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Problemas acerca del alma


¿Por qué se dice ser el alma la primera perfección por la cual el cuerpo natural, compuesto de miembros y separado de sus semejantes, contiene en potencia la vida?


Porque el alma no puede ser cuerpo, ya que ningún cuerpo es capaz de vivir por sí mismo, sino sólo animado y movido por un alma. Además, siendo el cuerpo substancia, en modo alguno se contiene en su propia materia, en tanto que sí percibimos el alma en su propio cuerpo. Mas se dice el alma perfección natural del cuerpo, a causa de ser más perfecto lo que es por naturaleza que lo de artificio, pues esto y sus formas, como no pueden ser substancias, sólo en razón de su materia logran parecerlo.

No puede empero el alma residir en cuerpos que no estén dotados de sus instrumentos, como es claro para todo el que lo considere. Es menester, además, que el cuerpo animado contenga en potencia la vida, pues si el cuerpo actúa cuando el alma lo ordena, es porque puede también hacerlo cuando no lo ordena. Asimismo, cuando el cuerpo actúa contiene en potencia la vida, y no la acción puesto que ya actúa.

También se llama al alma primera perfección porque, así como es primera acción aquella por la cual adquiere alguno el conocimiento de muchas cosas, y segunda aquella por la cual viene a su contemplación y especula acerca de ellas, así el alma es la perfección primera por cuya virtud podemos actuar, y es segunda la operación en que ya actuamos y sentimos.




¿Por qué decimos que se conoce el alma por las potencias, las potencias por sus actos y los actos por sus objetos?

Porque no percibimos la existencia del alma sino por sus potencias, la de éstas sino por sus actos, la de los actos sino por sus objetos.




¿Por qué decimos que hay cuatro géneros de seres animados, el vegetativo, el sensitivo, el dotado de locomoción y el intelectivo?

Porque vemos que algunos seres se nutren sólo, como los árboles, otros sienten además, pero no se mueven, como los zoófitos, otros sienten y se mueven, como los brutos, y otros tienen además facultad racional. Se advierte, pues, que los géneros superiores de animados comprenden a los inferiores, de suerte que el hombre se nutre, siente, tiene facultad locomotriz y es intelectivo.




¿Para qué se nutren los seres que vegetan?

Para que se restaure lo que el calor natural consume, y haya un excedente con que se engendren otros semejantes.




¿Para qué se engendran éstos?

Para que se perpetúe la especie. Y esta virtud es más natural que el sentido y la intelección, pues es común a todos los animados. Es también más importante que la nutrición, puesto que suministra las formas y ésta sólo las conserva, aunque ciertamente es más natural que cada ser se conserve a sí mismo y no que engendre a otro.




¿Por qué difieren en su crecimiento los que se nutren y los inanimados?

Porque los primeros crecen sólo hasta cierta magnitud preestablecida que no es posible exceder, en tanto que el fuego, por ejemplo, si hubiese materia para ello crecería infinitamente. Aunque también el fuego está limitado a cierta extensión, tanto porque debe sujetarse al orden natural, como porque no puede extenderse hasta el cielo que nos rodea.




¿Por qué los órganos ingieren el alimento, con el que, una vez transformado, se nutren y crecen los seres hasta determinado tiempo, lo retienen, lo digieren y lo limpian de residuos, siendo el alimento disímil?

Quizá porque no es del todo disímil, habida cuenta de que nadie se nutre con los elementos aislados, si no es por alguna costumbre monstruosa, como dicen que ocurría entre los germanos. Es pues propio de los seres vegetativos nutrirse, crecer y engendrar otros semejantes.




¿Por qué es necesario, para que se realice la visión de los objetos, que intervengan la luz y los colores?

Porque éstos, llevando en sí la imagen de sus formas, afectan primero el espacio intermedio e impresionan por fin el sentido mismo.




¿Por qué la luz no puede ser cuerpo?

Porque vemos que penetra los cuerpos. Pero se une al cuerpo que penetra como su forma y perfección.




¿Por qué la claridad de la luz, si nada lo estorbara, en un instante solo iluminaría todas las cosas?

Porque nada hay contrario a la luz. Y es por esto por lo que, mucho antes de que salga el Sol, se ilumina todo con su claridad.




¿Por qué dice Aristóteles que es necesaria la luz para percibir el color, no en razón del color mismo sino del medio, cuando, aunque nos encontremos en tinieblas, percibimos los colores que están en la luz?

Sin duda porque las imágenes de las cosas que son llevadas hasta los ojos son también reforzadas por alguna luz, y siendo esta luz un tanto más tenue que la imagen del objeto, puede impresionar los ojos situados en las tinieblas.




