CAPÍTULO VIGESIMOCUARTO


De las cosas admirables de la Nueva España


Es admirable que en la provincia yucateca un demonio acostumbrara conversar familiarmente con quienquiera de los españoles, estar presente en sus reuniones y que fuera oída realmente su voz.122 Y en la misma se ven ruinas de edificios fabricados con arte admirable; otras semejantes se encuentran cerca de Mitla, no lejos de la ciudad de Oaxaca123 y otras no muy lejos de Cuernavaca, de las cuales es fama que nunca se encuentran de la misma medida y que al contacto de la cosa más insignificante solían moverse y estremecerse, pero ahora (según dicen) están inmóviles, porque debido a la injuria del tiempo y a la incuria de los indios se ha perdido la piedra donde se encerraba oculta casi toda la fuerza de ese arte y estructura maravillosa. También se han encontrado huesos humanos innumerables, no en un solo lugar, pero principalmente junto a Texcoco, de increíble magnitud, y dientes maxilares que tienen de ancho por todas partes casi cinco pulgadas {uncías}. Hay un lago junto a Ocuila, no lejos de la campiña de Cuernavaca, habitado tan sólo por los peces que llaman axolotl, el cual lago se ve siempre limpísimo por el cuidado de muchas avecillas [SPR, III, 195] que están a la orilla y que cualquier cosa ajena que cae en él, a toda prisa la sacan y expurgan. Hay un riachuelo cerca de Cuernavaca que desde un valle, a ninguno, por perspicaz que sea, no le parezca que suba y se eleve a gran altura a lugares superiores. Hay también unos campos abiertos cerca de Tuxtla que unos cercopitecos, chicos y grandes, han dividido de tal manera entre ellos, que no cruzan los límites que han constituido, ni penetran a los campos ajenos. También algunos lugares son frecuentemente heridos del rayo y otros próximos a ellos nunca jamás lo han sido. En Teccispan, no lejos del campo de Yautepec, brota con tanto ímpetu un manantial que pasa de la altura de cuatro hombres y de tal manera repele todo, que moles pesadísimas echadas en él las escupe y en manera alguna las traga o las devora.124 ¿Y qué diré también de los muchos volcanes que se encuentran principalmente en Nicaragua, Jalapa y en la ciudad de los Ángeles, encendidos con fuegos perpetuos y que vomitan humaredas terribles, mezcladas de hollín y pavesa? Y lo que es más admirable es que están cubiertos de nieve todo el año y que un frío intenso tiene allí guerra incesante con un calor ardiente, y que reventando alguna vez han vomitado maravillosa cantidad de piedra pómez negra y líquida y de cenizas y han destruido e inundado las ciudades circunvecinas. La tierra tiembla por todos lados y absorbe por sus grietas hombres y anchísimos ríos, los cuales ha tenido por tres y cuatro días y después los ha arrojado confundidos, pero las cuidades y a sus habitantes los ha destruido por completo. Hay una montaña no lejos de Tlapa, que al contacto de los pies de un solo hombre tiembla todo con su falda que se extiende a lo lejos. También cuando caen hojas de árbol y algunas otras cosas en ciertos ríos inmediatamente se petrifican. Hay fuentes que dan agua en el verano y en el invierno [SPR, III, 293] se secan. La fuente de Huastepec, de agua dulcísima y salubérrima y que inmediatamente después de su nacimiento se esparce en un río no mediocre, después de un pequeño intervalo se contamina de tal manera y ensucia con aguas sulfúreas que ya ni para beber es idónea.125 Nacen también fuentes dulces y amargas, cálidas y frías en módicos intervalos. ¿Qué diré de las muchas diferencias de sal que se encuentran condensadas entre esa gente y de aguas que se ven hervir en su mismo nacimiento, de fuentes que se secan durante las lluvias y durante la sequía afluyen con abundancia de agua, de otras que brotan dentro del mismo mar y cuyas linfas por más tiempo que duren mezcladas con las aguas {saladas} saben dulcísimas? Otras que brotan por aquí y por allá pueden cocer carne y fundir hierro; piedras enormes se mueven a un levísimo impulso; una clase de hombres en su mayor parte jorobados se ven del otro lado del río de las Conchas; y otras muchas cosas semejantes a éstas, que si tuviera más tiempo ocioso (porque ahora en verdad escribimos muy de prisa) serían tal vez referidas más ampliamente: en cuanto a las muchas maravillas que pertenecen a las plantas, a los animales, y a los metales126 con la mayor diligencia y exactitud que pudimos quedan referidos en {nuestros libros} de Historia natural {q. v.}.








122 En latín: et veras eius voces auditas. Reminiscencia clásica del doctor Hernández: Non datur ac veras audite et reddere voces (Æneida, I, 409).

123 En el texto: Huaxacensi oppido. Es de notarse Oaxaca escrito con h.

124 Se describe aquí probablemente el lugar llamado “Las Estacas” cerca de Yautepec. El manantial es el origen del río Verde o del río de Yautepec. Está cerca de la hacienda de Temilpa que fue del coronel don Manuel Alarcón, gobernador de Morelos, y cuyo nombre se parece a Teccispan citado por el doctor Hernández.

125 Esta fuente de Huastepec es probablemente la que está cerca de Cuautla, Morelos, donde hay un convento que ahora es escuela.

126 En latín: metallicorum. ¿Por qué el genitivo?

TOMO VI.

ESCRITOS VARIOS