CAPÍTULO IX


Que nace la felicidad de Dios y de las acciones humanas. De donde viene que ni los brutos ni los niños pueden ser en la vida bienaventurados


Y como la felicidad sea una obra excelentísima, no se deve dar crédito a aquellos que contienden tener su nascimiento y causa en la fortuna, pero en Dios o en las acciones humanas, de donde se sigue, que por no sernos común con los brutos la acción de la virtud, no pueden ser éstos bienaventurados, ni tampoco los mochachos porque es menester que los que lo han de ser tengan virtud consumada, y vida perfecta, lo cual por falta de tiempo no puede caber en años tan tiernos.

TOMO VI.

ESCRITOS VARIOS