CAPÍTULO VIGESIMOSEGUNDO


Cómo era la ciudad de México en el año quincuagésimo más o menos de que fue ganada114


La misma ciudad, reconstruida en el lago que dijimos que fue fundada en su principio, distante del meridiano de Toledo en longitud noventa y siete grados y cuarenta y cinco minutos, tiene una elevación boreal de cielo de diez y nueve grados y treinta minutos y cuatro millas que nos muestran esto;115 en gran parte se ennoblece con las moradas fuertes, amplias y dignas de ser vistas de los españoles, además de otras mediocres habitadas por los indios, que se considera que llegan al número de veinte mil. Las vías públicas tienen mil quinientos pasos de largo y cincuenta de ancho. Mercados anchísimos, amplios palacios reales, numerosos templos y monasterios famosos por su santidad, doctrina y por la gran cantidad de varones y de mujeres. Abunda en hospitales, escuelas y colegios. La engrandecen también el virrey, la Real Audiencia, los magistrados,116 el arzobispo, artífices habilísimos para hacer cualquier cosa y cultivadores de las bellas artes y de las ciencias. Y, para abarcar mucho en pocas palabras, todo lo egregio que pueda ser encontrado en las ciudades más florecientes de España. ¿Qué diré de la jurisdicción latísima;117 de los amenísimos huertos; de los manantiales cristalinos y dulcísimos; de los fértiles campos de riego sembrados de trigo; de la abundancia de ganado lanar y caballar y de peces de muchos géneros; de metales, oro, plata, bronce y también de la increíble copia de sal gema y de todos los otros minerales; de la jocundidad del suave clima en perpetua primavera; de la cantidad de los varios frutos y legumbres en cualquiera época del año; de la pulcritud de las mujeres indígenas; de la prestancia, celeridad y fortaleza de los caballos y de otras muchísimas cosas que juzgué que debían ser pasadas en silencio, tanto porque callarlas es más seguro que decir poco de una ciudad famosísima, cuanto para que no se considere que hablo de ella como amigo, más que describirla como equitativo censor o juez con sus propios y merecidos colores?








114 Se trata del año de 1574, según puede verse en el capítulo XIX del libro II (p. 133, col. 2). Esta sucinta descripción de la ciudad se completa con la del capítulo XXIII. Sería conveniente compararla en lo que se pueda con Cervantes Salazar, que describe la ciudad en 1554.

115 En latín: quatur millibus nobis haec prodentibus (de prodo). Mi traducción es muy literal y no estoy completamente seguro de ella; tomo haec por esto, lo que sigue. Cf. prodere {mostrar} hydraulam et choraulam, Suet., Ner. 54. prodente, Cic., Tusc. 2, 13, 31.

116 En latín: praetores.

117 En el texto ditionem latissimam.

TOMO VI.

ESCRITOS VARIOS