¿Por qué muchas cosas brillan en la noche, como las escamas, las encinas podridas, las cabezas de pescado y los cuernos de algunos animales?

Sin duda porque irradian luz propia.




¿Por qué el fuego es visible tanto en la luz como en la sombra?

Porque tiene luz en sí mismo.




¿Por qué no puede decirse propiamente que se ven el aire, el agua y demás cuerpos transparentes?

Porque ni tienen color ni luz propia, sino que los penetra la luz ajena. Vemos empero el aire merced a los colores ajenos, pues fue menester que careciese de color para recibir en sí cualesquiera colores.




¿Por qué puede verse el aire tenebroso?

Porque también las tinieblas se perciben por la privación de luz.




¿Por qué vienen al sentido las imágenes de las cosas y no las cosas mismas?

Porque si el objeto sensible se colocase sobre el órgano impediría la sensación. Es necesario por eso que la luz y los colores traigan a los ojos las formas de los objetos para que puedan ser vistos. Así pues, para la sensación se requieren cuatro cosas: el objeto, el medio, el instrumento y el espíritu.




¿Por qué los sonidos que el oído percibe no siempre se producen por choque de dos cuerpos?

Porque ocurre también que se generan por un fuerte impulso del aire. Así, las cuerdas que se ponen a la lira no chocan con cuerpo alguno ni suenan porque alguien las pulse, sino movidas sólo por el aire que, buscando impedir el vacío, da en ellas con ímpetu y hace las veces de cuerpo un tanto duro.




¿Por qué el bronce, la plata y otros metales emiten mejor y más grato sonido que el plomo?

Porque abundan más en aire.




¿Por qué los objetos cóncavos reflejan mejor la voz que los planos?

Porque el aire encerrado en ellos choca consigo mismo mientras no puede escapar.




¿Por qué suena más clara y precisamente lo liso que lo áspero?

Porque la emisión es uniforme en lo liso y no en lo áspero.




¿Por qué se produce el eco, que no es sonido, sino respuesta al sonido?

Porque el sonido, que se propaga en círculo, vuelve reflejado en distinta dirección. Pues así como la piedra que cae en el agua forma en ella círculos, el sonido, al herir el aire, produce igualmente sus círculos y los multiplica hasta alcanzar a veces el oído, y así podemos percibir entonces sonidos que vienen de grandes distancias. Mas como no es el sonido mismo lo que llega al oído sino su semejanza, pues la sensibilidad del sentido mismo impide que lo captemos en su fuerza real, dicha semejanza suscita también sus círculos que igualmente se suceden uno al otro.




¿Por qué ocurre que lo uno se vea o se oiga a veces duplicado?

Por las violentas imágenes de colores y sonidos que se proyectan con gran fuerza.




¿Por qué cuando dos sujetos oyen algo no se oyen dos sonidos, sino uno, así como cuando ven algo no se ven dos cosas, sino una?

Porque se les representan las imágenes o semejanzas del mismo color o sonido.




¿Por qué si este sonido representativo podría de suyo comunicarse súbitamente, se mueve sin embargo por sucesión?

Porque si así se mueve en su existencia real aquello que representa, es preciso que lo que reproduce su naturaleza se mueva también sucesivamente. La imagen del color, en cambio, se produce súbitamente, en un instante solo, porque el color es permanente.




¿Por qué se dice que la voz difiere del sonido?

Porque para producirla son necesarios los pulmones, la garganta y la tráquea, aunque ésta y los pulmones tienen otras funciones también.




¿Por qué se dice que la palabra difiere de la voz?

Porque necesita, además, de la lengua, el paladar, los dientes y los labios. Pero aunque tenga su principio en la naturaleza, es el lenguaje facultad absolutamente humana.




¿Por qué no sólo los animales que carecen de sangre, como los peces, sino también la mayoría de los que la tienen no emiten ninguna voz?

Quizá porque carecen de respiración.




¿Por qué se cree que los peces emiten voces en ciertas ocasiones?

Porque hieren a veces el aire con sus branquias, de donde la fábula del río Aqueloo.




¿Por qué oímos no sólo en el aire, sino también en el fuego y el agua, si sólo en el aire está el sonido?

Porque en el fuego y el agua se representa la imagen del sonido, pero en el aire se oye la imagen del sonido y el sonido mismo, y por eso lo oímos mejor.




¿Por qué la oreja no es el sentido ni el instrumento del sentido auditivo, sino que se dice propiamente órgano auditivo la parte encerrada en una membrana próxima al cerebro?

