CAPÍTULO V


De las cosas que se engendran de la exhalación


Ansí que si la exhalación se quedare en la región del aire más baxa y fuere mucha, parecerá como una casa que se arde, y si poca, haze una manera de candela. Y así aconteció una vez, como por milagro, que haziendo en España Marcio una plática apareció sobre sus hombros una llama resplandeciente, y si llegare a la región de enmedio y se mezclare con el vapor restriñido con frialdad, y se juntare lumbre de alguna estrella que alumbre los extremos, parecerá una boca o abertura; porque las partes de enmedio, a causa de espesarse, admiten menos la lumbre, y parecen no solamente de día, pero también de noche, estando el aire sosegado y sereno. Y entonces acontece que, mientras la exhalación busca salida al vapor que se mete dentro, de la colisión se oían muchas vezes voces semejantes a las humanas. Por la misma razón se hazen rayos y relámpagos, y truenos, y si alguna exhalación no se encerrare en vapor, huyendo de la frialdad se enovilla, y encendida se desvanece a manera de estrella que cae. Y si alguna exhalación se subiere a lo alto, parte se hazen lanzas que caen, si fuere la materia más rala y menos encendida, y parte ardientes y vermejas si se espesare y encendiere más la exhalación. También dragones y columnas, y otros nombres desta manera que usurpa Aristóteles, según las diversas formas que se señalan en la materia; ya se han visto cabras que saltan, y animales de diversos linages, iten algunas llamezillas que han guiado hombres a lugares sin camino y los han muerto como tocados con ponzoña. Suelen estas cosas verse más ordinarias por el otoño, porque la frialdad del invierno y humedad del verano y calor del estío impiden los efectos de la exhalación, y cuales quiera cosas destas que se ven en la región superior duran más que no las que en la más baxa o en la de enmedio. Porque es de creer que tienen mayor fuerza las que la tuvieron de subir tan altas, y son todas de una misma naturaleza y especie, como aquellas que participan de la substancia del fuego, por lo cual es necesario que ni acontezca por fuerza ni acaso, porque los géneros que acontecen en todo el mundo, ni se pueden producir acaso ni por fuerza pues son sempiternos.

TOMO VI.

ESCRITOS VARIOS