hinojosa, de la Compañía, y otros muchos”, aprovechándose de las obras hernandinas, “ayan trasladado muchas copias de el Dr. Francisco Hernández, suyas en el nombre y de todo punto corruptas, assí en los bocablos como en los medicamentos”28 imprimiéndolas a pedazos en sus obras.

Si esto pasó en México, en Europa no fue menor el despojo. Desde el “arreglo” de Recco o Recchi hasta las obras de Ray y de Laet, raro es el naturalista o médico que al hablar de América no intercale trozos de Hernández, obtenidos casi siempre de segunda o tercera mano.

No tiene interés seguir el rastro de estos aprovechamientos, que son infinitos. Por ello, nosotros solamente vamos a reseñar en este apartado aquellas obras en las que los compendiadores hicieron referencia precisa del origen hernandino, pues consideramos que son las que tienen trascendencia en la historia de nuestro autor y a las que se debe la conservación de su memoria a través de los tiempos.


11. (Adornito) IESUS. MARIA. (Adornito) // VERDADERA ME // DICINA, CIRUGIA, // Y ASTROLOGIA, EN // TRES LIBROS DIVIDIDA, // POR EL DOCTOR IHOAN // DE BARRIOS NATURAL // De colmenar Viejo. // (Adornito) // EN EL LIBRO PRIMERO SE TRATA DE LA ANOTO // mía del cuerpo humano... etc.29 // (Línea de adorno)

EL LIBRO SEGVNDO TRATA DE QVE SEA CALENTVRA, Y DE // todas las calenturas en particular, y de que se hazen, como se conocerán, sus pronósticos. Tratase de Bubas // de Erisipela, y Viruelas, y de todas las yerbas que descubrió el Doctor Francisco Hernández por man- // dado de su Magestad, en esta Nueva España, aplicadas a las enfermedades de el cuerpo huma // no, como después lo hizo el Doctor Nardo Reco por mandado de su Magestad, diziendo // el nombre de la rayz, o yerba en Mexicano, o en Otomi, &c. Y luego en Román- / / ce, para que es buena, y y que cantidad se a de dar, y en que la an de tomar // También se trata de que agua es la mejor, y el orden que yo // di a su Excelencia el Marques de Montes Cla- // ros que es el modo como o y se / / trae a esta Ciudad. // (Adornito)

EN EL LIB. TERCERO SE TRATA DE LA AN OTOMIA // de la madre de la formación de la criatura... etc. // Con Licencia y priuilegio ympreso en MEXICO. // Por Fernando Balli. // Año 1607

La parte correspondiente a Hernández se inicia en el folio 59 r y dice así: (Orla) // TRACTADO QUARTO. // De todas las yerbas que por mandado de su // Magestad, descubrió en esta Nueva España. El Doctor Francisco Hernández // Protomedico, aplicadas a todas las enfermedades el como, y que quan- // tidad, y en que, y asi mesmo después examinadas·, y vistas por el // Doctor Nardo Reco en Madrid. Por mandado del Rey. Sigue el texto, a dos columnas, que ocupa hasta el folio 69 v.

Folio. - 10 hojas s. n. incluida la portada, 186 pp. foliadas, 1 s.n., 80 pp. foliadas, 1 s.n., 37 foliadas, 11 hojas s.n. - Las 10 primeras hojas s. signaturas. - Signs. A6 - Z6, Aa6 - Yy6, Zz2,1 hoja s. sign. Aaa6 - Hhh6-. Portada. - V. en blanco. - Aprobaciones. - Licencias.- Dedicatoria al virrey.- Versos- Prólogo del Dr. Vrieta. - Prólogo del autor. - Tabla. - Soneto. - Erratas. - Más sonetos. - Retrato del autor. - Texto del libro primero. - Dedicatoria. - Poesías. - Texto del libro segundo. - Dedicatoria. - Poesías. - Texto del libro tercero. - Colofón.30

Si no fuese porque el autor especifica en el título de este “Cuarto tratado” de la obra el origen hernandino de su conocimiento de las hierbas, hubiera pasado completamente inadvertida para los investigadores esta influencia. Nada queda de lo que Hernández escribió; los diez folios, impresos por ambos lados, están ocupados con una seca y embarullada relación de medicamentos y dosis útiles para cada enfermedad, sin orden ni concierto. Se ha omitido la descripción de las plantas y, por supuesto, todo aquello de interés humano que Hernández unía a las descripciones botánicas. García Icazbalceta lo titula “colección descarnada de recetas caseras”.31 Y desde luego duda, como nosotros, del valor práctico de dicha recopilación. A nuestro parecer, el autor buscaba con ello únicamente unir su nombre al del ilustre explorador y de paso al del famoso médico de la corte, Recchi.

Encontramos que en esta recopilación las plantas no aparecen descritas como en los trabajos de Hernández, sino que se trata de una lista de enfermedades al pie de cuyo nombre se hace relación de las plantas útiles para su tratamiento. Como el sistema es completamente opuesto al empleado por el protomédico y más aún al criterio de Recchi, hemos pensado si tal vez Barrios habrá utilizado para su libro algún otro manuscrito de Hernández de los que cita en sus cartas y especialmente aquel que tituló: Tabla de los males y remedios desta tierra (n. 43) que con toda seguridad escribió comprendido dentro del grupo de aquellos cinco, a los que posteriormente denominara “Libros adminiculativos”.

Si no fuese porque representa la primera obra en que aparece impreso el nombre de Hernández, no merecería la pena de incluirlo entre la producción hernandina. Sin embargo, el libro es una rareza bibliográfica y tiene interés como documento histórico de la época.


12. (Adornito) QVATRO LIBROS, (Adornito) // DE LA NATV- // RALEZA, Y VIRTUDES DE LAS // plantas, y animales que están receuidos en el vso // de Medicina en la Nueua España, y la Methodo, y correc- // cion, preparación, que para administrallas se requiere // con lo que el Doctor Francisco Hernández escriuio // (Adornito) en lengua Latina. (Adornito) // MVY VTIL PARA TODO GENERO DE // gente q{ue} viue en esta{n}cias y Pueblos, do no ay Médicos, ni Botica. // Traduzido, y aumentados muchos simples, y Compuestos // y otros muchos secretos curatiuos, por Fr. Francisco Xi- // menez, hijo del Conuento de S. Domingo de México, // Natural de la Villa de Luna del Reyno de Aragón. // A Nro. R. P. Maestro Fr. Hernando Bazan, Prior Prouincial de // la Prouincia de Sa{n}tiago de México de la Orden de los Predicadores, // y Cathedrático Iubilado de Theologia en la Vniuersidad Real, // (Escudo de Santo Domingo con adornos laterales) // En México, en casa de la Viuda de Diego López Davalos, 1615 // Vende{n}se en la tienda de Diego Garrido, en la esquina de // la calle de Tacaba, y en la Portería de S. Domingo.

En 4° - 5 hojas, 203 hojas, 7 hojas. Signs.: A4-Z4, Aa4-Zz4, Aaa4-Ddd4, Eee2.

Portada. - V. en blanco. - Aprobaciones y licencias. - Dedicatoria al padre Hernando Bazán. - Prólogo al lector. - Grabado de Santo Domingo.32 - Texto. - Índices. - Erratas.