Es porque para oír se requieren dos aires, uno externo y el otro interno; el interno está encerrado en una película donde se mantiene en quietud, en tanto que el externo se mueve continuamente en derredor. Se daña pues el oído, principalmente, cuando se daña dicha película o el aire en ella contenido.




¿Por qué ese aire encerrado dentro se dice que es templado, estando junto al cerebro que se dice frígidísimo?

Acaso porque no es éste tan frío, sino que se dice serlo comparado con el corazón.




¿Por qué se afirma que dicho aire interno es diferente del aire elemental?

Porque es preciso que lo animado difiera de lo inanimado.




¿Por qué no se juzga que el oído sea más excelente que la vista, si el aire es, por todos conceptos, más excelente que el agua?

Porque ocurre a menudo que son menos importantes las cosas formadas de mejores bién externo




¿Por qué fue necesario para la audición que hubiese no sólo aire interno, sino también externo?

Porque este aire externo preserva la película de todo lo hostil, pues oímos, verbigracia, en el agua, lo cual no podría ocurrir si la película fuese tocada por ella. Así pues, el objeto del oído es el sonido, su medio el aire, el agua o el fuego, su órgano el tímpano de aire o sea la película tantas veces dicha, y el sentido en sí cierto espíritu encerrado en un nervio que baja del cerebro.




¿Por qué es tan imperfecto el olfato en el hombre?

Porque el olor, objeto del olfato, es cálido y seco, y el hombre tiene dicho sentido próximo al cerebro, que es mayor, más frío y más húmedo que el de los demás animales, de donde resulta que el hombre es más insensible a los olores que cualquiera de los animales conocidos, pues los perros conocen por el olfato a su amo, a los ladrones, las piezas de caza, etcétera, debido a que es diverso el olor de los vapores que exhala cada cuerpo.




¿Por qué llamamos al olor cálido, húmedo, dulce o amargo, atribuyéndole las cualidades de los sabores?

Porque conocemos el olfato por el gusto, y distinguimos los olores por las diferencias de los sabores.




¿Por qué decimos que los medios conductores de los olores son el aire y el agua?

Porque en el agua reconocen los peces su alimento por el olfato. Pero así como el aire es medio para la visión no por ser aire sino por ser penetrable, así los medios del olfato no lo son por ser aire o agua, sino porque poseen una materia común a ambos que es receptora del olor.




¿Por qué el olor que existe en su medio debe ser no sólo representación, sino realidad?

Porque los frutos que despiden olor se secan como por evaporación de su substancia, en tanto que el olor que se percibe es sólo representativo e imaginario.




¿Para qué fue dado el olfato a los animales?

Para que perciban los olores, aunque algunos lo hagan imperfectamente y otros muy bien. Así los peces, que carecen de pulmón, y también todos los animales sin sangre, como no necesitan respirar son lentos para oler, en tanto que los que respiran no parecen oler nada en el agua. El órgano de este sentido está formado por dos carúnculas que descienden del cerebro y contienen el espíritu en que reside la percepción de todos los olores.




¿Por qué se dice que el objeto del gusto está en lo húmedo, si es también seco, terrestre, no ígneo y sumamente tenue?

Es porque en él no sólo existe, sino que predomina la humedad.




¿Por qué decimos que el gusto es cierto tacto?

Porque así como la materia está sujeta a la forma, así lo está la humedad al sabor, y siendo la humedad objeto del tacto, es por eso medio intrínseco para el gusto así como para el tacto mismo. Reside el gusto en la parte carnosa y esponjosa de la lengua, que comunica el sabor a un nervio interno que proviene del cerebro, el cual es a veces simple y a veces doble, como en las serpientes, que parecen por eso tener dos lenguas.




¿Por qué es necesaria la humedad para percibir los sabores?

Porque nunca podríamos, verbigracia, gustar la sal, si no se disolviese en la saliva. Por eso existe ésta cerca de la lengua, a fin de que cuanto tiene en potencia sabor lo realice en acto al ser humedecido.




¿Por qué fue menester que el gusto fuese húmedo en potencia?

Quizá para que guardara alguna proporción con su objeto, pues es preciso, para recibir algo, carecer antes de ello. Lo mismo pues que el ojo no es coloreado en acto sino en potencia, es menester que el gusto no sea húmedo en acto, sino que lo humedezca una humedad ajena y externa. De otra suerte tendrían todas las cosas el mismo sabor, como vemos que sucede en algunos enfermos a quienes todo les parece amargo.




