CAPÍTULO VIGÉSIMO


De la escritura mexicana, de la numeración y de los meses


Usan en lugar de letras, según la costumbre de los egipcios, imágenes semejantes277 a las cosas que quieren indicar y las pintan en papel preparado de la corteza de algunos árboles, como278 lo hemos mostrado en otra parte. Las esculpen también en piedra, bronce, cuero, y en las paredes y las entretejen en los ropajes. Las caras de los libros y de los volúmenes se plegaban una sobre otra y se doblaban como ropa, de los que hoy en día quedan no pocos. Carecen de la pronunciación de algunas de nuestras letras, las cuales hoy tampoco usamos al hablar, o al escribir con nuestros caracteres. Estas son B, D, F, G, H, R, S, y también L, pero ésta sólo al principio de dicción.

Hablo únicamente de la lengua mexicana, porque hay otras en Nueva España sujetas a diferentes reglas, de las cuales quizás trataremos alguna vez si disponemos de más ratos de ocio. Apenas en verdad hay provincia a quien no haya tocado su lengua propia y peculiar, aun cuando a poca distancia de las otras. De todas, sin embargo, la mejor y la más común y de la que se sirve en su mayor parte el comercio de la gente de la Nueva España, es la mexicana, en la cual (y dejo a los gramáticos de esa lengua el enseñarlo) {encontramos} varios modos de numerar los meses, los años y otras cosas; composición feliz y fecunda de las dicciones y en esto no cede a la lengua griega; inflexiones verbales usadas no de un solo modo para los varones y para las mujeres, como acostumbran los hebreos y nombres de las fiestas de los años y de los meses.279 Parece admirable que entre gentes tan incultas y bárbaras, apenas se encuentre una palabra impuesta inconsideradamente al significado y sin éthimo {etimología}, sino que casi todas fueron adaptadas a las cosas con tanto tino y prudencia, que oído sólo el nombre, suelen llegar a las naturalezas que eran de saberse o investigarse de las cosas significadas.










277 En el original al fin de la línea la grafía silium, que Jesús Gómez traduce por sitium que aquí no puede caber. Yo la interpreto por similium y aunque creo encontrar apoyo en Millares Cario y en alguna otra grafía del doctor Hernández, no lo doy por absolutamente seguro, pero en el sentido encaja muy bien.

278 En el original, las siguientes palabras tachadas: in capite de amaquahuitl in nostra naturali indiarum occiduarum Historia: “en el capítulo sobre el amaquahuitl en nuestra Historia natural de las Indias occidentales”.

¿Por qué tacharía el doctor Hernández ese dato y se limitaría a decir vagamente “en otra parte”? Véase el Libro de las plantas.

Del amaquahuitl dice Sahagún, lib. XI, cap. VI, § 3: “Tiene lisa la corteza y las hojas muy verdes, son del tamaño de duraznos. De la corteza de él hacen papel...” (SPR, III, 222).

279 Entre líneas ut continget hebreis. No sé si esta frase pertenece a lo de que las flexiones verbales mexicanas variaban según el sexo o a lo que sigue de los nombres de las fiestas de los años y de los meses, lo que es lo más probable.

TOMO VI.

ESCRITOS VARIOS