CAPÍTULO DECIMOQUINTO245


Del principio de los mexicanos


Los mexicanos salieron, según nos enteramos por sus jeroglíficos, de la ciudad de Chicomuztotl,246 y tuvieron por padre a Ystac Mixcoatl, quien según se dice tuvo dos mujeres, de una de las cuales, llamada Tlancueitl, tuvo seis hijos, a saber: Xelqua, Tenuch, Ulmecatl, Xicalancatl, Mixtecatl y Otomitl. De la otra tuvo a Quetzalcoatl, a quien después se hicieron honores divinos. Es fama que Xelqua, el mayor de todos, fundó Quauhquechullan, Ytzocan, Epatlan, Teuhpantlan, Teouacan, Cuzcatlan, Teutitlan y muchas otras ciudades, pero Tenuch fundó a Tenuchtitlan, por quien la primera gente, dicen, fue llamada tenuchca y después mexicana. De este varón, otros muchos muy eximios derivaron su origen y su prole dominó casi toda la Nueva España, porque sometió a su imperio toda su raza y puso bajo su yugo otras innumerables naciones. Umecatl {.sic} construyó muchas ciudades hacia aquella parte donde está edificada la ciudad de los Ángeles; éstos son los nombres de algunas: Totomisacán, Ucilapan, Cuetlaxcoapan, y de la misma manera casi infinitas otras. Xicalancatl llegó más lejos, hasta el mar septentrional y cerca del litoral edificó nobles ciudades de las cuales a dos puso por nombre Xicalanco, una en la provincia de los maxcalçinça, no lejos del lugar donde está la que ahora llamamos Veracruz, y Xicalanco cerca de Tauasco, ciudad amplia y opulenta, noble y frecuentada por el comercio. Mixtecatl siguió su camino hacia el Océano Austral, donde construyó Tututepec y Acatlan. Otomitl a su vez se dirigió a los montes circunvecinos de la ciudad mexicana y fundó muchas [SPR, V, 85] colonias, pero principalmente, Xilotepec, Tulla247 y Otumpa. Ésta es la gente más numerosa en Anáhuac, la que además de diferir en el idioma, también usa los cabellos cortados. Quetzalcoatl edificó o instauró Tlaxcalla, Huexocinco, Chulullan y otras muchas ciudades. Fue (según dicen) varón honesto, temperante y sumamente religioso. Vivió casto y continente, domada la carne por ayunos y azotes, y, para decirlo en suma, llevó una vida acerba e inocente. Promulgó leyes consentáneas a la naturaleza misma y recomendó a todos el estudio de la virtud, llevando él mismo una vida honestísima y ejerciendo las buenas costumbres. Instituyó el ayuno, que no se acostumbraba para nada en aquel tiempo y ni siquiera era conocido de nombre; primero que todos, para aplacar a los dioses y para reprimir los propios afectos, derramó sangre, pero no de hombres matados, sino punzando algunas partes de su cuerpo, principalmente las orejas y la lengua, como castigos contra el vicio de la mentira y de oír cosas poco decentes, a lo cual son estas gentes propensísimas por naturaleza. Los indios creen que no murió, sino que desapareció en la provincia de Coatzacoalco junto al mar, y esto lo dicen tanto los que creen que es verdad, como los que ocultan que haya muerto el dios del aire.

Lo adoran y lo veneran como numen los tlaxcalteca, cholullenses y las otras gentes cuyas ciudades edificó, y hacen todos los años en su honor innumerables sacrificios. Ahora parece conveniente hablar de los reyes mexicanos.248









245 Empiezan unas anomalías en el manuscrito original que no entiendo: el doctor Hernández continuó su división en capítulos hasta el fin del libro II, pero la palabra y cifras que expresan los números de los capítulos 15, 16, 17 y 18 en los lugares arriba indicados están tachadas, por ejemplo: y se han agregado unas palabras al fin de cada capítulo para ligar la narración con la del capítulo que sigue, como si no hubiera división; pero las palabras y cifras de los capítulos 19 y 20 han permanecido incólumes, de modo que tal como está el manuscrito salta del cap. 14 al 19 Jesús Gómez ha adoptado el sistema de escribir lo testado con lápiz. Yo haré la observación pertinente a cada lugar.

246 Acerca de la leyenda de las Siete Cuevas, de Ystac Mixcoatl, dios de los chichimeca y de la caza, y de sus hijos, véase como resumen de lo que dice Sahagún y otros la nota de Seler al cantar VII, 1 (SPR, V, pp. 84-86), donde cita a Motolinía, a Mendieta y la Historia de los mexicanos por sus pinturas (ap. Pomar y Zurita). Se advertirán algunas variantes en los nombres que trae el doctor Hernández, pero la narración de éste es consistente y completa. (Véase también SPR, III, p. 136, párrafo 12: “De los mexicanos”).

247 Respecto a Tula, fundada por Otomitl, cf. Seler ubi supra (SPR, V, 85). Supongo que ésta es otra Tula, diferente de Tollan de los tolteca.

248 Véase nota 245. El cap. 15 terminaba en la línea 18 con la palabra sacra. El doctor Hernández agregó nunc vero dicendum videtur para ligar con el título del cap. 16: “De regibus Mexicanis” y testó Caput 16, aunque más bien parece que lo subrayó.

TOMO VI.

ESCRITOS VARIOS