¿Por qué no puede decirse que el aire es medio del tacto, si no pueden tocarse las cosas sin aire intermedio?

Quizá porque esto ocurre a fin de que, cuando los cuerpos se separan, no quede nada del uno en el otro. Son sólo auxiliares para ello el aire y el agua, y ajenos al tacto aunque intervengan en él, pues este sentido cumpliría por sí mismo su operación más expeditamente si no hubiese nada intermedio.




¿Por qué decimos que las cuatro cualidades primas son los objetos del tacto, si también sentimos la suavidad, la aspereza y otras semejantes?

Porque éstas se reducen a aquellas cuatro primeras.




¿Por qué decimos que es múltiple el sentido del tacto si su instrumento es uno solo?

Porque aunque es uno su instrumento, son múltiples las maneras y variedades del tacto mismo, pues sus objetos no se reducen a un género solo como ocurre en los demás sentidos.




¿Por qué decimos que son los nervios órganos del tacto, si el instrumento no suele sentir lo sensible que sobre él se pone, y el nervio sí lo siente?

Quizá porque el nervio no siente, aunque parezca hacerlo, si no la carne que es su medio.




¿Por qué lo sumamente sensible daña al sentido, principalmente si no lo impresionan, como en el caso del color, puras imágenes, sino las cosas mismas y sus cualidades como en el sabor y el sonido?

Porque se rompe la proporción que debe existir entre el que siente y lo sensible.




¿Por qué las plantas, teniendo alma, son dañadas por cosas que pueden tocarse, como el frío y el calor?

Porque carece de instrumentos con qué percibir estas especies que se dan sin materia.




¿Por qué se dice que los ojos contienen agua?

Porque, heridos, destilan humor.




¿Por qué se dice que el oído participa de la naturaleza del aire?

Porque a ningún otro elemento podría asimilarse con mayor propiedad.


Y el olfato ¿por qué se dice que participa de la substancia del aire y del agua?

Porque el vapor es de la naturaleza de ambos.




¿Por qué el fuego ejerce su poder en todos los sentidos?

Porque sin calor no puede haber ninguna facultad sensitiva.




¿Por qué el gusto y el tacto requieren la ayuda de la tierra?

Porque son sentidos muy materiales.




¿Por qué estima Aristóteles que ningún sentido es ajeno al aire ni al agua?


Porque es preciso que todas las cosas se compongan de los cuatro elementos, pues siendo mixtas se reparten el imperio de la tierra como partícipes de la vida, del calor, de la humedad, del aire, del fuego y del agua.

Si los elementos proporcionan a los compuestos gravedad, levedad y cualidades activas.




¿Cómo es que en ocasiones les dan sólo gravedad o levedad, y otras veces sólo cualidades activas?

Porque vemos que algunas cosas son predominantemente cálidas y sin embargo graves, y que otras leves son de naturaleza frigorífica.




¿Por qué tiene el olfato substancia de aire, de agua y de fuego?

Porque recibe lo frío y lo húmedo del cerebro, y es menester templar estas cualidades con la sequedad ígnea, de donde los animales que tienen mayor calor tienen también olfato más agudo.




¿Por qué es la vista el más excelente de los sentidos?

Porque mediante él se conocen las variedades y diferencias de infinidad de cosas.




¿Por qué le sigue en importancia el oído?

Porque mediante él podemos aprender de otros. Es por eso por lo que los animales capaces de memoria no pueden carecer de oído.




¿Por qué el olfato ocupa entre los sentidos el lugar medio?

Porque no se halla tan próximo a la materia como el gusto y el tacto.




¿Por qué el gusto supera al tacto?

Porque, además de la facultad propia del tacto, posee la de conocer los sabores.




¿Por qué siendo el tacto el último de todos, se considera sin embargo fundamento de los sentidos superiores?

Porque se puede vivir de alguna manera sin vista ni oído ni olfato, pero no sin tacto. Y aun muestra este sentido la excelencia de su naturaleza como no lo hace ningún otro, pues sólo guardan los miembros del cuerpo su debida compostura, cuando el tacto no reclama otra cosa para su conveniencia.




¿Por qué los sensibles comunes, como son el tamaño, la figura, el movimiento, el reposo, el número, no requieren un instrumento especial con que se perciban?

Debido a que no se aprecian exclusivamente por un solo sentido.




¿Por qué está establecido que los sensibles comunes sean objeto de varios sentidos?

