CAPÍTULO XI


Del olfacto


Es el olor objecto del olfacto, y éste caliente y seco, de do viene que los hombres huelen más, por tener este sentido cercano al cerebro. El cual es en el hombre muy mayor y más frío y húmido que en el resto de los animales; indicio es desto dormir más que ninguno de los que conocemos, porque los perros conocen al ladrón y al señor por el olor, siendo necesario que los vapores que de diversos hombres exhalan sean de diversos olores. Es pues conocido de nosotros el odorato por el gusto, y de las diferencias de los sabores tomamos las de los olores, porque nombramos olores cálidos y húmidos, dulces y amargos por nombrar los sabores con estos mismos nombres. Y el medio por do va el olor es el agua y el aire, porque en las aguas sienten los pescados, por el odorato, sus mantenimientos. Y de la manera que el medio por donde se ve es el aire, no como aire, mas como trasparente, ansí el medio del olor es el aire y agua, no como aire y agua pero según conviene en una naturaleza recebidora del olor, común a ambos, y el olor que está en el medio no sólo ha de ser en cuanto representa, pero de hecho. Porque las manzanas olorosas se secan evaporándose su propria substancia, pero el olor que se siente es solamente representativo y imaginario. La respiración es atribuida a algunos animales para que huelan, y a otros para que huelan bien, y ansí los peces, por carecer de pulmón, y todos los que no tienen sangre, tampoco tienen necesidad de aliento, pero pueden oler y, aunque respiran, no parece oler nada en el agua. Consta el instrumento deste sentido de dos carnezillas que tienen encerrado el espíritu que desciende del cerebro, el cual contiene el sentimiento de los olores.

TOMO VI.

ESCRITOS VARIOS