Es sabido que la obra de Hernández cayó en poder del Dr. Recco poco después de su llegada, y que este autor, por orden real, hizo un resumen o compendio de los manuscritos hernandinos, del que nos ocuparemos más adelante. No se sabe cómo una copia de este arreglo, al parecer examinada, corregida y firmada por el propio Dr. Valles, fue a parar, por “extraordinarios caminos”, según reza el prólogo, a las manos de Fray Francisco Ximénez, quien a la sazón se dedicaba al cuidado de los enfermos que acudían al famoso hospital de Huaxtepec. La tradición y el nombre de Hernández en dicho hospital eran bien conocidos. Hernández pasó allí gran parte del tiempo empleado en explorar la flora mexicana, y el fraile dominico consideró que sería buena labor traducir al castellano el original latino que acababa de caer en sus manos. Así lo hizo y se permitió añadirle algunas observaciones propias. Como vemos, la gestación de la obra no pudo ser más simple; contrasta con la aparatosa y barroca impresión italiana que más adelante comentaremos al hablar del “Tesoro” (ver n. 16), y con seguridad consiguió la divulgación de los conocimientos hernandinos en el medio mexicano, con la misma amplitud que la edición romana en los países de Europa. El libro es interesante, contiene las versiones hernandinas, filtradas y deformadas, pero reconocibles. En muchas de las descripciones, Ximénez añadió de su cosecha lo que él mismo había experimentado, y eso dio lugar a que Nicolás León dijese de la obra: “no es como se cree vulgarmente, servil traducción de la de Hernández, porque abundan en ella pasajes y observaciones originales de no escaso mérito”.33 Gándara tomó a su cargo la tarea de averiguar qué era de Hernández y qué de Ximénez, publicando el resultado de sus estudios en 1920. Con esto quedó demostrado que fue bastante lo que el fraile añadió por su cuenta y en general bien observado y documentado34.

La rareza de este libro, del cual en la actualidad no se conocen arriba de media docena de ejemplares, dio lugar a que en 1888 se reeditase en dos ediciones distintas que serán descritas a continuación (núms. 13 y 14).

Este libro no tuvo la repercusión que debería haber tenido en Europa, por varias razones. Una fue por lo corto de su tirada, que apenas alcanzó a cubrir el objeto para que fue escrito; lo que expresa el mismo Ximénez cuando dice que lo publica para acudir a la necesidad de “los que viven en estancias y minas do no ay médico ni botica a donde acudir por el remedio”. Otra razón fue el largo tiempo que tardó en ser conocido al otro lado del mar. La primera referencia europea que sobre él se encuentra está en el libro de Juan de Laet, que no sale a la luz hasta 163335, y para esta fecha ya había ejemplares de la edición romana, más vistosa, más copiosa y más atrayente al gusto barroco de la época.


13. CUATRO // LIBROS DE LA NATURALEZA // Y VIRTUDES DE LAS // PLANTAS Y ANIMALES, DE USO MEDICINAL EN LA NUEVA ESPAÑA // POR // FR. FRANCISCO XIMENEZ // Del Convento de Santo Domingo de México // y natural del Reino de Aragón. // (Filete) // SE REIMPRIMEN POR ACUERDO // DEL // SEÑOR GENERAL CARLOS PACHECO, SECRETARIO DE FOMENTO // BAJO EL CUIDADO Y CORRECCION DEL DR. ANTONIO PEÑAFIEL // Director General // de Estadística de la República Mexicana // y miembro de varias // Sociedades científicas, nacionales y extranjeras. // (Un grabadito) // MEXICO // OFICINA TIP. DE LA SECRETARIA DE FOMENTO // Calle de San Andrés número 15. // (Filete) // 1888

22 por 31.- vi, 2 hojas s. n., 342 pp.- Signs.: Jiménez 23-Jiménez 32-Jiménez 522.

Portada. - V. en blanco. - Introducción. - Dos láminas facsímiles de la edición original. - Texto. - Índices.


14. CUATRO LIBROS DE LA NATURALEZA // Y VIRTUDES MEDICINALES // DE LAS PLANTAS Y ANIMALES DE LA NUEVA ESPAÑA. // Extracto de las obras del Dr Francisco Hernández. // ANOTADOS, TRADUCIDOS Y PUBLICADOS EN MEXICO EL AÑO DE 1615, POR FR. FRANCISCO XIMENEZ, RELIGIOSO LEGO DOMINICO. // AHORA POR PRIMERA VEZ // REIMPRESO MEDIANTE LA PROTECCION // Del C. Lic. Agustín Canseco // GOBERNADOR INTERINO CONSTITUCIONAL DEL ESTADO DE OAXACA, // BAJO LA DIRECCION \\ Del Dr. Nicolás León: // Director fundador del Museo Michoacano, Profesor de lengua / / latina en el Primitivo y Nacional Colegio de San Nicolás de Hidalgo, y de Historia Natural en la Academia de Niñas; // individuo de la Sociedad Mexicana de Geografía // y Estadística, de la Científica // Antonio Alzate, de la Médica Pedro Escobedo; socio protector // del Museo Etnológico Internacional de Leipzig, // corresponsal honorario de la Sociedad Filológica de París, // de la de Geografía comercial de Francia, // socio correspondiente de la Associazione dei Benemeriti Italiani // de Palermo, Asociado Honorario de la Unión Obrera // Humberto I, de Napoles, etc., etc. // (Un grabadito) // MORELIA. // (Filete) // IMP. Y LIT. EN LA ESCUELA DE ARTES, // a cargo de José Rosario Bravo. // (Filete) // 1888

15 X 21 cm. - lii pp., 1 hoja s. n., 8 marcadas con letras de la A a la H., 1 hoja s. n. 300 pp., 1 hoja s. n. Pliegos de cuatro hojas marcados de la A a la F y de 1 a 39. - S. Signs.

Portada. - V. en blanco. - Dedicatoria. - Introducción con apéndices. - Lámina facsímile de la portada original. - Texto con otra lámina intercalada, facsímile de la original de Santo Domingo. - Índices. - Erratas. - Adición.

A fines del siglo XVII, Gómez Ortega comprendió el interés del libro escrito por Ximénez y trató de reeditarlo incluido dentro de los volúmenes de la edición “matritense”, según anuncia en el prólogo de dicha edición. Falló el intento al quedar inconclusa la obra y no fue sino hasta un siglo después cuando, simultáneamente, y casi con seguridad por indicaciones del padre Fischer, se reimprime en Morelia y en México, en el mismo año, el libro del padre Ximénez, que hemos descrito en el n. 12 de este trabajo. Las dos ediciones están hechas a base de un ejemplar que probablemente poseía el propio padre Fischer, quien no alcanza a ver las ediciones publicadas.

En primer lugar, aparece la de Antonio Peñafiel (n. 13), que sale a la venta en los últimos días de diciembre. Tipográficamente es una bella obra, pero el editor se limita a trascribir el texto original del siglo XVI sin notas ni comentarios. Le añade una “Introducción” corta y con escasos datos y un “Índice alfabético” que no existe en la edición original. Dos meses después, en marzo del 1889, Nicolás León termina la suya, que, inversamente a lo que pasa con la de Peñafiel, es una importantísima fuente de noticias sobre Hernández y Ximénez. León compone un extenso prólogo, en el cual recoge todo lo que hasta su tiempo se conoce de Hernández y su vida. Consulta los libros que le son asequibles y escribe la primera biografía de Hernández que se conoce, y de la que han tomado sus datos casi todos los autores que posteriormente han escrito sobre nuestro médico. Durante la elaboración de este trabajo, Nicolás León recurre continuamente a diversas fuentes y sobre todo a García Icazbalceta, de quien obtiene numerosos materiales inéditos o poco conocidos. Parte de la correspondencia cruzada entre los dos con este objeto ha sido publicada por Teixidor.36 Desde luego, este trabajo de León es fundamental para la historia de Hernández y, no obstante algunas omisiones y errores, es lo más completo que se ha escrito sobre él hasta estos últimos años, en que renació el interés por su figura. También incluye una biografía corta del padre Ximénez y un apéndice en el cual trascribe algunos documentos hernandinos que en su tiempo eran prácticamente desconocidos: cartas, reales órdenes, etc. Por lo demás, aparece el texto íntegro de la obra, más cuidado que en la edición de Peñafiel y en lugar del índice alfabético que Peñafiel incluyó, obra de don Constancio Castellanos, aparece la “Tabla alfabética” original de Ximénez que faltaba en el ejemplar del padre Fischer y que León consiguió de algún otro ejemplar de los existentes en Europa. Al final existe una “Adición”, donde describe el ejemplar de Peñafiel, que dice le llegó a las manos en el momento de poner en prensa el último pliego de su libro.