Sin duda para que se logre un más exacto conocimiento de los objetos particulares. Porque si sólo por la vista apreciáramos el color y la magnitud, ninguna diferencia separaría al uno de la otra. Mas como dichos sensibles comunes son fundamentos de los sensibles particulares no porque sean substancias, sino debido a que para impresionar los sentidos son lo primero estas cosas comunes en que parecen contenidas las particulares, primero y per se son percibidos propiamente por el sentido en cuanto tal, mas por los sentidos particulares son percibidos per se, pero no propiamente ni primero como los objetos particulares. Empero, al sentirse éstos, se sienten al mismo tiempo e inevitablemente los comunes, porque, verbigracia, no es posible ver el color sin el tamaño, ni, viceversa, el tamaño sin el color. Y de igual modo que la privación de su objeto particular, percibe cada sentido la de dichos objetos comunes.




¿Por qué pueden algunas cosas conocerse a veces mediante un sentido que les es extraño?

Porque son objetos, aunque extraños, de los sentidos. Tal ocurre cuando, en el momento de ver la leche, sentimos que hay en ella dulzor, aunque sea éste objeto propio del gusto y no de la vista. Y aun conocemos a veces la substancia mediante los sentidos merced a una como inferencia. Fenómenos éstos que pueden llamarse raros y extraordinarios.




¿Por qué han postulado los filósofos la existencia de un sentido común?

Porque no podemos conocer por ningún sentido externo las diferencias de los sensibles particulares, de donde la necesidad de que exista en nosotros una facultad que forme juicio de todos los sensibles que perciben los sentidos medianeros. Tal es el sentido común, que cuando juzga de los colores es a manera de vista, o si de los sonidos a manera de oído, y así en lo demás. Por lo cual puede decirse que, con este sentido (que está en todos los otros), a la par que vemos percibimos que vemos, pues es como el centro de un círculo situado en la parte anterior del cerebro, a donde se dirigen como radios suyos todas las sensaciones.




¿Por qué ni los sentidos interiores ni los exteriores sienten que sienten, sino que el sentido común percibe que los exteriores sienten, la imaginación percibe el sentido común, el juicio percibe la imaginación, y la mente el juicio?

Porque nada, fuera de la propia mente, entiende sus mutaciones.




¿Por qué se dice que el sentido común difiere del particular?

Porque el particular no conoce per se los objetos que le son extraños, y el común sí los conoce per se. Además, el sentido particular conoce al punto su objeto sin necesidad de auxilio ajeno, y el común lo percibe mediante los sentidos particulares. Por otra parte, hay una completa semejanza entre un sentido y un instrumento, aunque es el sentido un instrumento más puro y natural, pero tal semejanza no es la misma en el sentido común que en el particular, pues la mutación del sentido particular es el objeto del común, y éste no reside en el corazón sino, como hemos dicho siguiendo a Platón, en el cerebro, al igual que las otras facultades internas. Es por eso por lo que en el sueño se hallan como atados los sentidos, el corazón alcanza su calor máximo y el espíritu vital sobreabunda, en tanto que el cerebro se enfría y entorpece, todo lo cual anula la acción de los sentidos. Y aunque en los animales sea el corazón lo principal, por residir en él más vigorosamente el sentido del tacto y porque de él procede principalmente el apetito, es el cerebro, con todo, mucho más elevado y excelente, pues se halla dotado de tantas facultades. Cierto también que algunos animales sienten aún con la cabeza cortada, pero lo hacen imperfectamente y no puede inferirse de ello que el sentido común no resida en la cabeza.




¿Por qué ponen algunos filósofos la imaginación después del sentido común?

Porque es menester que un sentido interior retenga las especies o imágenes que el sentido común no puede retener, y que no sólo conserve las imágenes simples, sino también las combine y componga, de suerte que podamos figurarnos una montaña de oro, un trasgo y cosas semejantes, y surjan también de dicha facultad los fantasmas de los sueños.




¿Por qué no podemos dormir cuando nuestro cerebro se calienta o se seca demasiado?

Porque el sueño se produce por los vapores que suben al cerebro y paralizan el sentido común, lo cual no puede ocurrir cuando se han agotado.




¿Por qué con la comida viene sueño?

Porque, debiendo la comida digerirse, es menester que se suspendan las acciones externas a fin de que todo el calor se aproveche en las internas. Se explica, además, por los vapores que el alimento mismo suscita.




¿Por qué la embriaguez produce también sueño?

Porque, obstruidos los conductos de los instrumentos sensitivos por exceso de humedad, se entorpecen las funciones de los sentidos.




¿Por qué causa sueño la fatiga?

Porque, disminuidos los espíritus vitales, se refugian en lo interno apartándose de los objetos externos.




