CAPÍTULO XXII


De los sabores


De los sabores es la manera ésta: que si la sequedad fuere cozida por el calor templado, con la humidad sucede dulzura y grasura, y si el cozimiento huviere pasado poco adelante nasce el sabor stíptico, y si pasare más adelante, pero no del todo, házese ázedo, y si fuere vehemente, pero no llegare a adustión, lo siente el gusto agudo, como el gengibre y pimienta. Pero si estuviere aquella mezcla quemada, se engendra aquella amargura que tiene el mar, y aun con el descendir de las lluvias, que llevan muchas vezes el suero de la tierra, y con el calor del sol que abrasa se hazen las aguas más saladas. Acontece también engendrarse en el mar piedras de la materia terrestre y crasa que caen y se asientan en el hondo, pero las fuentes y los ríos pocas vezes son salados, así porque el sol quema menos como porque por ventura puede exercitar menos fuerza, y ésa oculta. Declaradas pues las cosas que se engendran o por vapor o por exhalación, digamos agora de otras necesarias a esta doctrina, cuales la iris, corona y otras emejantes.

TOMO VI.

ESCRITOS VARIOS