tomo_I_149.jpg

Ilustración del libro de Ximénez


tomo_I_150.jpg

Portada de la edición del Ximénez de 1888


tomo_I_151.jpg

Portada de la edición del Ximénez hecha por Nicolás León


tomo_I_152.jpg

Portada del índice del Ximénez que e publicó en México en 1900


Tuvo más resonancia y difusión la edición de León que la de Peñafiel, y durante años ha sido muy utilizada por historiadores y farmacólogos. Sin embargo, la duplicidad del trabajo ocasionó molestias a los investigadores, sobre todo al referirse a las citas bibliográficas de una y de otra, a más de que la diversidad de índices en las dos hacían difícil su consulta. Para evitar esto, en 1900 un autor que oculta su nombre bajo las iniciales J. R., pero que según supone la Dra. Ida K. Langman identifican el nombre del biólogo José Ramírez, redactó un índice común a las dos ediciones por orden del entonces ministro de Fomento, Manuel Fernández Leal, con el siguiente título:

INDICE ALFABETICO // DE LA // OBRA DE FR. FRANCISCO JIMENEZ, // TITULADA: // CUATRO LIBROS DE LA NATURALEZA // Y // VIRTUDES DE LAS PLANTAS Y ANIMALES DE USO MEDICINAL // EN LA NUEVA ESPAÑA. // (Filete) // MEXICO // OFICINA TIPOGRAFICA DE LA SECRETARIA DE FOMENTO // Calle de San Andrés núm. 15. (Avenida Oriente, 51) // - // 1900.

19 X 28 cm. - 22 páginas.

Portada. - V. en blanco. - Advertencia. - Texto.

En este trabajo aparecen todos los elementos citados por Ximénez; seguidamente y en cuatro columnas se indica el capítulo y la página en que se encuentran en cada una de las dos ediciones.


15. Véase el libro del padre Nieremberg, De historia naturæ maximæ peregrinæ, que fue descrito en el n. 1 de este trabajo.

Ya nos referimos en los núms. 1 a 3 de este trabajo a los escritos de Hernández que Nieremberg incluye íntegros en su libro de historia natural. Pero además de los allí reseñados, Nieremberg inserta entre las páginas 151 a 386 de su obra numerosísimas descripciones de animales, plantas y minerales, tomadas de Hernández y mezcladas con las de otros autores. Muchas de estas descripciones son fragmentos del original hernandino y otras aparecen íntegras. Tiene gran valor documental e histórico esta inclusión de Hernández en la obra de Nieremberg, pues gracias a ella se ha podido descubrir el carácter de los dibujos originales de aquél, tema que hemos tratado extensamente en un reciente trabajo nuestro.37 Nieremberg, al copiar a Hernández, utiliza los originales que se conservan en el colegio de los jesuitas, y publica varios dibujos de indudable factura indígena que acompañan al escrito original y que sirven de muestra para conocer cómo eran los bellos dibujos que tanto gustaron en la corte, al punto de que el rey los mandó utilizar para la decoración de su aposento.38 Las ilustraciones del libro de Nieremberg fueron grabadas por Christoffel Jegher, discípulo de Rubens, lo cual explica por qué algunos de los dibujos típicamente indígenas mexicanos, de evidente origen hernandino, aparecen firmados con las iniciales C. I. El hecho de que Nieremberg utilizara los manuscritos de los jesuitas y no el resumen de Recco se demuestra por la redacción de las descripciones y porque en el libro del jesuita aparecen descritas plantas y animales que no figuran en la obra italiana.


16. RERVM MEDICARVM // NOVAE HISPANIAE // THESAVRVS // SEV // PLANTARVM ANIMALIVM // MINERALIVM MEXICANORVM // HISTORIA // EX FRANCISCI HERNANDEZ
// Noui Orbis Medid Primar y relationibus // in ipsa MEXICANA Urbe conscriptis // A NARDO ANTONIO RECCHO
// Monte Coruinate Cath{olicæ} Maiest{atis} Medico // Et Neap{olitani} Regni Archiatro Generali // Iussu PHILIPPI II. HISP{ANIARUM} IND{IARUM} etc. REGIS // Collecta ac in ordinem di gesta // A IOANNE TERRENTIO LYNCEO // Constantiense Germ{anic}o. Ph{isic}o ac Medico // Notis Illustrata // Nunc primu{rn} in Naturaliu{m} rer{um} Studiosor{um} gratia // lucruhationibus Lynceoru{m} publici iuris facta. // Quibus Jam excussis accessere demun alia // quor{um} omnium Synopsis sequenti pagina ponitur // Opus duobus voluminibus diuisum // PHILIPPO IIII. REGI CATHOLICO MAGNO // Hispaniar{um} vtrius- q{ue} Sicilice et Indiaru{m} de Monarchee dicatum. // (Mapa de la parte entonces conocida de la Nueva España.) // Cum Priuilegiis ROMÆ Superior{um} permissu. Ex Typographeio Vitalis Mascardi. M.DC.XXXXVIII.

21 x 30 cm. - 3 hojas s. n. 950 pp., 17 hojas s.n. 90 pp., 3 hojas s.n.- Signs., más4-, A6-Z6, Aa6-Zz6, Aaa6-Zzz6, Aaaa6-Kkkk6- LIII2- a2-b4-c4-d2, a2-b2, A4-M4.

Portada orlada. - V. en blanco. - (En muchos ejemplares existe una segunda portada impresa que no existe en el nuestro). - Dedicatoria. - Prólogo del impresor. - Aprobaciones. - Licencias. - índice. - Listas y erratas. - Texto ilustrado con láminas intercaladas sin numerar. - Poemas a Barberini. - Poema en griego. - Sigue el texto. - Tablas fitosóficas. - Índices. - Texto del tratado de animales y minerales. - Índices de este tratado.

