CAPÍTULO XII


De los relámpagos y rayos


Mas los relámpagos y rayos, aunque no son exhalaciones como los vientos, a lo menos házense de exhalación y caen principalmente por el estío, corroborado por el frío que está a la redonda la materia; porque así éstos como los truenos y relámpagos y otras cosas semejantes se engendran por la mayor parte en la materia región del aire, y es condición del rayo destruir antes las cosas duras que las blandas, como se detenga más en quebrantar lo que es duro y resiste, y traen consigo muchas vezes ponzoña. Son también los rayos de tal fuerza que causan veneno a las cosas que no son ponzoñosas, y le quitan a las que le tienen, por la misma razón que el sol endurece el lodo y ablanda la cera, y el aire y viento apagan el fuego encendido, y encienden el que se va apagando. Cuando algún rayo {cae} parece naturalmente llevar los cuervos lumbre, y las anguillas y animales que rastrean se van de aquel lugar donde cayó el rayo como pestilente, aunque habitasen antes en él. Si alguno es herido de rayo teniendo abiertos los ojos, muere cerrándolos repentinamente y, por el contrario, si cerrados, muere abriéndolos, y ansí buelven todas las cosas al rayo la cara advertiendo naturaleza a que quiere caer. Es cosa probada que el pellejo del bezerro marino ahuyenta los rayos, cura la hydropesía y como, rompida la nube, se hazen los truenos más vehementes, ansí muchas vezes los rayos se refrenan. Ya havemos declarado la razón y causas de las cosas que se engendran de exhalación. Agora hablaremos brevemente de las que se produzen de vapores acuosos en el aire. Este vapor, como sea húmido, y sea prompto a recebir varias y diversas cualidades, o engendrará rocío o helada o nieve o lluvia o granizo.

TOMO VI.

ESCRITOS VARIOS