¿Por qué producen sueño las muchas preocupaciones?

Porque el cerebro, calentado por tal agitación, evapora entorpeciendo los sentidos.




¿Por qué se producen en el sueño ligero los ensueños (cuyas variedades son el oráculo o premonición, la visión, las imágenes, los fantasmas y, causadas por éstos, las pesadillas) y no en el más profundo?

Porque son posibles los ensueños si se halla entorpecido el sentido común y libre la imaginación, que evoca las especies conservadas por la memoria, lo cual no puede acaecer en los sueños profundos, pues lo impide la gran cantidad de vapores que los causa, anulando a la vez dichas facultades internas. Es por eso por lo que los ebrios no sueñan, ni tampoco los niños tienen ensueños debido a la fuerte humedad que hay en ellos y a su frecuente alimentación, por más que algunas veces se les vea sonreír mientras duermen o dar señales de pena.




¿Por qué la facultad de apreciación se halla situada en medio de la cabeza?

Porque sólo ella determina, acerca de lo que el sentido percibe, lo que éste no puede percibir, como son el odio, el amor, el placer y demás afectos semejantes. Así la oveja, viendo al lobo, aprecia la hostilidad de su especie y determina huir.




¿Por qué está la memoria en la cabeza?

Para que, cuando deseemos la presencia de algo que antes conocimos o supimos, haya un cierto sitio en el extremo de la cabeza donde, como tesoro escondido, se guarden las imágenes de las cosas concebidas con apreciación. Pues así como la imaginación retiene las imágenes que el sentido común recibe, así la memoria conserva las especies que capta la apreciación.




¿Por qué solamente el hombre puede recordar las cosas cuyas imágenes pretéritas se han borrado ya de su memoria?

Porque merced al alma racional es distinto de los demás animales, y es necesaria la razón para recordar lo olvidado.




¿Por qué quien retiene en la memoria muchas cosas, también de muchas se acuerda fácilmente?

Mas según la naturaleza de cada uno se le atribuyen a este respecto distintas virtudes. Así, porque lo seco suele embeber y retener mucho, los que son de complexión seca retienen mejor, mientras los de naturaleza más cálida recuerdan más fácilmente, pues con muy vivo calor todo se descubre y revive.




¿Por qué los niños, siendo húmedos, tienen memoria fácil?

Quizá porque es muy limitado el número de objetos a recordar.




¿Por qué son los mismos aptos para aprender a hablar?

Por ser húmedos, pues en materia blanda se imprime todo más fácilmente y casi sin esfuerzo. Por igual razón los ancianos recuerdan con dificultad y olvidan fácilmente, impedidos por el exceso de humedad.




¿Por qué la imaginación es más noble que el sentido común, y la apreciación más noble que la imaginación?

Porque la imaginación se acerca más a la razón que el sentido común, y la apreciación más que la imaginación. En cuanto a la memoria, como guardadora de cosas ajenas, es compañera y servidora de las demás facultades.




¿Por qué se dice que la imaginación es de dos maneras, perfecta e imperfecta?

Porque en el caballo, el buey y otros animales semejantes es perfecta y reside en la cabeza, mientras en las abejas, hormigas y congéneres es imperfecta y se halla esparcida en todo el cuerpo igual que el tacto. En cuanto a la admirable labor de hormigas y abejas, la realizan por inclinación natural.




¿Por qué si en todos los animales hay movimiento y aprehensión, y el movimiento es o bien respiración, que es un movimiento natural, o bien apetito, no existe respiración en los animales imperfectos?

Porque la respiración es propia de los animales agobiados de calor excesivo, y los animales inferiores, por lo templado mismo de su naturaleza, no han menester de refrigeración.




¿Por qué decimos que se divide el apetito en irascible, que se refiere a lo arduo, y concupiscible, cuyo objeto es lo deleitable?

Porque experimentamos indistintamente estas dos afecciones. Mas de dos maneras nos afectan, porque o bien nos detiene y aparta del objeto nuestra debilidad, o bien nos incita nuestra fuerza. Nos impulsa ésta si somos ambiciosos y alentamos grandes esperanzas; si somos soberbios, apasionados, desdeñosos del peligro, dispuestos a todo para adquirir poder; si nos arriesgamos, nos exaltamos, nos rebelamos, nos encolerizamos. Nos disuade nuestra debilidad cuando huimos del bien o del mal; del bien, porque desesperamos, o somos cobardes y viles, o miramos a alguno con excesiva reverencia; del mal, si al evitar lo malo y adverso nos espantamos, nos arrepentimos, o hacemos algo semejante que nos delata como pusilánimes.




