CAPÍTULO III


Que la virtud y el vicio consisten en deleite


Y como sea la más cierta señal de haver ya alcanzado la virtud exercitarla con deleite, y si por el contrario la exercitamos con dolor del ánimo podemos entender que carecemos della, será necesario que la virtud y el vicio consistan en deleite y dolor. Aliende desto, porque no consistirán en ellos si es ansí que se engendran por el deleite y dolor, porque el deleite nos impelle al mal, y el dolor nos aparta del bien. También si todo lo que es honesto es provechoso y bueno, síguese que será también deleitoso, porque la misma virtud tendrá su parte de deleite, y finalmente, si es forzoso que la virtud tráete de cosas dificultosas, qué cosa hay tan dificultosa, según dize Heráclito, como resistir al deleite, que nasce y se cría con nosotros.

TOMO VI.

ESCRITOS VARIOS