CAPÍTULO XIV


Si los seres espirituales aman

a los corpóreos, los superiores a los

inferiores, y el alma al cuerpo


Se duda si los seres espirituales aman a los corpóreos, los superiores a los inferiores y el alma al cuerpo. Y aunque parece que en modo alguno es esto posible porque lo amado suele ser más perfecto que el amante (ya que el amor es deseo de lo bello), el alma más perfecta que el cuerpo, lo superior aventaja a lo inferior y lo espiritual a lo corpóreo, con todo, la opinión opuesta es la verdadera, y los más imperfectos e inferiores son amados por los más perfectos y superiores, no ya por el deseo de cosa alguna que esperen de ellos, sino por el de socorrer y auxiliar su debilidad e indigencia; o quizá a veces porque, siendo causa de los inferiores, cuya deficiencia redunda en desdoro suyo, parecen auxiliarse y preservarse a sí mismos cuando subsanan sus defectos; o acaso porque desean la unión de todas las partes del universo entre sí, que saben es querida por Dios y necesaria para su propia unión con él. Así también, los que sostienen que existen inteligencias motrices de las esferas, dicen que mueven éstas sus mundos, para poder así, obedeciendo el mandato de Dios, unirse al fin con él.

Pero el amor de los superiores a los inferiores es mucho más perfecto que el de los inferiores a los superiores, así como el amor de quien da es más perfecto que el de quien recibe, el de los padres a los hijos mayor que el de los hijos a los padres, y el de los maestros a los discípulos que el de éstos a aquéllos.

Y habiendo mencionado incidentalmente las inteligencias motrices, quiero advertir de paso a los lectores que no han faltado quienes opinen que cada cielo es movido por una particular inteligencia, otros que enseñan que sólo cada cuerpo celeste, y otros más que atribuyen dos a cada uno de éstos, una motriz e inferior, y otra final y superior. También acerca del motor del primer mundo se han dividido los filósofos; para algunos es una inteligencia superior; para otros Dios mismo, que no puede sin embargo considerarse más perfecto o menos perfecto en sí, siendo simplicísima su esencia. Pero sobre el modo de acción de estas inteligencias hay también discrepancia. Afirman algunos que se hallan unidas y ligadas a sus mundos, otros que sólo están cerca de ellos, y otros, finalmente, que los informan. Mas no es nuestro propósito considerar y dilucidar ahora tales cuestiones.

TOMO VI.

ESCRITOS VARIOS