La historia de este libro es tal vez lo más conocido de la obra de Hernández; ya la hemos descrito con bastante detalle en el texto de la biografía y ha sido tema para varios minuciosos trabajos firmados por Proja, Paoli, Gabrieli, Alessandrini, etc.39 Antes de estudiar los problemas bibliográficos de esta edición, repasaremos, a grandes rasgos, los acontecimientos más importantes de su historia, recordando que se origina en vida del autor, cuando Felipe II comisiona al Dr. Nardo Antonio Recco para reducir el original hernandino y acondicionarlo a las exigencias de la publicación. Nombrado arquiatra del reino de Nápoles, Recco fue obligado a volver a Italia, donde murió en 1595. El manuscrito, rodando de mano en mano, quedó en posesión de un abogado de Monte Corvino llamado Marco Antonio Petilio, sobrino de Recco, y de allí fue rescatado por el príncipe Federico Cesi, fundador de la sociedad científica italiana denominada Accademia dei Lincei, quien pagó por él elevada suma. Una vez en posesión de la Accademia, el manuscrito original de Recco fue distribuido entre los socios, encargándose cada uno de estudiar y anotar la parte que le correspondía. Dio comienzo la labor en 1610; los principales encargados de ella fueron Juan Terenzio, Juan Fabre y Fabio Colonna. De la impresión y de la iconografía quedó encargado el entonces secretario de la Accademia, Francisco Stelluti. Diversas vicisitudes impidieron terminar el trabajo antes de 1628, desgraciadamente muy tarde, pues el príncipe Cesi, a cuya costa avanzaba la impresión, falleció en 1630. La historia interna de la edición, sus contratiempos y demoras, las dificultades de los permisos y las consultas cruzadas entre sus autores materiales queda perfectamente definida en la correspondencia publicada en el trabajo, anteriormente citado, de Gabrieli. Quedó la Accademia desorganizada y dispersa. La obra impresa carecía de detalles de última hora; el propio Cesi laboraba en unas tablas fitosóficas que debían servir de colofón y que quedaron inconclusas, lo mismo que los índices. Y en esta situación pasaron veinte años hasta que Alfonso Turriano, o de las Torres, secretario del embajador de España en Roma, compró en mil escudos todo el fondo editorial a su entonces dueña, Olimpia Cesi, primogénita del Príncipe, por intermedio de su esposo el duque de Sforza. Según Gabrieli, el fondo editorial estaba en aquellos momentos formado por 1000 ejemplares que se mandaron a España, 300 que pasaron a poder de los libreros Diversini y Masoti de los que ya nos hemos ocupado, otros tres o cuatro cientos que quedaron en Roma y cincuenta que estaban en casa del Duque Salviati. Teniendo en cuenta los que se terminaron en 1630 y los fechados en 1648, calcula este autor que la edición completa alcanzó a ser de unos 1 700 o, a lo sumo, 2 000 ejemplares y explica la rareza de este libro en Italia debido a los 1 000 ejemplares enviados a España, y a que los que quedaron en Italia fueron los defectuosos o incompletos, pues precisamente en una carta de Cassiano del Pozzo indica que había “mil cuerpos {de libros} buenos y tres o cuatrocientos defectuosos por no haber sido custodiados los ejemplares como era debido”40. Turriano una vez en posesión del fondo editorial sufragó los gastos para terminar la impresión en homenaje a Felipe IV pudiéndose conseguir libros ya completos a partir de 1649 y definitivos en 1651. La dilatada espera de la edición, antes de salir definitivamente a la luz en 1651, dio lugar a que se distribuyeran ejemplares de modo aislado entre los naturalistas interesados; así encontramos algunos que, a partir de la línea 18 de la portada, dicen lo siguiente: “Nunc primum in naturalium rerum studiosorum gratiam et utilitatem studio ac Impensis Lynceorum publici juris facta. Reliqua volumine contenta versa pagina indicabit. Cum privilegiis s. pontif. s. caes, magest. christianissimi regis Galliae, et mag. Ducir Hetruriae Romas superiurum permissu ex Typographia Jacobi Mascardi MDCXXX.” Indudablemente ésta es la portada original que pensaba utilizarse en tiempos de Cesi, ya que lleva la fecha de 1630. No se conoce más que un ejemplar con esta fecha, el de la Biblioteca Lancisiana de Roma, que fue estudiado detenidamente por Proja. Su contenido es el mismo en esencia que el de los ejemplares de fechas posteriores o sea: el texto de las plantas mexicanas en diez libros comentados por Terrencio, la Sposizione de Faber sobre los animales y las Annotazioni de Fabio Colorína, las tablas fitosóficas del Príncipe Cesi, pero sólo de la I a la XIII. El texto de la portada aparece dentro de la misma ornamentación que los demás ejemplares; las viñetas y grabados capitulares colocados al principio y fin de los libros son idénticos a los de los demás libros de fecha posterior; la numeración de las páginas coincide e incluso las erratas tipográficas. Es indudable que el cuerpo fundamental de la edición estaba acabado para el año de 1630.

Algunos autores citan ejemplares con fecha de 1628, que son reseñados en varias bibliografías y recogidos por Nicolás León en el prólogo al libro descrito en el n. 14. Nosotros no hemos encontrado ningún ejemplar de esa fecha.

Existen algunos ejemplares fragmentados de fechas anteriores al libro completo que hemos descrito más arriba. Uno, muy interesante, se ofreció al obispo Juan Gottifredo, príncipe de Bamberg, patria del comentarista Juan Faber, que hoy se conserva en la Biblioteca Barberiniana y ostenta el siguiente frontispicio: “Illmo. ac. revmo. d. Ioanni Gotifredo episcope Bambergensi S.R.J. principe caesareo ad Paulum V legato, literatum patrono celebérrimo, ut se devoti animi affectu deditos aliquo quamvis voluntati impari officio testarentur, paucas hasce mexicanorum plantarum imagines e rerum medicarum novi orbis Thesauro suo depromptas, Lyncei Romas obtulerunt.” Probablemente se trataba con esta ofrenda de interesar al príncipe-obispo en la obra y obtener de él alguna ayuda, bien moral o económica. El mismo objeto parecen haber tenido unos opúsculos pequeños que debieron imprimirse hacia 1618, en los cuales se reunieron 68 grabados en madera de las plantas de México, que más adelante aparecen en la edición definitiva, y dedicatoria de Faber con un poema en griego del mismo. De éstos se hicieron varios, tal vez con objeto de propaganda. Uno fue vendido hace más de 50 años en París y otro estaba recientemente en poder de un librero de Boston que lo ofrecía en venta. No tienen demasiado interés ya que los grabados aparecen en la edición posterior y además solamente contiene este opúsculo 68, mientras que en la edición definitiva pasan de 800. También el propio Faber utilizó la parte por él comentada en el libro referente a los animales de México que, como sabemos, fue una disertación extensísima en la que expuso casi toda la ciencia zoológica de su tiempo, para convertirla en volumen independiente bajo el título de: IOANIS FABRI // LYNCEI BAMBERGENSIS, // MEDICI ET PROFESORIS ROMANI, / / Et iam quimque Summis Pontificibus ab Herbarijs studijs // ANIMALIA MEXICANA // Descripdonibus, scholiisq{ue} exposita. // THESAVRI RERUM MEDICARUM NOVAE HISPANME; // SEV // PLANTARUM, ANIMALIUM, MINERALIUM MEXICANORUM // HISTORIAE // FRANOSO HERNAN DI NOVI ORBIS MEDICI PRIMARII ET // NARDI ANTONII RECCHI MONTECORVINATIS // Philippi II, Hispaniarum et Indiarum etc. Regis Medid et Neap{olitanis} Regni Archiatri // generalis: á Lynceis, notis, commentariis, auctariis illustrata et edita: // scilicet primi Tomi pars. // AD ILLUSTRISS{IME} ET REVERENDIS{IME} D.D. // FRANCISCUM BARBERINUM // S. R. E. CARD. AMPLISSIMUM. // (Grabado en el que cuatro angelotes sostienen un emblema nobiliario constituido por tres, al parecer, abejas) // ROMAE, Apud lacobum Mascardum, MDCXXVII. // (Filete) // Cum privilegiis Summi Pontificis, s. Caes. Maiestatis, Christianis, Regis Galiae, // & Magni Ducis Etruriae // (Filete) // SUPERIURUM PERMISV

Portada. - V. en blanco. - “Imprimatur” con la fecha 1628. - V. en blanco. - Nueva portada diciendo: Aliorum novae Hispaniae animalium Nardi Antoni: Recchi imagines et nomina Ioannis Fabri Lyncei Bambergensis Philosophi, Medid, Publici Profesoris Romani & Summo Pontifici ab herbariis studiis expositione. - Dedicatoria al Cardenal Francisco Barberini (Poema de Riquius Belga.) - Dedicatoria de Juan Faber al mismo Cardenal. - En la pág. 13 se inicia el texto que conserva la foliación original del ejemplar del “Tesoro” o sea de la pág. 456 a la 839. - En la pág. 839, después de acabado el texto de la “Expositione” con las palabras Grada Deo, etc., se inicia el mismo epigrama seguido de la elegía que contienen las ediciones de 1651 y que terminan en la pág. 840 donde termina el volumen.