¿Por qué las afecciones del ánimo como el temor, la esperanza, el gozo y el dolor son casi lo mismo que apetitos?

Porque sólo difieren por su vehemencia, ya que toda afección del ánimo es como un violento apetito. Pues cuando advertimos la presencia de algún bien o cosa agradable, se engendra la esperanza; cuando tal bien ya se posee, hay gozo; si nos amenaza un mal, nos invade el temor, y cuando el mal es presente nos angustiamos y entristecemos.




¿Por qué decimos que no sólo los animales sino también las plantas buscan lo que les aprovecha y rehúsan lo que les daña?

Porque vemos que atraen lo que favorece su nutrición, y dejan y desechan lo que la estorba.




¿Por qué no necesitan las plantas un vientre en que digerir sus alimentos?

Porque así como los animales están dotados de gusto, tienen las plantas en su lugar cierta facultad de digerir, y ningún alimento reciben si no lo han digerido sus raíces, que hacen en ellas las veces de boca.




¿Por qué los zoófitos no necesitan de vientre, si hay en ellos algo semejante y propio en que se digiera el alimento recibido?

Porque quizá tienen también algo semejante y apropiado que retenga el alimento. Es de advertirse que estos animales, aunque imperfectos, tienen apetitos y se irritan, pues tienen el sentido del gusto por el que gozan con lo agradable y se entristecen con lo desagradable, lo cual se conoce por su contracción cuando sufren y su dilatación cuando están satisfechos. Mas el gusto es en ellos imperfecto, pues opera mediante el cuerpo entero.




¿Por qué se dice que no hay animal sin sentido del gusto, si las moscas, que gustan con la lengua, viven aún decapitadas?

Porque no deben llamarse propiamente animales si les falta la cabeza, ni pueden vivir ya mucho tiempo.




¿Por qué se dice que proceden del apetito la contracción, que sólo se observa en los zoófitos, el movimiento local o cambio de lugar, la acción y la voz, propia esta última de los que tienen pulmones?

Porque el apetito y el entendimiento mueven al animal.




¿Por qué el alma está toda en el cuerpo y toda en cada una de sus partes?

Porque cualquiera parte del hombre es el hombre, y el alma es indivisible.




¿Por qué carece el alma de todo instrumento?

Porque es preciso que esté lejos de toda materia lo que debe entenderse, y si mediante un instrumento se entendieran las cosas, nada podría entenderse que no fuese corpóreo, pues el objeto de la facultad intelectiva es la forma que, apartada de toda materia o impresión de materia, se ofrece al conocimiento. Así, cuando entiendo al hombre, esto es, su género, su especie, su diferencia, no me refiero a ninguna cantidad o magnitud, ni tengo en cuenta su dependencia de otro principio, sino que abarco sólo la forma y substancia del hombre. En cambio los sentidos, la imaginación y la percepción, como todo lo anejo a la materia, sólo reciben e introducen las semejanzas de las cosas.

Mas la variedad de la intelección depende de la variedad de sus objetos. Así, los cuerpos y las cosas sujetas a la materia corruptible se conocen primero por los sentimientos y después por el entendimiento mismo; las matemáticas, primero por la imaginación y luego por la razón, y las cosas incorpóreas y ajenas por completo a la materia, como Dios, sólo se alcanzan por intelección.




¿Por qué se establecen dos partes en la mente, el entendimiento paciente y el agente?

Porque es menester que el primero reciba las imágenes de las cosas, como sujeto pasivo de todo lo que conocemos e imaginamos, pues por sí mismo carece de todo conocimiento, y que el segundo elabore lo que el otro recibe pasivamente, ilumine la mente que ha de captarlo, y lleve las imágenes de las cosas desde la materia hasta la inteligencia.




¿Por qué de estas dos facultades de la mente, una, la receptiva, perecerá con el cuerpo?

Porque es inútil cuando ya no puede haber imaginación. La otra, en cambio, como opera lo mismo en el cuerpo que sin él y aun puede sin él contemplar lo puro y divino, será inmortal y sempiterna.




¿Por qué es inmortal la parte operante o agente del intelecto?

Porque como debe haber alguna proporción entre lo que opera y lo que es objeto de la acción, y podemos entender las cosas inmortales que se ofrecen a nuestra mente, se infiere que debe ser también inmortal la facultad intelectiva del alma, y por ende el alma misma, substancia suya, será asimismo inmortal.




¿Por qué decimos que algunas veces opera el entendimiento paciente?

