CAPÍTULO SEGUNDO


De los médicos que llaman titici


[SPR, I, 118.] Entre los indios practican la medicina promiscuamente [SPR, II, 156.] hombres y mujeres, los que llaman titici.145 Éstos ni estudian la naturaleza de las enfermedades y sus diferencias, ni conocida la razón de la enfermedad, de la causa o del accidente, acostumbran recetar medicamentos, ni siguen ningún método en las enfermedades que han de curar. Son meros empíricos y sólo usan para cualquiera enfermedad aquellas yerbas, minerales o partes de animales que, como pasados de mano en mano, han recibido por algún derecho hereditario de sus mayores, y eso enseñan a los que les siguen.

Apenas recetan dieta a alguno. No cortan una vena a nadie aun cuando por una incisión en el cutis alguna vez saquen sangre y quemen los cuerpos. Las heridas se curan con medicamentos simples o cubriéndolas con sus harinas; con éstos se ayudan en su mayor parte y usan rara vez medicamentos compuestos o mezclados. No se encuentran entre ellos cirujanos ni boticarios, sino sólo médicos que desempeñan por completo toda la medicina. Y es de admirarse de qué manera tan inepta y carente de arte y con gran peligro de toda la gente, puesto que obligan a las paridas en seguida después del parto a darse baños de vapor y a lavarse ellas mismas y a sus niños recién nacidos en agua helada después [CM, II] del mismo baño, llamado temaxcálli.146 [Nota 66, 308.]¡Qué digo! si hasta a los febricitantes con erupciones u otra clase de exantema rocían [Nota 118] con agua helada. Esto no es menos temerario [Nota 66] que frotarles los cuerpos con cosas muy calientes, y responden con audacia, a quien les redarguye, que el calor se vence con el calor.

Usan remedios farmacéuticos vehementísimos y sumamente venenosos, sin que el veneno esté cohibido o refrenado por ningún género de preparación. No examinan inmediatamente a los que padecen enfermedad, ni principalmente antes de hacerles tomar medicinas que digieran el humor o lo hagan idóneo para la evacuación. Ni entienden el adaptar los varios géneros de remedios a los varios humores que haya que evacuar. Ni hacen mención alguna de la crisis ni de los días judicatorios.147 Permiten desde luego a las recién paridas usar medicamentos frígidos y astringentes para fortalecer los riñones según dicen, cuando más bien debieran abrir las vías del útero y provocar la menstruación. Con las mismas cosas curan las excrecencias carnosas de los ojos, el gálico, y a los privados de movimiento por la falta de humor en las articulaciones; a estos últimos no enteramente sin buen resultado, tal vez como efecto de la resequedad. Y aun ocurre que apliquen medicamentos sumamente calientes a los ojos inflamados y también en gran parte, en contra de la naturaleza,148 a los tumores y sin ninguna distinción usan medicamentos frígidos, glutinosos o astringentes sin tomar en cuenta los períodos de la enfermedad o el lugar afectado. Y así, aun cuando abundan en maravillosas diferencias de yerbas salubérrimas, no saben usarlas propiamente, ni aprovecharse de su verdadera utilidad.149









145 Se encuentra la palabra en Sahagún dos veces (SPR, I, 118 y II, 156), pero en ambos casos son mujeres: “unas viejas” (que intervienen en el matrimonio), y en el segundo “viejas casamenteras que se llaman titici, que eran como ministras del matrimonio...” Nada de medicina. Véase libro I, cap. vij, pp. 62-63 de esta traducción.

146 temaxcálli (acentuado por el doctor Hernández). Sahagún: Temazcalli, temazcale, temazcal (SPR, tomo I, 20, 70; II, 173, 175; III, 269, 376).

En los cuatro primeros lugares se declara tan solo que Toci, madre de los dioses y nuestra abuela, es la diosa de los temazcales. En el último se encuentra la descripción del baño, o más bien para qué enfermedades sirve. Cuando yo era niño se veían por las calles unos completamente arropados con sábanas, cabeza y todo, sentados en una silla a cuestas de un cargador que los llevaba al temazcal o los traía de él.

147 Chrisis {por crisis) dierumve judicatoriorum mentio nulla... Son términos técnicos de medicina y he traducido como he podido sin estar seguro. Véase Du Cange. Los “días judicatorios” supongo que son aquellos en que puede diagnosticarse la enfermedad, o juzgar de su marcha.

148 En el original: praeter nám. El signo abreviativo equivale a tur según el prof. Millares Cario, op. cit., p. 123 y lám. VIII, núm. 19, y praeter naturam encaja muy bien en la frase, tomando a praeter en su significado de contra, contrario a: praeter naturam, praeterque fatum. Cic., Phil. 1, 4, 10 (q.v.).

149 Acerca de la medicina entre los mexicanos coincide en parte la opinión del doctor don Ignacio Alcocer {apud Sahagún, ed. cit., tomo III, p. 376, y el “Resumen”, p. 381} con la del doctor Hernández, acerca de que no todo era sabiduría en los indios en el arte de curar.

TOMO VI.

ESCRITOS VARIOS