Uno de estos ejemplares existe en la Accademia dei Lincei, Bibliotheca Corsinia Vetus, donde ha sido visto recientemente por el Dr. Alexandre Stols, a quien debo la descripción anterior. Otro es citado por Palau en su Manual del librero hispanoamericano, y por diversos naturalistas de los siglos XVI y XVII. En realidad podría considerarse como un sobretiro o separata de la parte de Faber en el libro de la Accademia dei Lincei; si nos hemos detenido a describirlo en detalle se debe a que constituye la prueba irrefutable de que la edición estaba ya impresa para la fecha en que este sobretiro se publica.

Volviendo al libro que nos ocupa, diremos que el resto de los ejemplares conocidos aparecen fechados en 1648, 1649 ó 1651, y algunos con dos fechas. En estos ejemplares, que, como ya hemos advertido, el contenido fundamental es idéntico al del ejemplar de 1630, las variantes bibliográficas son casi infinitas: Existe una segunda portada impresa con dedicatoria a Felipe IV del embajador de España en Roma, Alfonso Turriano. La dedicatoria del editor. El imprimatur de Vicente Fanus y de Baltasar de Lagunilla. Una sinopsis, varios índices; las tablas de Cesi completadas hasta la XX y al final una Historiæ animalium et mineralium Novæ Hispaniæ. Líber unicus in sex tractatus divisus. Francisco Fernández Philippi secundi primario medico avthore.

Ahora bien, casi no existen dos ejemplares que contengan las mismas cosas y en el mismo orden. En el texto que pudiéramos llamar primitivo, encontramos que en unos ejemplares Faber dirige una carta al lector, en otros esta carta está sustituida por una carta al cardenal Barberini y en algunos aparecen las dos cartas. Lo mismo sucede con la dedicatoria de Fabio Colonna que precede a sus Annotazioni: mientras en unos ejemplares el trabajo se dedica al príncipe Cesi en otros la dedicatoria va dirigida al cardenal Barberini.

Respecto a las portadas existen ejemplares con una sola portada de fecha 1648, 1649 o 1651 grabada; otros con una sola impresa, de fecha 1651, y muchos con las dos. Los índices, por lo general, van al final del volumen, pero en algunos ejemplares como los que se conservan en las bibliotecas Angelia de Roma, en la Universidad de Pisa y en la Magliabechiana de Florencia están colocados antes de iniciarse el texto. Existen por lo menos dos distintas impresiones de índices con contenidos diferentes.

Existen ejemplares sin la dedicatoria de Turriano, otros sin el prólogo que el impresor Jacomo Mascardi dirige al lector, y algunos en los que ambos preliminares están ausentes.

Hay libros, como el mío propio, en el cual se encuentran dos espléndidas láminas grabadas en cobre, intercaladas fuera del texto; otros muchos no contienen dichas láminas. El mismo Líber unicus no es constante en todos los ejemplares y algunos tienen añadida al final, después de las tablas fitosóficas del príncipe Cesi, una biografía de este mecenas, escrita por su amigo y colaborador Francisco Stelluti.

Es indudable que en un principio los miembros de la Accademia dei Lincei decidieron publicar el libro de que nos ocupamos en dos volúmenes, y existen referencias, cuidadosamente recogidas por Proja, que así lo demuestran. Por otro lado el llamado Liber unicus, donde se presentan las descripciones de animales y minerales, es una impresión aparte y posterior. El original, según se desprende de los trabajos de Gabrieli, fue mandado copiar por Cassiano del Pozzo del manuscrito escurialense en 1626 y llevado a Roma a su regreso. Ignoramos la fecha de su impresión, indudablemente posterior al resto del volumen, y añadida al cuerpo principal del libro cuando se decidió darlo definitivamente a las prensas. Este Liber unicus, tiene foliación independiente, índices propios y caracteres tipográficos distintos al resto del volumen. El mismo texto de las descripciones de este Líber unicus no está arreglado por Recchi sino que conserva la redacción original de Hernández. Probablemente se decidió incluirlo, dado el excesivo rigor con que Recchi había seleccionado los animales mexicanos, reduciéndolos a un pequeñísimo grupo, y dada la exuberancia literaria con que Faber había comentado esos pocos animales que escogiera Recchi diluyéndolos en un fárrago de literatura barroca e inadecuada. Lo mismo puede decirse de la parte dedicada a minerales que en el libro original era reducidísima.

Proja se extiende en comentarios y conjeturas para demostrar algo que según nuestro criterio no es de mayor importancia; nos referimos al verdadero impresor del libro. Sin género de dudas, el libro fue impreso por Jacomo Mascar di en los años últimos de la década tercera del siglo XVI. Por esta razón su nombre aparece al pie de la portada del ejemplar Lanciciano y el prólogo dirigido al lector por el impresor aparece con su firma; él mismo así lo expresa en dicho prólogo. Ahora bien Proja se indigna de que en los ejemplares con fecha de 1648, 49 y 51 el nombre de Jacobo haya desaparecido y en su lugar aparezca el de Vitalis Mascardi. Es posible que no sea muy correcto, pero si el primero había fallecido en 1630 y Vitalis, hermano menor y heredero de la imprenta, completó la edición, imprimió las diversas partes que fueron añadidas y seguramente también el Liber unicus, no es de extrañar que pusiera su nombre al frente del volumen teniendo en cuenta que él era en aquel momento el dueño de la imprenta y quien ponía el libro en circulación.

Un tema que se ha debatido con frecuencia es el de la doble edición. Ya está demostrado que el cuerpo principal de la obra es el mismo en todos los ejemplares; ahora bien sería interesante hacer un detenido estudio del papel de todos los ejemplares conocidos para comprobar si todos fueron impresos al mismo tiempo o si lo que se conservaron fueron las cajas compuestas y los ejemplares de mediados de siglo corresponden a una nueva tirada. En este caso la incorporación del nombre de Vitalis estaría perfectamente justificada y las lamentaciones de Salvatore Ab. Proja por la eliminación de Jacobo en el pie de imprenta no tendrían razón de ser.

Las portadas con fecha de 1651 que aparecen impresas presentan todavía otro problema bibliográfico, pues en ellas se puede leer al pie: “Sumptibus Blasii Diversini et Zanobii Masotti bibliopolarum. Typis Vitalis Mascardi superiorum permissu”, que corresponden a un lote que pasó a manos de estos libreros, tal vez como pago de alguna deuda contraída por Turriano o tal vez como parece desprenderse de una carta de Stelluti a Cassiano del Pozzo, publicada por Gabrieli, por venta directa. Los ejemplares entregados a estos libreros fueron 300 y a todos ellos les añadieron la portada citada donde sin que sepamos con qué méritos se permiten considerarse como financiadores de la edición.

