CAPÍTULO XVIII


De las fuentes


No se engendran las fuentes de lluvias o de ríos, por ser perpetuas, continuas y no temporales, cuales son las que se hazen de lluvias o de nieve. Pero hase de tener por cierto ser las fuentes y ríos perpetuos porque el aire es pesado y el vapor que está en las cuevas cóncavas de la tierra se convierte fácilmente en agua, y cuando aquellas cavernas no caben ya más della, es necesario reviente fuera. Y así vemos mayor cantidad y raízes de fuentes, de aguas y de ríos en los montes, donde hay mayores y más hondas concavidades, y suben las aguas determinando naturaleza que siempre procure el agua de estar sobre la tierra y acontece también subir las aguas para henchir lo vazío, lo cual naturaleza en ninguna manera sufre ni permite. Pero las aguas de las fuentes y de los ríos pueden ser amargas, dulces y de otros sabores y olores, según la diversidad de los lugares por donde vienen. Tienen las fuentes y los ríos algunas propiedades particulares, de las cuales no se puede señalar razón ni causa, sacando la fuerza oculta de las estrellas. Disminúyense por la mayor parte cuando son más ordinarios los vientos, porque éstos constan de exhalación, la cual suele consumir con su calor al agua. Suélese preguntar por qué en el estío, haviendo más frío debaxo de la tierra con que puede fácilmente convertirse el aire en agua, hay menos aguas y fuentes que en el invierno, pero respóndese que es más lo que gasta en aquel tiempo el sol que lo que engendra el frío.

TOMO VI.

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