CAPÍTULO V


Del mantenimiento


Y porque las potencias se conocen por sus objectos, tractaremos agora del alimento, que está subjecto a estas tres virtudes. Éste, según que mantiene y nutre, es objecto de la nutrición y es cuando se atrahe desemejante a aquello que dél se mantiene, pero cuando es convertido en su naturaleza y substancia házese semejante. Y tiene el mantenimiento sus primeras cualidades más remisas y floxas, por lo cual se temía por monstrosidad que alguno se mantuviese de elementos, aunque he oído haver en nuestros tiempos acontecido a una muger, pero débese acomodar a cada naturaleza su manjar, para que más fácilmente se cueza y transmute y baste a las necesidades de la vida. Porque hay en el cuerpo cuatro virtudes que sirven a la nutrición: una con que atrahemos el manjar, otra con que le retenemos, la tercera con que le digerimos, y la postrera con que expellemos lo superfluo. Es ansimismo el manjar objecto de la augmentación, no según que mantiene, sino según que augmenta a quien le come y puesto caso que todo lo que se mantiene puede también augmentarse, pero son diversas entre sí y acciones realmente distinctas, porque la nutrición siempre dura y la augmentación no. La generación también es distincta de ambas, lo cual se debe entender en las demás potencias del alma, porque de la diversidad de las obras se distinguen las potencias, de fuera y de dentro de sí mismas, y de la substancia de cada una. El mantenimiento introduzido se haze lugar en el estómago expelidos los cuerpos más subtiles, para que cómodamente se hagan los oficios necesarios a la vida. Difiere el manjar de lo mantenido en que lo mantenido corrompe al mantenimiento y el mantenimiento mantiene a lo mantenido. Una cosa muy semejante a ésta vemos en el fuego, porque el agua es alimento del fuego y, por el contrario, no lo es el fuego del agua.

TOMO VI.

ESCRITOS VARIOS