Repetimos que los interesados en conocer al detalle esta maraña bibliográfica encontrarán datos suficientes en las obras de Paoli, Proja, Alessandrini y Gabrieli quienes además se han ocupado de clasificar y describir la mayor parte de los ejemplares conocidos y existentes en las bibliotecas europeas; entre ellos uno curiosísimo que perteneció al profesor Emilio Chiovenda después de haber pasado por otros varios poseedores anteriores y en el cual se conservan anotaciones autógrafas del Príncipe Cesi no obstante que el ejemplar lleva fecha de 1649 y el príncipe como sabemos murió en 1630. Y ahora pasemos a comentar lo que esta obra representa en la historia hernandina. Sin discusión, como ya hemos estudiado en los capítulos VII y VIII de este volumen, durante los siglos XVI y XVII este libro fue el mantenedor del interés por la figura de Hernández en toda Europa. A él acudieron todos los escritores cuando se trataba de hablar de la naturaleza mexicana y aparece citado en todos los tratados de historia natural publicados desde mediados del siglo XVI hasta casi nuestros días. Es un ejemplar bellísimo. Verdadera obra maestra del barroco tipográfico. Su portada exuberantemente barroca, obra maestra del célebre grabador Juan Federico Greuter, y la belleza de las láminas, la mayor parte grabadas en madera y algunas en plancha de cobre, el tipo de letra amplio y bello, y lo cuidado y elegante de su impresión, lo hacen ser un libro atrayente, que incita a conocerlo y estudiarlo por su sola presentación. Sin embargo, debemos advertir que es poco lo que contiene original de Hernández y que por su lectura nadie podrá llegar a saber más allá de las generalidades más comunes. No vamos a colocarnos en una situación tan extremista como la de Beristáin cuando acusaba a Recco de “miserable destripador” de los originales hernandinos.41 Pero sí es preciso divulgar y reconocer que la labor de Recco fue nefasta para la posteridad hernandina. Indudablemente, Recco no estaba preparado para la labor encomendada, desconocía América y no supo interpretar los libros de Hernández en su verdadero valor.42 Cercenó de ellos todo lo que era personal: las observaciones agudas, al pie de la planta, sobre el mismo terreno donde crece; los comentarios brotados al estudiar los elementos en su medio; las noticias recogidas de labios indígenas y de colonizadores experimentados. Todo esto le pareció superfluo. Fue poco serio en un libro que tenía un mecenas real. Suprimió párrafos y descripciones enteras sin más criterio que el de perpetuar solamente lo que tenía aplicación directa en la medicina. Todas las plantas que Hernández recoge sin objeto; aquellas en las que suele añadir: “no tiene que yo sepa ningún uso en medicina, pero como es digno de verse por el color de sus hojas, juzgamos que debía representarse en pintura y descrito brevemente”; 43 o de las que dice: “no tiene ningún uso... {pero} por su hermoso aspecto cuidamos de pintarlo y describirlo”,44 desaparecen de la relación de Recco, y con ello mata al hombre. Perpetúa la obra pero impide que en dos siglos nadie sepa cómo sentía quien llevó a cabo aquel trabajo. Fue necesario que apareciesen los manuscritos, que en el siglo XVII publica Gómez Ortega (ver n. 4), para que se supiera cómo era y cómo pensaba el hombre que, a paso de muía, recorrió en tiempo inverosímil el territorio mexicano explorando sus secretos naturales.45

Sobre el “resumen” de Recco, que por cierto parece estar conservado en una biblioteca de los Estados Unidos (como más adelante veremos), los miembros de la Acendemia dei Lincei, utilizando entonces lo que quedaba de Hernández como pedestal, se lanzan a una aventura literaria que de otro modo permanecería hoy ignorada. Sobre la base hernandina, los indudablemente cultos y sabios encargados de comentar a Hernández edificaron una obra que por su extensión es un escaparate de su ciencia, pero poco beneficiosa a Hernández en lo referente al conocimiento de su persona y manera de pensar. Sin embargo es útilísima como elemento mantenedor de la memoria del protomédico en la historia de la ciencia.

El comentarista Faber escribió 380 páginas para ilustrar 23 animales descritos por Hernández en poco más de diez páginas. Es cierto que el trabajo de Faber es una maravillosa exposición de la zoología de su tiempo con ideas originales del autor, incluso con capítulos que hablan de los dragones y de observaciones teratológicas. Pero la realidad hernandina queda tan diluida y envuelta en la bambolla de los comentarios que pasa casi inadvertida. Lo mismo podría decirse de Colonna y algo menos de Terrencio. Es más, el propio príncipe Cesi utiliza el libro para incluir su concepción del cosmos en las tablas fitosóficas, que son el resumen de una extensísima obra que no llegó a realizar por su temprana muerte y que debía titularse Theatrum totius naturæ. Importantísima por haber sido el germen de muchas obras posteriores, pero en realidad completamente ajena a Hernández y su labor. Finalmente, ni siquiera la iconografía es hernandina, como hemos demostrado recientemente; las bellísimas ilustraciones de la edición romana son dibujos de factura europea,46 probablemente elaborados sobre las descripciones de Hernández o sobre ejemplares americanos transportados a Italia. Así es que, aparte del valor que como monumento a la memoria hernandina tiene el libro que nos ocupa, no podemos encontrar en él nada vivo ni original que nos documente sobre la verdadera figura de Hernández.

En la “John Cárter Brown Library” de Providence (EE. UU.), se conserva un manuscrito con el título: De Materia Medica nova’ hispania’ philippi // secundi Hispaniarum ac Indiarum Regis invic // tissimi iussu collecta a Doctore Francisco Hernán // do nova’ orbis primario ac in ordinem di ge // sta a Doctore Nardo Antonio Recco eiusdem // Maiestatis medico libri quatrus.

Se trata de un manuscrito autógrafo, al parecer, de Nardo Antonio Recchi, cuya firma aparece al final de la dedicatoria, de 239 folios, numerados correlativamente del 2 al 191 (el folio 2 aparece repetido); los 48 folios restantes están sin numerar.

Este manuscrito fue adquirido por la Biblioteca Brown a mediados del siglo pasado, y se sabe que perteneció al cardenal italiano Francisco Saverino de Zelada, muerto en 1801. El Dr. Wroth y la Dra. Benson, que lo han estudiado detenidamente,47 consideran que tal vez fue el manuscrito original de Recchi usado para la edición romana. Desde luego el texto del escrito se corresponde muy exactamente con el del libro editado por los Linceos en la parte que éstos tomaron de Recchi, y no es aventurado afirmar lo que los autores norteamericanos suponen.

De ser así tendríamos explicado por qué al comisionar el gobierno español, a fines del siglo XVII, a Nicolás de Azara para buscar en Roma los originales de la edición de los Linceos, no pudo encontrarlos, pues estaban en la biblioteca particular del cardenal, que además era uno de los más notorios enemigos del diplomático español. Ya en el texto hemos tratado extensamente de esta gestión de Azara por lo que no debemos repetirlo aquí.