Porque cuando una imaginación llega al entendimiento, nada hace éste, sino que se mantiene pasivo; mas cuando ya se halla en él dicha intelección, suele acaecer que opere en cierto modo, y que junto con ella y ya percibido el objeto, aporte además al conocimiento algo diferente. La primera de estas intelecciones se llama transitiva, la segunda inmanente. Porque es transitivo lo que no permanece donde tiene su origen, e inmanente lo que retorna a aquello de donde nació.




¿En qué difieren los sentidos del entendimiento?

En que un sentido nunca se engaña acerca de su objeto propio, en tanto que el entendimiento yerra a menudo en lo inteligible particular. Los sensibles comunes, en cambio, engañan a veces al sentido particular, en tanto que los inteligibles universales no pueden engañar al entendimiento. Además, los sentidos están sujetos al ambiente, y no así el entendimiento.




¿Por qué hay en cada uno de nosotros un alma propia?

Porque como toda definición consta de las cosas intrínsecas y que hacen posible la existencia de lo definido, y la definición del hombre se toma del alma racional, es menester que el alma esté en nosotros y no, como enseñan algunos intérpretes malignos y sediciosos, fuera de nosotros, en el cielo.




¿Por qué es preciso decir que el mundo no es eterno?

Porque las almas son inmortales, pero si el mundo fuese eterno, habría algo infinito en acto, lo que en manera alguna es posible.




¿Por qué si postulamos el entendimiento agente no postulamos ningún sentido agente?

Porque es objeto del sentido lo que ya en acto es sensible, por lo cual no es necesaria esa facultad que lo reduzca de la potencia al acto. En cambio las imaginaciones que impresionan al entendimiento son inteligibles en potencia, no en acto, pues están sujetas a las condiciones de la materia, que el entendimiento no capta. Pues aunque primero se entiendan los particulares, y del conocimiento de muchos de ellos se llegue al de una razón universal, con todo, siendo por naturaleza primero los comunes o universales, se dicen ser objetos propios y peculiares del entendimiento. Y no es difícil entender de qué manera las especies singulares representen algo universal, pues vemos que ocurre lo propio en un espejo, donde la imagen se representa a sí misma al par que representa aquello de lo cual es semejanza.




¿Por qué el alma humana, al contemplar debidamente las demás cosas, por el conocimiento de éstas se conoce reflejamente a sí misma?

Porque se tornan una misma cosa lo que entiende y lo entendido. Y así, conoce el alma su acción y su intelección, y también entiende al entendimiento agente, pues todas estas cosas se ofrecen como objetos a la inteligencia.




¿Por qué se dice que el entendimiento humano difiere del demoniaco y del divino?

Porque el divino por su propia esencia se conoce a sí mismo y conoce todas las cosas; el demoniaco se conoce a sí mismo per se, y las demás cosas por imágenes innatas de las mismas, de que está pletórico, y el humano sólo se conoce a sí mismo por reflexión, y las demás cosas por especies particularísimas. El demoniaco entiende por especies generales, que son más pocas, y así como los hombres de agudo ingenio encierran en una breve frase lo que otros no podrían decir ni en una oración larga, los demonios, más sapientes que los hombres, captan los particulares por los universales, más pocos y más conocidos ya que son partes de los particulares mismos. Mas como los entendimientos de los demonios son unos superiores y otros inferiores, los inferiores conocen a los superiores por su esencia mediante iluminación que de ellos reciben, y los superiores a los inferiores por ideas innatas de sus formas y especies.




¿Por qué se dice que la voluntad difiere del apetito?

Porque la voluntad es un apetito que tiene por origen un propósito de bien o de mal. De ella nace la razón practica, mas apta que la contemplativa para evitar o procurar las cosas, pues considera lo particular, en tanto que esta última se ejercita en lo universal, que sólo nos mueve indirectamente, mientras lo particular sugiere al punto si debe seguirse o esquivarse. Por tanto, como en la voluntad hay razón, serán sus actos de dos categorías: o bien obedece a la razón y su apetito es entonces de derecho natural, puesto que es menester que lo inferior obedezca a lo superior, o bien va contra ella y trastorna el orden natural.




¿Por qué no siempre estamos igualmente dispuestos para entender las cosas?

Porque cuando una vez hemos entendido algo, más fácilmente lo reconocemos después.




¿Por qué es preciso conceder que permanecen en el entendimiento las especies de las cosas inteligibles, y sobre todo las imágenes de lo sensible en la memoria?

Porque vuelto el pensamiento a lo que sabemos, recordamos sin esfuerzo lo que antes aprendimos.

TOMO VI.

ESCRITOS VARIOS