CAPÍTULO III


De qué cosas se delibere


Pero podrá preguntar alguno qué sean aquellas cosas de que se consulta: cierto no son eternas, no inmutables, no naturales, no casuales, no muy remotas; ni las acciones de algunas artes; a causa de que ninguno consulta o toma acuerdo de cómo ha de escribir, y muchos le toman cómo han de curar, navegar y negociar; porque las acciones muy inciertas, e importantes (como deliberar de muy poco momento sea de hombres viles y baxos), merecen solamente consultación, no el fin por el cual se obra porque éste se toma y propone como principio, antes solas aquellas cosas que se enderezan al fin. Acerca déstas, hora sea una, hora muchas, hay trabajo, porque resolviendo venimos a aquel pensamiento del cual (aunque se halla a la postre) comienza a caminar toda nuestra acción para el fin, y ansí halladas todas las razones se acaba la consultación. Luego unas mismas cosas son subjectas a la consultación y elección, pero la elección es aceptación de aquello de que se deliberó.

TOMO VI.

ESCRITOS VARIOS