El manuscrito, como decimos, sigue casi literalmente el texto del libro romano. Está dividido en cuatro libros, a los que se anteponen unos Prolegómena operis que corresponden casi exactamente con los Prolegómeno praemittis que inician el “Tesoro”, y contienen las descripciones de los elementos casi en el mismo orden. Las últimas páginas, sin foliar, corresponden a varios índices muy interesantes y un corto vocabulario indígena.


tomo_I_153.jpg

Portada de la Animalia Mexicana de Fabre (1628)


tomo_I_154.jpg

Portada de la edición “romana”


tomo_I_155.jpg

tomo_I_156.jpg

Los índices de la edición “romana”


tomo_I_157.jpg

Portada de la edición de 1651


tomo_I_158.jpg

Manuscrito del “cocoliztle”


tomo_I_159.jpg

Primera página de la descripción de China


tomo_I_160.jpg

Portada de las Quæstionum stoicarum


tomo_I_161.jpg

Comienzo de los Problematum stoicorum


tomo_I_162.jpg

Primera página del Compendio de Asia


tomo_I_163.jpg

tomo_I_164.jpg

Portada y página de los Compendios aristotélicos


tomo_I_165.jpg

Páginas corregidas del Plinio


tomo_I_166.jpg

tomo_I_167.jpg

Páginas de la Doctrina Cristiana


17. HISTORIA // PLANTARUM, // Species hactenus editas, aliasque // insuper multas noviter inventas & descriptas complectens. // In qua agitur primo // De Plantis in genere, // Eurúmque // Partibus Accidentibus & Differentiis; // Deinde / / Genera omnia tum summa tum subalterna ad species usque Ínfimas, // Notis suis certis & characteristicis // De finita, METHODO // Natune vestigiis insistente disponuntur //...//Auctore / / JOANNE RAIO... Londoni // Typis M. Clark prostand apud H. Faithorne, 1686-1704.

No hemos podido revisar personalmente este libro, pues un microfilm que teníamos encargado no llegó a tiempo. Los datos aquí insertados nos han sido amablemente proporcionados por el doctor Javier Malagón, a quien tenemos que agradecer la paciencia infinita con que se lanzó a bucear por la intrincada obra descrita, utilizando para ello el ejemplar que existe en la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos.

Son tres volúmenes en folio. Los dos primeros con numeración corrida. El tercero es un tomo complementario de adiciones y, en realidad, un trabajo independiente.

Hernández aparece citado continuamente a través de todo el libro en aquellos casos en que las plantas descritas provienen de México, son especies mexicanas o se comenta su relación con algunas de este país. En el tomo I, pág. 13, se cita la edición romana de 1651 (n. 16) como la fuente de donde se han tomado los datos.

En el tomo II, págs. 1929 a 1943, aparece un APENDIX // Compendium // Historiæ Plantarum Mexicanorum // Francisci Hernández, que termina con un juicio sobre Hernández que dice así:

“Cum ad Historiam plantarum Franc. Hernández illustrandam me parum lucis adferre posse viderem nec ob brevitatem et imperfectionem descriptionum species pierasque ibidem traditas ad suas classes reducere valerem, eas duntaxat inde excipere et Historiæ nostras inserere decreveram, quas ab aliis etiam descriptas essent. Verum amico quodam, cui plurimum tribuo, mónitas nonnullus Historiam ut imperfectam criminaturus si tot ei species dessent quot ab Hernández novas proditas sunt, epithomen hanc qualemcunque summa festinatione ne editionem morarer compositam, adjeci. Si per otium licuisset plantas singulas cum americanis a Pisone, Macgravio, aliisque traditis diligenter conferre, longe perfectiorem eam reddere potuissem, multasque forte, quas iam pro novis et nondum editis habeo, ab aliis descriptas invenissem.”

En general, el libro de Ray no representa más que el ambicioso propósito de su autor de reunir en una sola obra cuanto se sabía hasta entonces de la estructura, fisiología, distribución y hábitos de los vegetales. Describe 18 600 plantas, clasificándolas según un sistema peculiar y propio (que es otro de los aspectos interesantes de la obra), y para ello las recoge de autores antiguos y modernos. Con referencia a Hernández, se limita a trascribir trozos del extracto de Recco en la parte de botánica. En eso no hace sino imitar a otros muchos autores de la época, pero con la diferencia de que Ray indica el origen hernandino de sus datos.


18. TEATRO // MEXICANO // DESCRIPCION BREVE // DE LOS SVCESSOS EXEMPLARES, // HISTORICOS, POLITICOS, // Militares, y Religiosos del nuevo mundo // (Adornito) Occidental de las Indias, (Adornito) // DEDICADO // Al Esposo de la que es del mismo DIOS Esposa, // Padre putativo del Hijo, que es Hijo del mismo / / DIOS CHRJSTO, Dios, y hombre verdadero. // Al que con el sudor de su rostro sustentó al que // todo lo sustenta: Al que fue Angel de Guarda // la Ciudad de Dios milagro de su Omnipotencia, // y abismo de la gracia. // MARIA SEÑORA NUESTRA. // AL GLORIOSO PATRIARCA DE LA CASA DE DIOS // SEÑOR S. JOSEPH. // (Adornito) DISPUESTO (Adornito) // POR EL R. P. Fr. AVGVSTIN DE VETANCVRT, // Mexicano, hijo de la misma Provincia, Difnidor actual, Ex Lector // de Theologia, Predicador Jubilado General, y su Chronista // Apostólico, Vicario, y Cura Ministro, por su MAGESTAD, de // la Iglesia Parrochial de S. JOSEPH de los Naturales // (Adornito) de México. (Adornito) // (Línea de adorno) // CON LICENCIA DE LOS SUPERIORES. // En México por Doña María de Benavides Viuda de luán de Ribera. Año de // (Adornito) 1698. (Adornito). (Toda la portada incluida dentro de una orla.)

29 X 19 cm. La parte correspondiente a Hernández se encuentra en el tomo I, tratado II, que se ocupa “De la fertilidad y riqueza en común de este Nuevo Mundo”.

La forman los caps. XI y XII de este tratado, págs. 54 a 66 del tomo; signs. O2 a R2.

El padre Vetancourt, franciscano, al ser nombrado cronista de la provincia del Santo Evangelio, escribió la crónica reseñada más arriba, en la cual dedica la primera parte a lo que llama “sucesos naturales”, que en realidad es una historia natural de México. Y al ocuparse de las plantas medicinales, se documenta copiando a Hernández. El texto de lo que presenta es un resumen del compendio de Recco, tomado a través de Juan de Barrios y de Ximénez. O sea que de Hernández, según costumbre, ya no queda más que el nombre, invocado como siempre para dar autoridad al escrito. No tiene trascendencia en la historia hernandina con excepción de que es un autor más que contribuye a mantener fresco el nombre y la memoria del protomédico.

Podríamos seguir reseñando obras de los siglos XVI, XVII y XIX en que se recogen fragmentos hernandinos más o menos extensos, incluidos dentro del texto general, mas no tendría objeto repetir aquí las mismas cosas que ya se relataron en el texto biográfico. Una de las más conocidas es la Historia de Clavigero.48 En ella el autor camina más de cien páginas de la mano de Hernández cuando se ocupa de describir las plantas, animales y minerales de Nueva España. Continuamente se invoca su autoridad y se advierte que los datos están tomados de la edición romana. Durante toda la segunda mitad del siglo XIX y principios del xx, en México aparecen trabajos en los que se recogen fragmentos de Hernández para estudiar en unos casos la farmacología, en otros la botánica y en otros la historia,49 y todavía en la actualidad, historiadores como Von Hagen y Lenz,50 al ocuparse del papel indígena, recogen fragmentos de Hernández que publican para ilustrar sus estudios. Pero esto alargaría innecesariamente la presente bibliografía sin aportar nada interesante al estudio de Hernández.






28 Ximénez. Obra descrita en el n. 12 de esta bibliografía. En el prólogo “Al lector”, p. 4 de la reedición de Pimentel y págs. G y H de la edición de León. (Ver núms. 17 y 18.)

29 La descripción completa de este rarísimo libro, del que sólo se conocen un par de ejemplares, ha sido publicada por el eminente investigador Julián Calvo en la citada Bibliografía de Icazbalceta, p. 238, nota 82. Lo extenso de la portada nos impide publicarla íntegra, y por eso hemos recogido únicamente de ella lo que tiene relación con nuestro asunto, refiriendo al lector interesado a la detenida y cuidadosa descripción de Calvo que aquí citamos. Nuestra ficha bibliográfica está tomada de una magnífica fotocopia del ejemplar del “British Museum” que obra en nuestro poder, y para suplir nuestra omisión puede el lector acudir a la lámina donde se reproduce la portada íntegra de tan raro libro.

30 En la citada descripción de Calvo se especifican los autores de las numerosas poesías y los destinatarios de las dedicatorias de este libro, que suministran datos curiosos sobre el ambiente intelectual y médico de fines del siglo XV y principios del XVI.

31 Icazbalceta, Bibliografía mexicana del siglo XV, p. 239

32 El grabado a que aludimos representa un santo joven sosteniendo en la mano izquierda una casita y en la derecha una pluma. Está contenido dentro de una gruesa orla de dibujos variados que en la parte superior se estrecha para dejar sitio a otro grabado del Padre Eterno, rodeado de una Gloria. Sobre la identificación del santo que aparece en el grabado existe una carta de Icazbalceta a Nicolás León que dice así: “Por la pluma y por la iglesita, el grabado al fin de los preliminares parece ser un S. Agustín; Sto. Domingo tiene antorcha y perro. No conviene, es verdad, un S. Agustín en la obra de un dominico, pero pudo ser cosa del impresor.” (Cartas de Joaquín García Icazbalceta, carta del 16 de agosto de 1888, p. 172.) En contra de la opinión de Icazbalceta, José Toribio Medina lo identifica como un S. Domingo; y es la opinión general que representa a ese santo, aunque los atributos no sean los más frecuentes. El hábito es dominico y la casita indica con seguridad su carácter de fundador. La misma edad del santo es contraria a S. Agustín, quien siempre aparece representado en la senectud y con luenga barba, pues en su juventud se ocupaba de menesteres poco santificables.

33 Nicolás León, Bibliografía botánica, p. 266.

34 Guillermo Gándara, “La obra de Fray Francisco Ximénez comparada con la del doctor Francisco Hernández, recompuesta por el Dr. Nardo Antonno Recco”, en Memorias y Revista de la Sociedad Científica “Antonio Alzate” (México), XXXIX, 1-6, 1921, pp. 99-120.

35 Juan de Laet, Novus Orbis seu descriptionis Indicæ Occidentalis. Ludg. Batav. apud Elzevirios, ao. 1633.

36 Para los interesados en conocer la gestación del libro de León es importantísimo revisar la obra Cartas de Joaquín García Icazbalceta.. . En ellas se aprecia cómo León iba recogiendo sus materiales, consultando sus dudas y perfilando el prólogo del Ximénez, entre consejos y reconvenciones de don Joaquín. Son muchas las cartas que tratan de este tema, pero están todas comprendidas entre el 12 de octubre de 1886 y el 20 de marzo de 1889.

37 Somolinos d’Ardois, “Sobre la iconografía botánica original de las obras de Hernández y su sustitución en las ediciones europeas”, en Revista de la Sociedad Mexicana de Historia Natural (México), XV, 1-4, 1954, págs. 73-86.

38 Porreño, en su libro Dichos y hechos del rey D. Felipe II, al hablar en el capítulo XIII de la expedición hernandina dice: “de los borradores y rascuños que sepintaron en los campos, discurriendo por soledades y desiertos, se adornaron lienzos de pinturas, que están en la galería y aposento de su magestad, en San Lorenzo el Real”. Hoy han desaparecido con los diferentes arreglos que se han llevado a cabo en dicho aposento.

39 Salvatore Ab. Proja, Ricerche critico-bibliografiche intorno alla Storia Naturale del Messico di Fr. Hernández (Roma, Tipografia della Belle Arti, 1860). Humberto Julio Paoli, “Vicisitudes de las obras de Francisco Hernández”, en Archeìon, XXII, 2, 1942, págs. 154-170. Giuseppe Gabrieli, “Il Carteggio Linceo della vecchia Accademia di Federico Cesi (1603-1630)”, Memorie della Classe di Scienze morali, storiche e filologiche della R. Accademia Nazionale dei Lincei, Serie 6°, VII, fase. 1-4, 1938-1942, págs. 1-1446. Ada Alessandrini, “Cimeli Lincei in mostra nella Biblioteca Accademica”, Rendiconti della Classe di Scienze morali, storiche e filologiche dell’Accademia Nazionale dei Lincei, Serie 8a, XI, fase. 7-10, 1956, págs. 220-251.

40 Gabrieli, “II Carteggio...”, op. cit., págs. 1248 y 1262.

41 José Mariano Beristáin de Souza, Biblioteca Hispano Americana septentrional (Amecameca, 1883), tomo III.

42 No hay grito de dolor más patético en la vida de Hernández que el que lanza pidiendo auxilio cuando ve cómo sus manuscritos pasan a manos de quien no está preparado para juzgarlos y compendiarlos. Está incluido en el poema dirigido a Arias Montano (ver n. 6), donde después de relatar sus fatigas y trabajos exclama: “… Cómo podrá ser buen juez y censor perito/el que nada conoce de plantas, ni vio nuestros libros,/ ni ha sabido de nuestros trabajos y fatigas duras?” (La traducción del párrafo pertenece al latinista José Rojo Navarro.) La alusión no puede ser más directa a Recco, ni expresar en menos palabras la incapacidad que Hernández juzga que tiene el corrector que el rey le había designado.

43 Hernández, Historia de las plantas de Nueva España, tomo I, libro 1°, cap. CXLIV n. 5).

44 Ibid, tomo I, libro 2°, cap. CXXI. Las referencias a plantas y otros objetos recogidos y descritos únicamente por su belleza u originalidad son numerosísimas, y continuamente se lee en sus descripciones frases como éstas: “Sólo proporciona el uso de sus flores que son bellísimas”; “La reproducimos a causa de su hermosura y elegancia”, etc.

45 Para conocer la extensión de lo recorrido por Hernández y los probables itinerarios llevados a cabo en sus exploraciones, consultar: Somolinos d’Ardois, “El viaje del doctor Francisco Hernández”, op. cit.

46 Sobre este interesante punto de la iconografía hernandina, ver el trabajo nuestro que hemos citado en la nota 35.

47 Lawrence C. Wroth. Notes for bibliophiles (New York Herald Tribune Books, XV, 45, p. 14, 1940), y Nettie Lee Benson, The ill-fated works of Francisco Hernández (Library Chronicle of the University of Texas, V, 2, pp. 17-27, 1953).

48 Storia antica del Messico cavata da’ migliori storici spagnuoli, e da manoscritti, e dalle pitture antiche degl’indiane... opera dell’ abate D. Francesco Saverio Clavigero. In Cesena MDCCLXXX. Per Gregorio Biasini all’ Insegna di Pallade. Con Liceza de’Superiori. Existen traducciones españolas fácilmente asequibles.

49 Entre los autores que continuamente utilizan a Hernández en sus obras, podemos citar a Leonardo Oliva, Manuel Urbina, Alfredo Duges, Fernando Altamirano, Nicolás León, etc.

50 Víctor Wolfgang von Hagen, La fabricación del papel entre los aztecas y los mayas (México, Editorial Nuevo Mundo, 1945); y Hans Lenz, El papel indígena mexicano. Historia y supervivencia (México, Editorial Cultura, T.G.S.A., 1948).

TOMO I. VIDA Y OBRA DE OBRA DE FRANCISCO HERNÁNDEZ